Un solo ideal de libre expresión con muchas voces provenientes del Istmo e Iberoamérica se reivindicó esta semana en Guatemala, durante el festival Centroamérica Cuenta, literario de origen, pero en el cual se habla de humanidad, valores, democracia, arte, culturas y periodismo, como un multisémico y a la vez granítico clamor a favor de la libre expresión, piedra fundamental del Estado de derecho.

Surgido en Nicaragua, por iniciativa del multipremiado novelista Sergio Ramírez, este festival itinerante es también un exiliado: la abyecta dictadura bicéfala del orteguismo expulsó a su fundador, así como a cientos de nicaragüenses, que lo siguen siendo aunque la ilícita dupla en el poder haya decretado el retiro de nacionalidad. Se nota, por elemental lógica, que dos cabezas despóticas piensan peor que una. Mientras tanto, el encuentro celebrado en Guatemala reunió a poetas, narradores, editores y promotores culturales; se enarboló una vez más el valor del periodismo independiente, propositivo y crítico, que en estos tiempos digitales refrenda su prolongada misión.

Punto relevante de esta cosecha de altas expresiones fue el encuentro y diálogo de lectores de Prensa Libre con la escritora Gioconda Belli, también nicaragüense, también exiliada y también homenajeada tácitamente con el desdén dictatorial, que más temprano que tarde caerá a causa de sus mismos abusos, contradicciones y absurdos. Belli resaltó el papel fundamental de la mujer centroamericana en la construcción de una sociedad más activa y de una economía más productiva. Pero se necesita educar a la niña, empoderar a las madres y encarnar valores coherentes con la vida, de la cual son procreadoras.

Las palabras de personajes destacados pero disímiles en sus carreras confluyeron en el poder de las palabras en contra de cualquier tipo de opresión, sea política, delictiva, gubernamental o económica. Elocuentes fueron sendas participaciones del cantautor español Joan Manuel Serrat, el exeditor general del Washington Post Martin Baron y Jan Martínez Ahrens, director para América del diario El País, por citar solo tres nombres. La poesía y la tarea informativa se saludaron en busca de ideales perennes.

Un acto lleno de simbolismo fue la entrega de algunos objetos pertenecientes al nobel de Literatura guatemalteco, Miguel Ángel Asturias (1899-1974), como donación a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de España; una recopilación de patrimonios literarios de autores de dicho país y de todo el continente americano. Miguel Ángel Asturias Amado, hijo del escritor, entregó un borrador manuscrito de la novela El señor presidente, una tarjeta de presentación de cuando el Gran Lengua fue corresponsal del diario El Imparcial en París, una escritura elaborada en 1924, en su calidad de abogado, y también un dibujo, una faceta poco conocida de tan grande autor.

Las conferencias, diálogos y foros presentados quedan plasmados en la red. Trabajo, distancias y tránsito quizá dificultaron la asistencia a todos los eventos. Maestros de primaria y secundaria deberían asumir como tarea voluntaria escuchar más de uno de estos conversatorios, no solo para enriquecer su acervo, sino para encontrar nuevas rutas de pensamiento para su importante labor. Al fin y al cabo, el ejemplo arrastra. La diferencia es hacia dónde.