TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

Vulnerabilidad en área sísmica
La diferencia entre temblor y terremoto la determina la intensidad de la sacudida; el último es más peligroso, por su efecto destructivo.
Enlace generado
Resumen Automático
Guatemala, lo sabemos, ocupa un pequeño territorio en la frágil Centroamérica de apenas 108,888 km2, flanqueado por las grandes mazas de América del Norte y América del Sur, salpicado por el archipiélago las Antillas, en el mar Caribe. Inmenso continente producto de la evolución geológica de cuando el planeta se formó y quedaron constituidas cinco placas tectónicas: Norteamericana, Cocos, Caribe, Nazca y Sudamericana (planchas de roca sólida que se mueven constantemente) de cuyo desplazamiento surgieron las montañas, barrancos y el Cinturón de Fuego —zona de subducción a lo largo del litoral del océano Pacífico, caracterizado por volcanes activos y alta actividad sísmica—. El fenómeno de subducción es aquel en el que la placa de Cocos, en el Pacífico, se mete debajo de la placa continental.
La diferencia entre temblor y terremoto la determina la intensidad de la sacudida; el último es más peligroso, por su efecto destructivo.
En Guatemala confluyen tres de esas placas: continental (Norteamericana), Cocos y Caribe que en su actividad formativa crearon la rica topografía con sus micro climas, junto a las fallas Jocotán, Palencia, San José Pinula, Jalpatagua, Villalobos, Mixco, San Agustín, Polochic y Motagua, entre otras; fallas responsables de los daños por terremotos.
La diferencia entre temblor y terremoto la determina la intensidad de la sacudida; el último es el más peligroso, por su efecto destructivo. La energía liberada por un evento de esa naturaleza se mide en diversas escalas. La de Richter evalúa la magnitud de la onda superficial; la de Mercalli, la intensidad según los daños. En tanto, el riesgo o vulnerabilidad son determinados según el deterioro causado, ajeno a la intensidad o magnitud del terremoto. En otras palabras, si un terremoto de magnitud e intensidad descomunales golpea un desierto, el riesgo o vulnerabilidad serán nulos, pues no habrá daños que lamentar; en cambio, un temblor de regular intensidad en un territorio frágil, con construcciones históricas dañadas y casas pobremente construidas, provocará efectos fatales.
Los sismos más fuertes del martes 8Jul2025, de magnitud 5.2 y 5.6, resultaron de la activación de la falla de Jalpatagua; sus efectos conmovieron a las poblaciones de Palín (Escuintla) y Santa María de Jesús (Sacatepéquez). En esta última hubo deslizamiento de tierra en la ladera de una montaña que obstruyó la carretera, incomunicándola por varios días e impidiendo el acceso de alimentos, agua y asistencia básica.
Circunstancias que pusieron a prueba la eficiencia de la administración y la ayuda comunitaria. Destacó la inmediata reacción del Estado, vía la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), que, sin necesidad de declarar emergencia nacional, hizo operativos los recursos institucionales existentes —no hubo, como se acostumbró en anteriores administraciones, la fea costumbre de robar recursos nacionales so pretexto de una supuesta emergencia—. Localmente, los vecinos de La Antigua Guatemala, junto a las monjas de San Juan El Obispo, se organizaron para suministrar víveres y preparar alimentos, en tanto vecinos con bestias de carga se pusieron a disposición para llevarlos por senderos montañosos.
Particular mención merece la gobernadora departamental, María Angelina Aspuac, quien se hizo cargo de la coordinación de los esfuerzos oficiales para garantizar que los programas sociales en beneficio de la población se mantuvieran; establecer el orden y la seguridad durante la crisis.
Va mi reconocimiento por ese solidario esfuerzo de tantos héroes anónimos, entre bomberos, Policía Nacional Civil, Ejército, pilotos aéreos privados, religiosos, vecinos y ciudadanos dispuestos a apoyar cuando las circunstancias lo demandan.