Gobiernos que fallan: sin visión de nación no hay transformación

Gobiernos que fallan: sin visión de nación no hay transformación

Una nación sin visión integradora está condenada a repetir su historia de fracaso.

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14/06/2025 00:00
Fuente: Prensa Libre 

A pocos años de las elecciones generales del 2027, Guatemala vuelve a presenciar la proliferación de partidos políticos. En el 2023 participaron más de 20 binomios presidenciales; ahora se anticipan cerca de 50. Esta multiplicación no refleja democracia, sino que el Estado es el negocio más lucrativo. Pese a tantos cambios de gobierno, las estructuras de poder permanecen intactas. Tres gobiernos consecutivos —Jimmy Morales, Alejandro Giammattei y Bernardo Arévalo— vuelven a demostrar que sin una visión nacional integradora, el cambio político no se traduce en progreso. Ninguno logró articular un proyecto de nación coherente, sistémico o estratégico. Se limitaron a enfoques aislados, fragmentados y sectoriales, carentes de articulación y de horizonte común, lo que ha mantenido el statu quo y la corrupción.

Una nación sin visión integradora está condenada a repetir su historia de fracaso.

Ante esta carencia de visión, en el 2023 se publicó un artículo técnico titulado Una visión presidencial para Guatemala sustentada en los determinantes sociales de la salud, con el objetivo de orientar a los partidos políticos sobre cómo construir un proyecto de nación integral, realista y transformador. El texto propuso una estrategia concreta para lograr un gobierno que funcione, combinando liderazgo ético con reformas institucionales y una nueva noción de seguridad humana.

El núcleo de esta propuesta es una estrategia tripartita basada en los determinantes sociales de la salud: condiciones que influyen directamente en el bienestar de la población, como educación, empleo, vivienda, alimentación y salud. El primer pilar de esta estrategia es la adopción de una filosofía de liderazgo futurista, compartido y de servicio. Se plantea la necesidad de un liderazgo que piense a largo plazo, anticipe desafíos, promueva la innovación y visualice resultados sostenibles. En lugar del caudillismo tradicional, se propone un liderazgo colaborativo, donde equipos, aliados y ciudadanía compartan responsabilidades. Y, sobre todo, se reclama una ética de servicio público en la que el poder no sea privilegio, sino instrumento para mejorar la vida de las personas.

El segundo pilar es la reestructuración y revitalización del aparato gubernamental. Reestructurar significa reorganizar funciones, estructuras, programas y servicios para que el Estado sea eficiente y funcional. Revitalizar implica construir una nueva cultura institucional centrada en excelencia, transparencia, rendición de cuentas y alto desempeño. La propuesta plantea modernizar capacidades técnicas y financieras, expandir servicios públicos con innovación y generar impacto local, regional y nacional.

El tercer pilar es la Seguridad Integral para Guatemala, una estrategia acuñada como Simece, por sus siglas: seguridad integral médica, educativa, ciudadana y económica. Esta visión rompe con el enfoque tradicional limitado al combate del crimen. La seguridad médica implica acceso universal a salud física y mental, con atención preventiva y especializada. La seguridad educativa exige calidad e inclusión, formando ciudadanos críticos y éticos. La seguridad ciudadana demanda justicia efectiva, prevención de violencia y mejoras viales. Y la seguridad económica busca empoderar a las comunidades, reducir la burocracia y erradicar la corrupción a todo nivel.

Guatemala no necesita más promesas ni campañas recicladas. Necesita un proyecto de nación singular e integrador, una hoja de ruta técnica y ética, y un liderazgo transformador con capacidad de ejecución. Gobernar no es improvisar. Es construir el futuro. Para mayor información, visitar: https://editorial.udv.edu.gt/index.php/RCMV/article/view/48