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¿Qué causas pueden provocar la infección por Helicobacter pylori? Descubra los factores de riesgo
La infección por Helicobacter pylori causa malestar estomacal. Entre los principales factores de riesgo está la mala higiene y consumo de alimentos contaminados.
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La infección por Helicobacter pylori es una condición bacteriana que afecta el estómago y que, en muchos casos, pasa desapercibida durante años. Esta bacteria, altamente resistente al entorno ácido del sistema digestivo, puede alterar el equilibrio gástrico, generar inflamación en la mucosa y desencadenar diversas enfermedades si no se detecta a tiempo.
Aunque su presencia es frecuente a nivel global, comprender las causas de la infección por Helicobacter pylori resulta esencial para reducir su propagación y prevenir complicaciones a largo plazo. “La transmisión suele estar asociada a condiciones higiénicas precarias, contacto cercano con personas infectadas y consumo de alimentos o agua contaminados”, dice Carlos Gutiérrez, médico internista.
Diversos estudios han señalado que ciertos factores individuales, sociales y ambientales aumentan la vulnerabilidad frente a esta infección. Conocerlos permite adoptar medidas concretas de prevención y actuar a tiempo ante posibles síntomas.
¿Qué es Helicobacter pylori y cómo se transmite?
“Helicobacter pylori es una bacteria que se aloja en la mucosa del estómago, capaz de sobrevivir en un ambiente ácido gracias a su producción de ureasa, una enzima que neutraliza el ácido gástrico”, explica Mario López, gastroenterólogo.
La transmisión se da principalmente por vía oral-fecal, aunque también puede ocurrir por contacto directo de persona a persona o a través de alimentos y agua contaminados.
Una vez en el organismo, la bacteria puede provocar inflamación crónica en la mucosa gástrica, debilitando la barrera protectora del estómago y permitiendo que el ácido dañe los tejidos, lo que genera síntomas como dolor abdominal, náuseas, indigestión y, en casos más graves, úlceras o sangrado digestivo.
Factores de riesgo asociados a la Helicobacter Pylori
Existen múltiples circunstancias que aumentan la probabilidad de contraer esta bacteria. A continuación, se detallan los principales factores de riesgo reconocidos por los especialistas:
1. Condiciones de higiene deficientes
La falta de acceso a agua potable, saneamiento inadecuado y prácticas de higiene insuficientes, como no lavarse las manos antes de comer o después de ir al baño, incrementan significativamente la posibilidad de infección.
2. Consumo de alimentos y agua contaminados
Comer alimentos crudos o mal lavados, así como ingerir agua no tratada, representa una vía común de ingreso para la bacteria. Las condiciones de almacenamiento y preparación de los alimentos también son determinantes.
3. Vivir en condiciones de hacinamiento
Compartir espacios reducidos con muchas personas facilita la transmisión de H. pylori, especialmente cuando hay poca ventilación y se comparten utensilios o artículos de uso personal.
4. Contacto cercano con personas infectadas
La convivencia con personas que ya portan la bacteria puede facilitar el contagio, especialmente si se comparten cubiertos, cepillos de dientes, botellas u otros objetos sin una correcta higiene.
5. Edad temprana de exposición
Diversos estudios han demostrado que la infección suele adquirirse durante la infancia. Los niños expuestos a entornos con bajos niveles de higiene son particularmente susceptibles.
6. Factores genéticos y ambientales
Aunque la genética por sí sola no determina el contagio, algunas personas presentan mayor predisposición a desarrollar complicaciones derivadas de la infección. Asimismo, ciertos factores ambientales, como la contaminación o el uso excesivo de antiinflamatorios no esteroideos, pueden agravar los efectos de la bacteria en el estómago.

¿Cómo reducir el riesgo de infección?
Prevenir el contagio de Helicobacter pylori implica adoptar hábitos saludables y medidas de higiene sostenibles:
- Lavarse las manos regularmente con agua y jabón.
- Consumir agua segura y alimentos bien cocinados.
- Evitar compartir utensilios y objetos personales sin desinfección previa.
- Realizar controles médicos ante síntomas digestivos persistentes.
Además, es importante acudir a un especialista si se presentan molestias gástricas frecuentes, ya que un diagnóstico temprano permite un tratamiento más efectivo y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo.