Everglades y mi experiencia como “mamá cocodrilo”

Everglades y mi experiencia como “mamá cocodrilo”

Los Everglades son, en su mayoría, propiedad del gobierno de Estados Unidos y están protegidos como Parque Nacional.

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06/09/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

Hace días, cuando visite los Everglades, en el sur de Florida, fue como entrar en un mundo aparte, con pastizales, humedales, canales y vegetación única. Allí conocí a personas que han vivido toda su vida en este ecosistema y que hoy comparten su amor por él a través de los famosos paseos en las llamadas “lanchas de aire”. Estas curiosas embarcaciones, impulsadas por un gran ventilador trasero, se deslizan sobre el agua sin hélices, lo que les permite navegar sin dañar el hábitat. Navegamos muy velozmente en estas embarcaciones, rodeados de una naturaleza singular, y cuando nos llovió, sentí la pura adrenalina que provoca la aventura.

Estos animales detestan el olor ácido que desprendemos los humanos y prefieren presas más pequeñas y fáciles de atrapar.

Los Everglades son, en su mayoría, propiedad del Gobierno de Estados Unidos y están protegidos como Parque Nacional. Sin embargo, también existen áreas privadas. Mi amigo que me invitó a conocer los Everglades, llamado Marshall Jones, creció en una finca familiar llamada Fish Camp, que se encuentra en el corazón del Área de Conservación de Vida Silvestre 3B. Me explicó que se trata de un territorio que abarca nada menos que 138 mil acres y que cuando creció allí aprendió desde niño a convivir con los caimanes.

Escuchar hablar a Marshall de la naturaleza es comprender que los Everglades son mucho más que un destino turístico: son un ecosistema vital para la salud ambiental de todo el sur de Estados Unidos. Me reveló un secreto: los caimanes, en realidad, no muestran un interés especial por los humanos. “Se comportan más como un perro”, me dijo. Desde niños, él, su hermano y sus amigos nadaban en los ríos, entre caimanes, y jamás les pasó nada, porque estos animales detestan el olor ácido que desprendemos los humanos y prefieren presas más pequeñas y fáciles de atrapar.

Los caimanes son más comunes en agua dulce, como los ríos y lagos de los Everglades. Suelen medir entre 2.5 y 4 metros, y, aunque impresionan por su tamaño, son menos agresivos. Los cocodrilos, en cambio, prefieren hábitats de agua salobre o salada, como manglares y bahías costeras. Pueden alcanzar tallas de hasta seis metros y son considerados más peligrosos que los caimanes.

Esta experiencia me trajo a la memoria un recuerdo imborrable en mi propia tierra, Guatemala. Hace años, en El Estor, viví un momento que marcó mi vida: tuve en mis manos el nacimiento de 24 cocodrilos bebés. La madre había sido asesinada y los pequeños, aún dentro de sus huevos enterrados, gemían, pidiendo salir. Colocamos micrófonos en el suelo para localizarlos y, cuando los encontramos, yo misma escarbé y comencé a pelar los huevos, como si fueran huevos duros. En cuestión de segundos, los diminutos cocodrilos empezaron a nacer en mis manos.

El recordado doctor Jack Schuster y varios estudiantes de Biología de la Universidad del Valle de Guatemala fueron testigos de aquel instante mágico. Cuando liberamos a los pequeños en la bahía, ocurrió algo inesperado: en lugar de alejarse y meterse al agua, regresaban hacia mí una y otra vez, como si me reconocieran como su madre. Fue entonces cuando, con cariño y respeto, me gané el título de “Mamá Cocodrilo”.

Hoy, al recorrer los Everglades, siento un vínculo especial con esos animales que en algún momento confiaron en mí. Y me emociona compartirles que esta noche, a las 9:30 pm, podrán ver un episodio muy especial de Los Secretos Mejor Guardados por Guatevisión, donde mostraremos imágenes inéditas del nacimiento de cocodrilos en su hábitat natural.

Los Everglades, igual que nuestros humedales en Guatemala, son recordatorios vivos de la importancia de conservar los ecosistemas y respetar a las criaturas que los habitan.