¿Y el diálogo sobre la educación nacional?

¿Y el diálogo sobre la educación nacional?

Se les dio el beneficio de la duda.

Enlace generado

Resumen Automático

06/04/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

En la euforia percibida al inicio del gobierno que presiden Bernardo Arévalo de León y Karin Herrera Aguilar, la ciudadanía seguía con interés las primeras declaraciones oficiales y sobre todo los objetivos de política pública a los que ambos se comprometían.

Se les dio el beneficio de la duda.

La Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (Amcham), con una representatividad económica muy importante tanto nacional como extranjera, invitó al presidente Arévalo y a la vicepresidenta Herrera, a tan solo unos días de la toma de posesión de sus cargos, a exponer sus planes de gobierno ante una audiencia empresarial receptiva y con los auspicios de la Embajada de los Estados Unidos de América.

Me acompañó a este foro Francisco Villagrán de León (QEPD), Paco, amigo entrañable de muchos años atrás; también lo era del presidente Arévalo. La cercanía de Paco con el nuevo gobierno inspiraba confianza. Su capacidad intelectual, integridad y experiencia internacional y, en especial su conocimiento y credibilidad en Washington D. C., estaban discretamente al servicio del nuevo gobierno.

En ese ambiente de entusiasmo, de promesas gubernamentales y dándoles el beneficio de la duda, tuve la iniciativa de contribuir a lo que se denominó en esa conferencia un diálogo sobre la educación nacional, como uno de los ejes de trabajo identificado como prioritario.

La ministra de Educación, Anabella Giracca Méndez, fundadora del partido Movimiento Semilla, me concedió posteriormente una audiencia, al igual que el canciller, Carlos Ramiro Martínez. La iniciativa consistía en plantearle a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París, Francia, que ha realizado en Guatemala con éxito las reconocidas pruebas PISA en educación, que coordinara, a solicitud del Gobierno, que los actores involucrados directa e indirectamente en el desarrollo de la educación nacional pudieran, en el contexto de un diálogo nacional, conocer las experiencias de otros países que han evolucionado y han tenido avances importantes en sus sistemas educativos nacionales. Un intercambio valioso de experiencias y de prácticas internacionales para enriquecer la discusión y las políticas educativas del país.

El conocimiento y la experiencia de tratar con la Ocde en París y haber establecido una comunicación fluida con las autoridades responsables de la prueba Pisa, así como el haber facilitado la visita de la ministra de Educación de Finlandia a Guatemala hace algunos años con ánimo de cooperación, un país que ha punteado en los primeros lugares del ranquin mundial de la prueba PISA, permitía proponer con cierta autoridad esta iniciativa.

El mundo está experimentando aceleradamente transformaciones en los sistemas educativos, y Guatemala está, en este contexto internacional, rezagándose aún más, sin rumbo definido y dando tumbos, en esta revolución tecnológica alimentada por los grandes avances de la inteligencia artificial.

Así se registró la buena voluntad de colaborar con un gobierno al que en un momento dado se le dio el beneficio de la duda. Al paso implacable del tiempo, se impone la interrogante: ¿Y el anunciado diálogo sobre la educación nacional?

El presidente Arévalo y la vicepresidenta Herrera deberían repasar con sentido autocrítico lo que expresaron y se comprometieron a hacer en el foro de la Amcham. Es decepcionante cómo ambos ventilan sus desavenencias en público, en lugar de hacerle frente con seriedad a los desafíos de la gobernabilidad y del desarrollo del país. Una evidencia más de la intrascendencia histórica de este gobierno.