TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

¿Por qué existen los años bisiestos?
A continuación brindaremos más información respecto a los años bisiestos, un fenómeno que ocurre cada 4 años y que se vivirá en este 2024.
Enlace generado
Resumen Automático
Cada 4 años el mes de febrero pasa de tener 28 días a 29 días. A estos fenómenos en el tiempo se le conocen como años bisiestos y existen debido a que necesitamos ponernos al día con la astronomía.
La razón por la que los años bisiestos existen es debido a que el tiempo en que nuestro planeta se tarda en orbitar alrededor del Sol, no es una cifra redonda en días. De acuerdo con cálculos de la NASA, un año solar o tropical se compone de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Por lo que, cada año el calendario regular de 365 días tiene un retraso respecto al año solar en aproximadamente un cuarto de día. Si bien es cierto que este fenómeno parece una pequeña diferencia, en 4 años equivale a un día completo. Es aquí donde se consolidan los años bisiestos. Sin ellos, la época del verano que generalmente se da a nivel mundial durante el mes de junio, sucedería en diciembre cada 700 años.
Se sabe que varias civilizaciones antiguas, donde se incluyen los chinos, romanos y sumerios, crearon calendarios basados en las fases de la luna. Si bien es cierto que estos calendarios lunares hacen un buen trabajo al rastrear los meses, no son excelentes guías para monitorear las estaciones. Este tipo de agendas crearon varios problemas en la antigua Roma. Se conoce que alrededor del año 500 a. C., el calendario republicano romano poseía 12 meses lunares que constaban de un total de 355 días, esto equivale a 10 días menos respecto al año solar. Por lo que para mantener el calendario alineado con las estaciones, la población romana añadía cada cierto tiempo un mes adicional que constaba de entre 27 a 28 días y era llamado “Mercedonio”. Sin embargo, a causa de varias decisiones políticas, se realizó dicha práctica de manera tan irregular que el sistema creó una fuerte confusión generalizada.
Aproximadamente durante el año 46 a.C., el emperador romano Julio César dio a conocer una posible solución a dicho problema con un calendario que denominó como “Juliano”. Esta nueva forma de medir el tiempo constaba de 12 meses que estaban compuestos por 365 días, con la excepción que cada 4 años se agregaría un día adicional. Esto supuso que la duración media de un año juliano sería de 365,25 días, lo cual estaba mucho más cerca de los 365,2422 días que dura un año solar. Sin embargo, este cálculo no fue lo suficientemente certero. Debido a que el año promedio juliano era superior en 11 minutos y 14 segundos al año solar, por lo que los errores en este calendario se fueron acumulando.
Los estragos ocasionados por el calendario juliano, tuvieron un fuerte impacto a finales del siglo XVI, cuando el calendario de la época poseía un retraso de 10 días. En ese momento la Iglesia católica estaba experimentando dificultades para decidir la fecha en que se celebraría la Pascua, la cual se suponía que debía de caer el domingo siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera. Fue aquí donde el calendario moderno jugó un papel fundamental.
En el año de 1582, el papa Gregorio XIII volvió a alinear las estaciones al borrar los 10 días adicionales. En tal año, al jueves 4 de octubre le siguió el viernes 15 de octubre. El pontífice realizó este cambio con el objetivo de arreglar el calendario del futuro, por lo que introdujo el calendario gregoriano, que es el que sé utiliza actualmente. Este calendario es básicamente el juliano, pero implementa una nueva regla. Donde todos los años divisibles por cuatro deben ser bisiestos, excepto los años centenarios, los cuales deben ser divisibles por 400 para ser bisiestos.
¿Cuál es el futuro para los años bisiestos?
Los años 800, 1,200 y 2,000 fueron bisiestos. Sin embargo, el 1,700, 1,900 y 2,100 no lo serán. Esto debido a que son divisibles por cuatro, pero no lo son por 400. Este cambio fue lo que elevó la duración promedio del año gregoriano a 365,2525 días. Lo que significa que este período de tiempo es tan solo 26 segundos menor al año solar.
En el calendario juliano, un turno de día se acumula cada 129 años, pero en el calendario moderno, esto ocurre cada 3.333 años. Pero ese problema no impacta de momento.