El Real Madrid cerró su participación en LaLiga 2024/25 con una noche nostálgica y emotiva en el Santiago Bernabéu. En un partido sin trascendencia clasificatoria ante la Real Sociedad, lo que realmente importaba era rendir homenaje a tres figuras legendarias del club: Luka Modric, Carlo Ancelotti y Lucas Vázquez.

Mbappé, figura y Pichichi

El encuentro fue discreto en lo futbolístico, pero Kylian Mbappé volvió a marcar la diferencia. El francés firmó un doblete que no solo dio la victoria (2-0) a los blancos, sino que prácticamente le garantiza el Pichichi de LaLiga, sacando seis goles de ventaja a Lewandowski (25). Además, está a punto de quedarse con la Bota de Oro europea, coronando una primera temporada brillante en el club. Su impacto ha sido determinante en una campaña donde el equipo, por momentos, careció de claridad ofensiva.

Modric: una ovación eterna

El gran protagonista emocional de la noche fue Luka Modric. El mediocampista croata jugó su último partido de Liga en el Bernabéu, y aunque aún disputará el Mundial de Clubes, el adiós a su casa fue conmovedor. En el minuto 85, Carlo Ancelotti le concedió una salida simbólica: el estadio se puso en pie, los jugadores de ambos equipos le hicieron un pasillo, y las lágrimas no tardaron en llegar. Modric se va con el respeto unánime del madridismo y el fútbol mundial.

Ancelotti, el adiós de un maestro

La noche también marcó el último partido de Carlo Ancelotti al frente del Real Madrid en el Santiago Bernabéu. El técnico italiano, que no dirigirá el Mundial de Clubes, emprende una nueva aventura con la selección de Brasil, dejando atrás una etapa legendaria en la Casa Blanca. Con más títulos que ningún otro entrenador en la historia del club, «Carletto» se va como un señor, querido y admirado por todos.

En medio de los focos sobre Modric y Ancelotti, también se despidió Lucas Vázquez, otro canterano que ha defendido con orgullo la camiseta blanca durante más de una década. Su salida no fue tan mediática, pero igualmente cargada de afecto por parte de la grada, que reconoció su entrega constante.