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Trastornos alimentarios en adolescentes: cuáles son las señales de alerta, los factores de riesgo y cómo prevenirlos
Los trastornos alimentarios en adolescentes afectan y deterioran la calidad de vida y salud de quienes los padecen. Sin embargo, es posible prevenirlos e identificar factores de riesgo a tiempo.
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La adolescencia es una etapa importante en el desarrollo de las personas. Implica una serie de cambios físicos, mentales y emocionales. En ocasiones, a esta edad pueden surgir problemáticas de salud y es importante saber cómo se pueden prevenir o identificar a tiempo.
Aunque se les conoce coloquialmente como trastornos alimenticios en adolescentes, en realidad la forma correcta para nombrar este tipo de problemas es “trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes”.
Se trata de “alteraciones relacionadas al consumo de alimentos, imagen o peso corporal y se acompañan de conductas asociadas a la restricción de alimentos, atracones, provocación de vómito, atracones, uso de laxantes, realización excesiva de ejercicio entre otros. Estas se mantienen en el tiempo y conllevan al deterioro de la calidad de vida y salud psicosocial”, explica la Licenciada en Nutrición, Claudia Acevedo.
De acuerdo con la especialista existen varias señales de alerta que nos pueden ayudar a identificar este tipo de trastornos. Por ejemplo, los adolescentes pueden evidenciar miedo a ganar peso, tener una alteración en la forma de percibir su constitución corporal, sufrir episodios recurrentes de atracones (ingesta alta de alimentos en un período de tiempo determinado, falta de control durante la ingesta de alimentos), tener acciones compensatorias (provocación de vómito después de un atracón, uso de laxantes, ejercicio excesivo), o bien pesarse continuamente, entre otros.
Estas son conductas que deben alertar a los padres de familia para prestar atención a la salud física y estado emocional de sus hijos.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
A criterio de Acevedo, los trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes tienen un origen multifactorial; sin embargo, diferentes estudios evidencian que uno de los principales factores de riesgo se asocia a la realización de “dietas” estrictas en donde hay una restricción constante de alimentos.
Además, también hay otros factores que influyen mucho a nivel emocional y social.
Entre ellos, los comentarios críticos sobre la apariencia y alimentación hechos por padres, familiares o amigos, conflictos familiares no resueltos, presión social por ser “delgado”, el mantener expectativas idealizadas de la “delgadez”, la influencia del internet y nuevas tecnologías, en las cuales las personas continúan idealizando la delgadez y promoviendo distintas acciones que ponen en riesgo a los adolescentes.
Este es un problema recurrente que afecta especialmente a mujeres adolescentes; sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento en hombres adolescentes respectivamente, asegura la especialista.
Es posible prevenir
“Es fundamental reconocer que los trastornos de la conducta alimentaria en adolescentes no solo se relacionan con la comida, sino también con factores emocionales, sociales y familiares. La prevención debe ser integral, basada en evidencia científica y centrada en la promoción de una imagen corporal saludable”, explica Acevedo.

La experta en nutrición enumera una serie de recomendaciones para poder prevenir este tipo de trastornos:
- Promover una imagen corporal positiva desde la infancia
- Evitar comentarios negativos sobre el cuerpo propio o ajeno en casa y en el entorno escolar.
- Enseñar a los adolescentes a cuestionar los estándares de belleza irreales que se promueven en redes sociales y medios de comunicación.
- Educar sobre alimentación saludable sin enfoque en dietas restrictivas
- Enseñar a comer de forma intuitiva, escuchando las señales de hambre y saciedad
- Promover hábitos saludables, pero sin centrarse en la apariencia o en perder peso.
- Estar atentos a señales de alerta, por ejemplo, cambios bruscos en el comportamiento alimentario, aislamiento social, obsesión por la imagen corporal o ejercicio excesivo pueden ser indicios tempranos.
- Buscar ayuda profesional a tiempo especialmente si hay sospechas, acudir a un equipo especializado (nutricionista, psicólogo y médico) puede prevenir complicaciones y favorecer una recuperación temprana.
“La mejor prevención es la educación, la empatía y la construcción de un entorno donde los adolescentes se sientan seguros, escuchados y valorados por quienes son, más allá de su apariencia”, concluye Acevedo.