La República de China fue creada el 1 de enero de 1912, en China continental. A los pocos años de su creación surgieron fuertes obstáculos internos que la pusieron a prueba, como guerras territoriales que dieron paso a la Guerra Civil China, que duró entre 1927 y 1949. En medio de esta se dio la invasión japonesa (1937-1945) que terminó incorporándose a las acciones bélicas en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Las principales facciones políticas de la Guerra Civil: el gobierno nacionalista de la República de China, liderado por Chiang Kai-shek y su partido político. el Kuomitang (KMT), y el movimiento guerrillero del Partido Comunista Chino (PCC), liderado por Mao Zedong, se unieron para finalmente sacar a los japoneses de su territorio continental e insular en 1945.

El KMT tenía el poder de la República de China y fue reconocido como tal cuando la Organización de Naciones Unidas fue creada, así como su Consejo de Seguridad, del cual la República de China del KMT fue miembro inaugural en 1945 —mantuvo dicho puesto hasta 1971, cuando pasó a China continental y el PCC—. Sin embargo, la Guerra Civil se mantuvo y en 1949 el ejército rojo chino de Mao Zedong y el PCC ganaron la misma y el gobierno de la República de China, en un evento que se conoce como la Gran Retirada, encontró refugio en la isla de Taiwán.

Este brevísimo contexto histórico es importante para entender cómo ha sido el desarrollo de Taiwán desde 1949 a la fecha. Primero, porque debemos resaltar que el mismo se dio en un contexto crítico al final de una guerra civil en donde la sobrevivencia de la República de China dependía literalmente de la sobrevivencia de sus líderes, en particular Chiang Kai-shek, el Generalísimo. Segundo, porque a pesar de esas circunstancias y la constante amenaza de China comunista de invadir la isla de Taiwán y sus islotes, porque estos nunca han estado bajo el control del PCC, en tan solo 76 años han logrado pasar de ser una pequeña isla pesquera y agrícola a un país ubicado en los primeros puestos de educación, infraestructura, seguridad ciudadana, competitividad económica y tecnología de la información.

Este salto cualitativo fue logrado a través de tres fases importantes de desarrollo que conllevaron esfuerzos de todos los sectores de aquel país, así como grandes sacrificios, pero con miras a diseñar una Gran Estrategia, la cual define el éxito o fracaso de un país entre otras cosas. La primera fase inicia en 1952, con un proceso de intensificación en la mano de obra con una orientación a la manufactura; este proceso lo han seguido otras naciones, principalmente en Asia Pacífico, pero la clave es que se dio en Taiwán hace 73 años. La segunda fase fue una orientación a la inversión, con dos momentos importantes: el primero en 1970, con una intensificación en capital, que vio un gran aumento en la inversión de capital por trabajador, y luego, en 1980, tan solo 10 años después, una intensificación en tecnología. La inversión pasó de una mano de obra altamente calificada al desarrollo tecnológico en una década, lo que permitió un desarrollo social y crecimiento económico inclusivo y sostenible. La última y actual fase es orientada a la innovación, con una intensificación en el conocimiento, que es la llave del desarrollo del siglo XXI.

La reciente visita del presidente a Taiwán, aparte de traer importantes acuerdos de cooperación, también debería ser un aprendizaje para nosotros del exitoso desarrollo de nuestro socio y aliado en 76 años. Si bien las circunstancias son otras, la hoja de ruta que siguieron en Taiwán es admirable y debe ser emulada. La pregunta es qué estamos esperando. ¡Feliz domingo!