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Brecha salarial en la pareja: por qué podría incomodar que uno gane más y qué miedos revela
Estudios sobre el comportamiento humano revelan que creencias ligadas a la identidad, la autoestima y los roles de pareja podrían alimentar los temores que surgen ante la brecha salarial en una relación.
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La diferencia de ingresos y responsabilidades dentro de una pareja puede generar desacuerdos e incluso provocar inseguridades individuales, especialmente en los hombres, señala Ximena Fuentes, psicóloga clínica y terapeuta familiar y conyugal. Estas inseguridades trascienden el ámbito económico y se relacionan con creencias sobre la identidad, el poder, la autoestima y los modelos de pareja.
Uno de los pensamientos más arraigados en la sociedad es que quien percibe mayores ingresos tiene el control, lo que puede derivar en dinámicas de poder dentro de la relación, añade la experta. Esta creencia afecta de manera particular al hombre, debido al mandato tradicional que lo posiciona como principal proveedor del hogar.
Un estudio de la BBC revela que algunos hombres afirmaron sentirse juzgados cuando su pareja asumía el rol económico dominante, ya que los estereotipos de género los sitúan como sostén financiero principal.
Cuando los hombres no son quienes más ganan en el hogar, como gran parte de la sociedad espera, esto puede llevarlos a sentirse desempoderados, lo que reduce su bienestar mental e incluso aumenta la probabilidad de divorcio, señala la investigación de la BBC.
Estas inseguridades pueden abordarse desde perspectivas psicológicas, culturales y relacionales. La teoría de la distribución del poder sugiere que algunos hombres temen perder liderazgo o reconocimiento social, mientras que, en el caso de las mujeres, puede incidir en la autoestima y en la creencia de ocupar un rol secundario.
Clara Coria, escritora y psicóloga clínica egresada de la Universidad Nacional de Buenos Aires, expone en su libro El sexo oculto del dinero que muchos de los cambios que surgen a partir del poder económico no son transformaciones de fondo, sino ajustes superficiales que tranquilizan la conciencia tanto de mujeres como de hombres.
“Ellas, porque sus pretensiones de autonomía suelen generarles múltiples conflictos internos. Y ellos, porque temen perder autoridad —además del privilegio de ser quienes deciden— al compartir el poder que otorga el dinero”, reflexiona Coria.
La autora destaca también que muchos de estos conflictos se originan en la falta de aprendizaje de una dependencia compartida. En este sentido, Fuentes identifica cinco factores que inciden en este tipo de tensiones:
1. Roles de género tradicionales
Asumir los mandatos sociales que asignan funciones específicas a cada género puede ser una de las causas de las inseguridades relacionadas con el dinero dentro de la pareja. Estas creencias dictan que el hombre debe ser el proveedor del hogar, mientras que la mujer tiene el rol de cuidadora. No obstante, este esquema entra en contradicción con la realidad actual, en la que muchas mujeres trabajan fuera del hogar y algunos hombres asumen tareas domésticas.
El informe de la BBC indica que, en 2023, el 40% de las mujeres ganaban más que sus parejas, convirtiéndose en el principal ingreso del hogar, situación que puede generar conflictos internos en algunos hombres.
“Desde la psicología social y evolutiva, muchos hombres de nuestra cultura han sido socializados con la idea de que deben ser los proveedores principales del hogar. Este mandato cultural genera una asociación entre valor personal, masculinidad y capacidad económica”, explica Fuentes.
Cuando la pareja femenina percibe mayores ingresos, algunos hombres pueden experimentar sentimientos de frustración o fracaso en relación con su rol tradicional. Esto puede traducirse en una amenaza al ego, inseguridad o incluso vergüenza, aunque no exista un conflicto real dentro de la relación, concluye la terapeuta de parejas.
2. Pensamiento de poder y dominio en la pareja
Ximena Fuentes explicó que, desde la teoría del poder en las relaciones desarrollada por los psicólogos sociales John R. P. French y Bertram Raven, el dinero es una fuente significativa de poder.
La psicóloga señala que esta idea puede resumirse en el dicho popular: “El que paga los mariachis pide las canciones”, lo cual ilustra que quien controla más recursos —económicos, emocionales o sociales— tiene una mayor capacidad de decisión o influencia dentro de la relación.
Esto puede explicar por qué tanto hombres como mujeres intentan posicionarse como la figura dominante en la pareja. “Cuando el hombre no controla el recurso económico, puede percibir una pérdida de poder relativo, porque en su percepción eso se considera una desventaja”, comenta Fuentes. En el caso de las mujeres, surge el temor a no ser valoradas, respetadas o aceptadas.

Uno de los pensamientos más arraigados en la sociedad es que quien percibe mayores ingresos tiene el control, lo que puede derivar en dinámicas de poder dentro de la relación destacan psicólogos. (Foto: Prensa Libre / shutterstock)
“La verdadera amenaza en esta dinámica de poder puede generar competencia, celos o resentimiento, especialmente si no hay una comunicación abierta ni un modelo de pareja basado en la equidad. En lugar de alegrarse por el éxito de la pareja y reconocer los beneficios que ese ingreso representa para ambos, la lógica de competencia sitúa a la pareja en roles opuestos, como si el éxito de uno implicara la derrota del otro”, resalta la especialista.
3. Comparación social dentro de la pareja
En ocasiones, las parejas pueden establecer rivalidades por el control o, en otros casos, se comparan con sus pares o con modelos sociales idealizados que buscan cumplir roles establecidos.
La psicóloga indica que, en algunos hombres, el hecho de que su pareja genere más ingresos o tenga mayor poder puede ser interpretado como una desventaja, lo cual afecta su autoestima, especialmente si se comparan con modelos tradicionales de masculinidad. El éxito económico de la pareja, entonces, puede vivirse como una evaluación negativa del propio valor.
4. Amenaza a la intimidad o al vínculo
En relaciones donde el poder no está bien distribuido o no existe una base sólida de confianza, el vínculo y la estabilidad emocional pueden verse comprometidos.
“El hecho de que la pareja gane más puede percibirse como una amenaza a la estabilidad del vínculo”, indica Fuentes. Entre los temores más frecuentes están el miedo a ser abandonado, a perder la admiración o a volverse prescindible.
En el caso de las mujeres, generar sus propios ingresos favorece un entorno de equidad, permitiendo permanecer en una relación por elección y no por necesidad: “Estoy contigo porque quiero estar, no porque necesite algo de ti”, explica.
Para algunas parejas, el éxito del otro puede vivirse como una ruptura o como un símbolo de dominación, en lugar de un logro compartido.
5. Factores de apego y regulación emocional
Expertos señalan que, dentro de la dinámica de pareja, cuando uno de los miembros crece profesional o económicamente más que el otro, puede surgir una sensación de amenaza emocional.
En el caso de las mujeres, puede aparecer el temor al abandono, mientras que en los hombres surge el miedo al rechazo. “Alguien con apego ansioso puede sentirse más fácilmente amenazado por los logros de su pareja, ya que teme ser abandonado o rechazado”, concluye Fuentes.