Cada 16 de junio se conmemora el Día Mundial de las Tortugas Marinas, una fecha dedicada a honrar el valor ecológico de estas especies ancestrales que recorren miles de kilómetros por los océanos del planeta. Guatemala, con sus costas en el Pacífico y el Caribe, es privilegiada al albergar seis de las ocho especies de tortugas marinas del mundo.

Según el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), Las tortugas marinas cumplen funciones clave en los ecosistemas marinos. Ayudan al equilibrio ecológico, controlan poblaciones de medusas, distribuyen nutrientes y evidencian la buena salud de los océanos. Además, son parte del valioso patrimonio natural de Guatemala, ya que utilizan sus costas como zonas de migración, alimentación, descanso y anidación.

Además National Geographic destaca que las tortugas marinas pertenecen al grupo de los reptiles más antiguos del mundo, superando así a los cocodrilos, serpientes y caimanes, pues indican que se remontan a la era de los dinosaurios, esto quiere decir, 200 millones de años atrás.

En el país es posible observar seis especies:

• Tortuga verde (Chelonia mydas)

• Tortuga negra (Chelonia mydas agassizzi)

• Tortuga carey (Eretmochelys imbricata)

• Tortuga cabezona o caguama (Caretta caretta)

• Tortuga baule (Dermochelys coriacea)

• Tortuga parlama u olivácea (Lepidochelys olivacea)

Según el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), las tortugas enfrentan grandes amenazas como:

• Sobreexplotación humana (por consumo de huevos, carne, piel o caparazón)

• Captura incidental en pesquerías

• Colisiones con embarcaciones

• Saqueo de nidos

• Pérdida de hábitat por urbanización costera

• Contaminación marina, sobre todo por plástico

Por tal razón, estas especies están incluidas en la Lista de Especies Amenazadas de Guatemala (LEA) y protegidas por el artículo 80 de la Ley General de Pesca y Acuicultura. También están amparadas por tratados internacionales como CITES y la Convención Interamericana para la Conservación de las Tortugas Marinas (CIT).

SU CONSERVACIÓN

Desde los años 80, Guatemala ha desarrollado un modelo de conservación que involucra directamente a las comunidades costeras. Uno de sus pilares es el sistema de “Cuota de Conservación”, que permite la venta de huevos de tortuga parlama solo si se entrega el 20% de cada nido recolectado a tortugarios autorizados. Estos se encargan de incubar los huevos y liberar a los neonatos, contribuyendo a la sostenibilidad de la especie.

Actualmente, más de 30 tortugarios están registrados ante el CONAP, funcionando dentro y fuera de áreas protegidas. Estas instalaciones, muchas de base comunitaria, también impulsan proyectos educativos, de investigación y turismo ecológico, generando ingresos y conciencia en las poblaciones locales.

Los tortugarios en Guatemala son espacios dedicados a la conservación, educación ambiental y promoción del turismo responsable. Una de las actividades más destacadas es la liberación de neonatos, que se ha convertido en una experiencia tanto turística como educativa para locales y visitantes.

En Guatemala, seis especies de tortugas marinas llegan a nuestras playas para anidar, lo que resalta la importancia de protegerlas. Podemos contribuir a su conservación con acciones sencillas, pero efectivas: reducir el uso de plásticos, depositar la basura en su lugar, reciclar y ser conscientes del impacto que generamos en los ecosistemas marinos. De esta forma, ayudamos a garantizar la supervivencia y el bienestar de estas especies que forman parte del valioso patrimonio natural del país.