Taiwán: decisión difícil, pero igualmente fácil

Taiwán: decisión difícil, pero igualmente fácil

Los países tienen intereses y deben tener gratitud. China Popular solo tiene relación comercial y Taiwán coincide en beneficio mutuo y añeja colaboración.

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09/06/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Guatemala está siendo sometida, sutilmente, a fuerte presión de Pekín para obligarla a romper relaciones con Taiwán, no solo diplomáticas sino también comerciales. Es un ejemplo de la ley del más fuerte, carente de razón pero abundante de fuerza, aprovechando su creciente influencia mundial a causa de la guerra provocada por la invasión, hace tres años, de fuerzas rusas para apoderarse de Ucrania, con una posición de China Popular ambivalente y astuta, ahora en problemas por la decisión estadounidense de expulsar de sus universidades a los estudiantes chinos, lo cual debilita la relación iniciada por el republicano Nixon. Para el gobierno chino, apoderarse de Taiwán cae en el orgullo nacional; para Taiwán, significa su supervivencia como nación.


La realidad económica y geopolítica de la República Popular China es el resultado de un largo, paciente y astuto proceso realizado en todo el mundo, iniciado al aprovechar el criterio occidental de hacer negocios con quien vende más barato, sin consideraciones ideológicas ni éticas, estas últimas básicas en toda relación e incluso superiores a las puramente legales. Taiwán es considerada por Pekín como una provincia rebelde y por ello cualquier relación con otro país implica el rompimiento de relaciones con la isla. Se esgrime el “una lengua, un país”, idea demolida por la realidad porque en sus 9.6 millones de km cuadrados subsisten 284 dialectos, aunque destacan el mandarín y el cantonés. Culturalmente, nace desde 700 años a. C. pero sus inicios son milenarios.

Los dos países tienen intereses coincidentes, y las circunstancias los hacen un gana-gana.


Los países tienen intereses legítimos, como decidir con quién relacionarse. Guatemala tiene razón en mantener sus relaciones con Taiwán, por hechos tangibles, como programas de educación agrícola, de enseñanza de actividades necesitadas de mano de obra poco calificada. Pero sobresale la ampliación desde la capital hasta Sanarate, realizada con un excelente plan: en vez de dar dinero, construyó la obra con fondos manejados por el gobierno taiwanés y revisados por el gobierno de Guatemala, lo cual borró toda posible corrupción local. Los 225 km faltantes para llegar de El Rancho a Barrios equivalen a la mitad porque Taiwán construye carreteras de seis u ocho carriles. El viaje actual de Arévalo puede traer la promesa de esta fundamental obra. La conveniencia es mutua.


La decisión de apoyar a Taiwán es difícil por las presiones de Pekín, pero es fácil porque la posición relativa de Guatemala es más fuerte al ser el país más importante con relaciones diplomáticas con la isla, cuya presencia comercial en China Popular también es fuerte. Por aparte, la promesa de la ampliación del puerto de San José con ingenieros militares estadounidenses, sin duda beneficiará a nuestro país y al área centroamericana, aunque el tiempo necesario para iniciar las obras, por su urgencia, debería ser reducido al mínimo posible, procurando sobre todo facilitar todos los complicados trámites burocráticos. Este convenio ya tuvo un efecto en la dificultad para las relaciones con Pekín, hasta el momento centradas en la importación de maquinaria y vehículos.


La experiencia diplomática de Bernardo Arévalo y sus estudios en Taiwán pueden facilitar esta decisión, cuyo beneficio elimina las consideraciones, a veces obsesivas, de quienes lo abominan internamente. Los dos países tienen intereses coincidentes, y las circunstancias los hacen un gana-gana. Esto no significa aplaudir todas las acciones del gobierno, pues sus errores son muchos y provocan críticas. Para el progreso de Guatemala, Taiwán existe y China Popular lo hace solo en lo comercial, por la calidad de sus productos y los precios menores a los estadounidenses, europeos y japoneses. No son grandes, sino enormes ligas, pero la astucia, la diplomacia y la geografía le pueden conseguir un lugar adecuado a Guatemala, si no sigue el desastre político.