El amor al trabajo se inculca desde la niñez

El amor al trabajo se inculca desde la niñez

Aprender a trabajar en la niñez es una inversión que beneficia toda la vida.

Enlace generado

Resumen Automático

13/12/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

“El trabajo nos libra del aburrimiento, el vicio y la necesidad”. Voltaire

Debemos tener cuidado de los comentarios que hacemos de nuestro trabajo delante de los niños. Si son positivos y proactivos, seguramente les crearán una mentalidad favorable para cuando ellos tengan que iniciar a trabajar, pero en los casos en los cuales los comentarios son negativos, sin lugar a dudas, serán un impedimento para cuando llegue el momento en el que ellos deban trabajar.

Si aprendimos a trabajar por la bondad de nuestros mayores, debemos recordarlos con admiración.

Por esta razón, cuando hablemos de nuestro trabajo y los niños nos escuchen, nuestros comentarios deben motivarlos a llegar al tiempo en el cual ellos estarán iniciando un trabajo.

No hay mayor gratificación para los padres que cuando los hijos expresan el deseo de trabajar.

Lo más sabio es que asignemos algunas tareas que podrán ser sencillas y apropiadas para los niños, para que ellos de ese modo puedan ir de una forma progresiva a entender el valor del trabajo y el saber hacer las cosas conforme a las indicaciones que se les dio, para que, cuando llegue el momento en que tengan que salir de la casa a trabajar, sepan recibir instrucciones en el trabajo y estén capacitados para hacer lo que les están indicando.

Todos nosotros, con el transcurso del tiempo, aprendimos de una manera progresiva y por etapas todos los trabajos que desempeñamos con una naturalidad única, como que si toda la vida lo hubiéramos hecho, lo cual no es cierto, sino que fuimos enseñados y fuimos mejorando con la ayuda de nuestros mayores, para que en el presente podamos desempeñarnos con toda la eficiencia del caso cuando se nos asigna alguna tarea.

No hay duda de que, cuando hemos tenido que repetir algún trabajo con la correcta orientación y con la disposición de seguir las instrucciones, se desarrolla en nosotros un perfil formativo, el cual nos favorece cada vez que hay que hacer algún cambio en el trabajo.

A esta modalidad, cuando se inicia en los años de la niñez, como cuando se nos pide hacer algo en la casa y se nos corrige para hacerlo de la mejor forma, habrá de darle un dividendo manifiesto en cualquier trabajo que hagamos siendo mayores.

Seguramente conocemos personas que nunca tuvieron que hacer algún trabajo en la niñez y se les ha hecho cuesta arriba cuando inician un trabajo.

¿Cuántas veces en la niñez nos ha tocado hacer algo y, al concluir, hemos recibido esa frase tan gratificante cuando han calificado nuestro trabajo: “Bien hecho, lo felicito”?

La autoestima en el trabajo se debe cultivar desde temprano en los niños, orientándolos paso a paso en lo que se les pide hacer y también felicitarlos por lo que hacen bien.

Seguramente, cuando no hay una palabra de felicitación, sino que al final de un trabajo simplemente está la instrucción y la orden de lo que sigue, nunca se formará un trabajador creativo y motivado.

Es admirable cómo los niños pueden hacer muchos trabajos, como si estuvieran jugando, y posiblemente ellos no consideran que los mandaron a trabajar, pero se puede ver claramente que el trabajo está hecho.

Los mayores deben de tener mucha creatividad y apertura para que los niños a su cargo se involucren en el trabajo que sea posible y, de esa manera, no solo disfruten la compañía de sus mayores, sino que participen en lo que ellos están involucrados.