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¡A la carga! Toca el clarín
El Caribe es teatro de operaciones militares con resultados impredecibles.
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El almirante Alvin Holsey, comandante de Comando Sur, Southcom, renunció inesperadamente a su puesto la semana pasada, efectiva a partir del 12 de diciembre. Se especula fue resultado de una discusión sobre la cadencia de la escalada militar en torno a Venezuela. En una visión más amplia se indica que se ha producido una conmoción en el Pentágono, después de la reunión en la base de Quantico, Virginia, de más de 800 generales a inicio de mes. Más de 14 comandantes en distintas misiones han sido retirados o renunciaron a sus cargos. Téngase en cuenta que el 5 de septiembre se cambió el nombre del Departamento de Defensa a de Guerra. El nuevo secretario, ahora de Guerra, Pete Hegseth, desea contundencia en los mandos. Se reporta, pidió a los que no se sintieran cómodos que se retiraran, según NBC. No desea, en sus palabras, basura woke y liderazgos tóxicos, ligados a consideraciones donde los militares atiendan diversidad de género o consideraciones políticas influidas por los globalistas, según el New York Times.
Se necesita un país enterado de su entorno cercano y mundial, con políticas públicas adecuadas.
Se especula que Hosley no estaba a gusto con los ataques aislados contra pequeñas embarcaciones y deseaba mayor prudencia, en la presión militar contra Venezuela. Según el Wall Street Journal, se discute la función de las unidades élite y los sobrevuelos anticipatorios de incursiones directas.
La apuesta consiste en esperar la caída del régimen demagogo de Maduro por un golpe de Estado. Los militares pueden derrocarlo y facilitar la transición pacífica. Ha habido intentos de negociación, una desde Catar y otra por parte de la Iglesia católica venezolana. Esta última estaba desfasada, pues a la altura de las cosas es impracticable. Sugería la retirada de la fuerza militar norteamericana bajo promesa de transición pacífica. Si no se considera la situación mundial; se podría confiar en promesas. Ahora no es posible.
Rusia no pudo intervenir fácilmente en un país de tamaño medio, Ucrania. Ha sufrido derrotas continuas y su avance desde el sur de ese país lo hace a costa de grandes pérdidas humanas y materiales. Pero los generales rusos están formados en la falta de consideración humana por su tropa. De esa cuenta, EUA tiene que demostrar su poderío en contra los alardes del Ejército sudamericano, de manera terminante. No es menor cosa; tiene un sistema de defensa antiaérea de tres capas, con modernos cohetes y radares. Una aviación pequeña, pero con cazas de última generación y un sistema de despliegue masivo en tierra con varias unidades subterráneas. ¿Defenderá el Ejército a Maduro bajo la motivación del reparto de las ganancias del petróleo que ha enriquecido a sus mandos?
Mientras tanto, EUA ha concentrado tropas para intervención en costas y ataques de comando, tiene dispuesta una flotilla de aviones, destructores y hasta un submarino atómico. Asimismo, cuenta con varios campos de aviación y acuartelamiento, en las islas del Caribe, y un portaaviones. Los mandos operativos están en formación de ataque; falta señalar responsables de la coordinación de retaguardia y logística en el Southcom.
Estamos ajenos al entorno. Preocupados por la ineptitud con los presos. No se habla claro sobre la manera como se produjeron las huidas. Se discurre sin considerar asuntos importantes, como la seguridad en el Caribe, las realidades de falta de democracia en Centroamérica y, mucho menos, la lacerante falta de programas insignias para el resto del período presidencial: el legado de Arévalo. Las protestas a favor de fortalecer la soberanía nacional, al impedir que globalistas dicten la política interna, se ignoran.