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Planta milagrosa en San Luis Jilotepeque
A los jalapeños les corresponde aprovechar esta riqueza con orgullo y responsabilidad.
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Desde hace un tiempo, algunos pobladores en San Luis Jilotepeque, Jalapa, han trabajado con una planta cuyo nombre científico es Sansevieria trifasciata. Según la Nasa, esta especie es particularmente eficaz para convertir dióxido de carbono en oxígeno, incluso en entornos cerrados como estaciones espaciales, y en la purificación del aire.
Tenemos la confirmación de la Nasa de que es una planta que ayuda a convertir el dióxido de carbono en oxígeno.
El Nasa Clean Air Study (1989) la identificó como una de las plantas más eficientes para eliminar compuestos tóxicos como benceno, formaldehído, tolueno y tricloroetileno. Además, está comprobado que esta planta pertenece al grupo de las que liberan oxígeno por la noche, gracias a la fotosíntesis CAM, y que despide un aroma sumamente agradable.
A los jalapanecos debe llenarlos de orgullo el hecho de que este “regalo de la región del oriente” no solo adorna hogares, sino también representa una oportunidad real para mejorar la calidad del aire y la salud de la comunidad. Hay más de 130 especies de sansevieria, y su uso medicinal en la cultura local es amplio, aunque no siempre está respaldado por la ciencia.
Popularmente llamada “curaría”, se usa triturando la planta para tratar soco en gallinas. Pero su nombre más popular y gracioso es “lengua de suegra”, por sus hojas largas y afiladas —y que le hacen parecerse a algunas suegras con sus lenguas que chismosean o critican—. Esta planta ofrece múltiples aplicaciones. Se dice que sus fibras resistentes se emplean para hacer sogas o pitas, lo que es una maravilla, pues con ello se evitan las sogas de plástico. Sin embargo, hay afirmaciones aún por confirmar científicamente sobre su capacidad para bloquear radiaciones de celulares y computadoras, y esto sí nos interesaría a todos.
Se necesitan científicos guatemaltecos que investiguen esta planta, lo que sería clave para la salud, ya que, si tiene propiedades curativas, estas deben estar bien documentadas con estudios formales. De esta manera se podrán evaluar sus propiedades medicinales y su potencial para cicatrización, diabetes, salud renal y efectos analgésicos y antinflamatorios, considerando la riqueza de compuestos bioactivos como saponinas, flavonoides y alcaloides, ya que a la fecha solo hay especulaciones.
Para evitar que las personas hagan mal uso e inhalen la planta directamente, debe analizarse su toxicidad en seres humanos y animales, y definirse contraindicaciones y efectos adversos. Por el momento, lo único que tenemos es la confirmación de la Nasa de que es una planta que ayuda a convertir el dióxido de carbono en oxígeno. Si se comprueba su eficacia, el cultivo sostenible podría beneficiar a muchas familias en el oriente guatemalteco.
Para ello sería adecuado involucrar a instituciones como el Concyt, y universidades como la Del Valle de Guatemala, Landívar, Galileo y San Carlos en proyectos de investigación multidisciplinar. Asimismo, el Marn podría fomentar iniciativas verdes de reducción de emisiones que integren esta planta en programas de calidad del aire.
La curaría (Sansevieria trifasciata) es un tesoro botánico que encontramos en el oriente guatemalteco, pero también es oriunda del oeste de África tropical. Es decorativa, resistente y con un respaldo significativo en cuanto a filtración de CO2 y VOC, según la Nasa.
A los jalapanecos les corresponde aprovechar esta riqueza con orgullo y responsabilidad, abonando la vía científica seria para validar y aplicar sus múltiples beneficios y aprender a comercializarla y exportarla. Solo así la tradición y la investigación podrán unirse para fomentar salud, desarrollo y prosperidad en sus comunidades.