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¿Es la chaya la espinaca de los mayas?
El consumo constante de chaya ayuda a curar enfermedades.
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En nuestros días, los malos hábitos de consumo diario han propiciado enfermedades crónicas, derivando el síndrome metabólico (diabetes, cáncer, obesidad, sobrepeso, cardiopatías e hipertensión).
Pareciera un “secreto”, para muchos, que una planta llamada chaya, que es la espinaca de los mayas, pueda ser la solución para curar muchas enfermedades. La chaya es un arbusto que casi pareciera árbol y mide de 2 a 3 metros de alto, posee médula gruesa y blanca, y tallos grisáceos o verdosos. Pero según un grupo de científicos del grupo Eurotropic, si todos consumiéramos alimentos preparados con chaya, estaríamos con menos problemas de salud, y hasta nos ayudaría a controlar el ácido úrico y colesterol. Ellos aseguran que la chaya también sirve para la aumentar la lactancia materna y hasta para controlar el alcoholismo.
Siga leyendo, que se va a sorprender. Los estudios no parecen mentir, y hasta lo recomiendan para padecimientos como hemorroides e hipercolesterolemia, o mala circulación sanguínea. Como si fuera poco, le ayuda a controlar la tos, a mejorar la digestión, a desinflamar las venas y aumentar el calcio en los huesos.
¿Pero dónde encontramos la chaya? Desde hace más de 30 años, Eurotropic ha venido estudiando tanto la chaya como otras plantas nutricionales y medicinales que fueron parte de la dieta de los antiguos mayas. El ingeniero José Alfredo López, quien lidera Eurotropic, es un apasionado estudioso del tema, egresado de la Universidad del Sur de California, la Usac y la Universidad de Toronto, Canadá, asegura que con la chaya se disminuiría en gran medida la desnutrición de forma exponencial.
¿Qué tanto han descubierto? Que la mala alimentación ha propiciado padecimientos del síndrome metabólico, por lo que Eurotropic se ha aliado recientemente al gremio científico y académico de Purdue University, Cornell University y Berkeley University, Universidad de San Carlos de Guatemala y la Universidad Mariano Gálvez y el Incap, quienes, juntos, han descubierto que alrededor de 65 millones de habitantes en Centroamérica y el Caribe padecen de este síndrome. Es decir, es 47% de la población centroamericana.
La chaya contiene 234 mm de calcio; 4 veces más que un litro de leche.
La chaya llamó la atención a los conquistadores españoles, puesto que vieron que la estatura de los antiguos mayas oscilaba entre 1.70 y 1.80 metros, según se comprueba con los esqueletos encontrados en sitios arqueológicos. No es de extrañar que la chaya les ayudara.
Si seguimos consumiendo azúcares en bebidas estimulantes y carbonatadas, y en especial los antiinflamatorios opioides que son usados en exceso por trabajadores agrícolas e industriales, pronto estaremos a la merced de los hospitales.
¿Y, para contrarrestar estos efectos, dónde encontramos la chaya? La empresa Eurotropic, S. A., se ha esmerado en transformar y empacar en polvos deshidratados muchas hierbas, semillas, flores, frutos y rizomas como la chaya; entre ellos, otras semillas que se utilizaban hace más de 10 mil años: la chía, amaranto, quilete, quixtán y otras hierbas.
Una recomendación básica es que, si encuentra la chaya de forma silvestre, en el monte, antes la ponga a cocer, pues contiene ácido cianhídrico, que es tóxico. Cruda no es recomendable, pues puede acumularse en su organismo de manera similar al plomo. Al hervirla, se destruye totalmente su toxicidad.
Estos estudios científicos son una alarma y llamada de atención para que cambiemos nuestros hábitos alimenticios dañinos.