Respeto por nuestros más altos valores

Respeto por nuestros más altos valores

Que el monumento en el Teatro Nacional que lleva su nombre tenga la dimensión histórica que merece.

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Resumen Automático

14/06/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Los caucásicos que invadieron y conquistaron el Nuevo Mundo optaron por reducir los pueblos nativos, en tanto los hispanos generaron un amplio mestizaje que produjo una nueva cultura universal. De ese mestizaje surgió una clase dominante, heredera de la encomienda, cuyo efecto negativo mantiene vigente con el común denominador de la discriminación racial, independientemente de la intensidad con que se practique, que impide el reconocimiento de sus derechos, valores y cultura. De ahí, la escasez de héroes reconocidos públicamente y el rechazo a ser identificados.

Que el monumento en el Teatro Nacional que lleva su nombre tenga la dimensión histórica que merece.

Valga esta introducción para dar seguimiento a artículos anteriores sobre la decisión de traer a Guatemala los restos mortales de Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967, que reposan, por su anunciada voluntad, en el cementerio parisino Père Lachaise. Sobre tan trascendental decisión se ha hablado poco, sea en el ámbito oficial como en universidades y centros culturales que, en mi opinión, debieron convocar, propiciar y estimular conversatorios y mesas redondas para una amplia discusión sobre su alcance. Sobre sus implicaciones, empezando por el propio hecho de dejar el Père Lachaise, abandonando el prestigio que da el cementerio y el valor universal de la tumba junto a otros personajes mundiales cuyos restos reposan cerca. ¿Qué pasará con la copia de la estela 14 de Ceibal? ¿Se puede quedar ahí, considerando que el espacio fue concedido por el gobierno francés a perpetuidad o si trasladarla, mediante una atinada gestión diplomática, a la Plaza Guatemala, atrás del templo de San Agustín en París? O, si se trae a Guatemala junto a sus restos, ¿se la integra al monumento funerario que habrá que hacerse?… y otros importantes temas.

Dudas e inquietudes que surgen ante la importante figura de Asturias, indiscutible innovador de la literatura universal, que debería tener la categoría de Héroe Nacional, pero que, como lo han expresado otros, su voz fue silenciada por el desdén chapín a todo aquel que alza la voz, propone nuevas ideas y anhela contribuir al desarrollo y avance cultural.

En el ámbito personal, los tres artículos publicados sobre el tema generaron opinión de colegas, amigos, familiares y lectores que me distinguen con su lectura. Opiniones variopintas que van desde que los restos de Miguel Ángel deben permanecer en París, pues el prestigio del cementerio y sus inquilinos son un atractivo turístico-cultural de nivel mundial que no tendrá el monumento funerario local. Que el monumento en el Teatro Nacional que lleva su nombre, tenga la dimensión histórica que merece, hasta el análisis de quien crudamente expone por qué no deben traerse: “Aquí no apreciamos nada: Dejaron sin cabeza el monumento al general José María Reyna Barrios, en Avenida de La Reforma. Se robaron el busto de Pepe Batres Montúfar en el parquecito que está frente al Conservatorio Nacional. Dejaron sin cabeza a la reina Isabel, en el Parque Isabel la Católica. Se robaron las hojas del libro que se va deshojando en el monumento a Miguel Ángel Asturias, en la Avenida de La Reforma”.

“Cierto día que fui a Tejutla, San Marcos, vi que quedaba cerca San Lorenzo y quise ir a ver lo que tenían del general Justo Rufino Barrios y aquello es una total simpleza, solo está una cama de hierro, una mesa y una fotografía del general. Me imagino que no faltarán los estudiantes que llegados en excursión escolar han dejado su ’recuerdo’: ‘Yo amo a Rebeca’, ‘El Guillermo es hueco’, ‘Aquí estuvo Mario’, etcétera.

“Nos faltan cien o doscientos años para alcanzar cierta cultura de respeto por nuestros más altos valores”.