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Italia en el paladar de Guatemala
Hoy celebremos que la gastronomía italiana es patrimonio de la humanidad, y que en Guatemala esta herencia encontró un segundo hogar.
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Hay noticias que trascienden las fronteras, y nos recuerdan que la cultura puede viajar más lejos que cualquier pasaporte. La reciente declaración de la cocina italiana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la Unesco, es una de ellas. Este reconocimiento celebra una tradición que combina historia, técnica, comunidad y un profundo respeto por los ingredientes, y confirma que la gastronomía puede ser un lenguaje universal.
Italia en la mesa del mundo, un patrimonio que Guatemala abraza.
El reconocimiento de la Unesco coloca a la cocina italiana en la élite cultural del mundo, junto a tesoros como la gastronomía francesa, la cocina mexicana y la dieta mediterránea. Significa que Italia no solo alimenta, sino que educa, preserva identidad y crea comunidad. Este nombramiento confirma que esa tradición culinaria es un legado universal que trasciende fronteras y épocas.
Desde Guatemala, este reconocimiento se siente aún más profundo. Aquí, donde la hospitalidad es tan cálida como el sol del mediodía, la cocina italiana ha echado raíces sólidas. La capital y Antigua reúnen más de veinte restaurantes italianos, espacios que no solo sirven platos, sino que recrean pequeñas embajadas de sabor. Trattorias íntimas, terrazas llenas de vida, cocinas abiertas donde la pasta fresca y la salsa burbujeante cuentan historias de generaciones. No puedo dejar de mencionar a restaurantes cinco estrellas de la gastronomía italiana en Guatemala, como Piú Trentanove, Monticelli y Carpaccio.
Entre estos nombres, uno merece un homenaje especial, La Pizzería Vesuvio, pionera absoluta en llevar la pizza tradicional napolitana al corazón de Guatemala. Décadas antes de que la palabra “artesanal” se volviera tendencia, Vesuvio ya cocinaba con horno de leña, masa madre y esa devoción exacta que aprendimos de Nápoles, la pizza como oficio, como identidad. Para muchos guatemaltecos —y también para italianos— Vesuvio es un pedazo de hogar servido en un plato caliente.
Pero la presencia italiana en Guatemala no solo se saborea en los restaurantes; también vive en los productos que llegan a las cocinas, hoteles y mesas familiares. En este puente cultural destaca Plus Marcas, distribuidora que por más de cuarenta años ha acercado a Guatemala lo mejor de Italia. Gracias a ellos, pastas, aceites, vinos, quesos, licores, conservas y marcas icónicas viajan desde nuestras regiones hasta las estanterías locales. Este negocio representa a infinidad de marcas italianas y ha sido fundamental para que la auténtica gastronomía italiana florezca aquí, manteniendo la calidad y el carácter que definen nuestra tradición.
Por eso este reconocimiento de la Unesco me enorgullece como ciudadana del mundo, que ve cómo la cultura puede unir geografías. La cocina italiana no es solo un conjunto de recetas, es un lenguaje común. Habla de familia, de memoria, de paciencia, de reunión. Y Guatemala —un país donde la mesa también es punto de encuentro— entendió ese lenguaje desde el primer bocado.
Hoy celebremos que la gastronomía italiana es patrimonio de la humanidad, pero también celebremos algo más íntimo, que en Guatemala esta herencia encontró un segundo hogar. Que cada plato servido aquí, desde un risotto perfecto hasta una margherita recién salida del horno, es un puente entre dos tierras que comparten la misma pasión por la buena mesa y el abrazo sincero.
El reconocimiento de la cocina italiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, también debe resonar en Guatemala, hogar de más de 15 mil ciudadanos italianos y descendientes que han enriquecido la vida cultural del país. Este título honra una tradición que une continentes y reafirma su impacto universal como símbolo de identidad y pertenencia.