La comunidad de Los Ranchos, en Comapa, Jutiapa, es una de las más afectadas por la secuencia de temblores que derribó decenas de viviendas. Sus habitantes se quedaron sin casa, sin comida y sin agua para beber.

Muchos aseguran estar vivos de milagro, porque al momento del sismo de mayor intensidad se encontraban afuera de sus casas, construidas de adobe, que no resistieron el impacto y se derrumbaron.

Nehemías Salguero duerme con sus hijos y un adulto mayor a la intemperie, donde antes estaba su vivienda. La lluvia de la madrugada los afectó.

“A este caserío no ha venido nadie; las casas se cayeron y tenemos niños, pero nadie viene a ayudarnos”, expresó Salguero.

En el recorrido se encuentran más familias en la misma situación. Los hermanos Nery y Adrián González viven ahora en la calle con sus nueve familiares, pues los muros de su casa colapsaron.

“Mire, todo esto quedó inservible; no tenemos dónde vivir y las dos casas se cayeron”, explicó Nery. Agregó que necesitan ayuda urgente porque su vivienda es la que quedó en peores condiciones.

“Nosotros estamos vivos de milagro”, insistió el damnificado.

En este caserío, únicamente el Cocode ha hecho el conteo de casas dañadas. No se cuenta con servicio de energía eléctrica ni de agua entubada, y muchos ya llevan un día sin comer, pues no han podido salir a trabajar por los derrumbes en el campo.

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