TGW
Guatevision
DCA
Prensa Libre
Canal Antigua
La Hora
Sonora
Al Día
Emisoras Unidas
AGN

El bosque seco tropical: un tesoro en peligro que aún podemos salvar
El bosque seco tropical ha perdido más del 75% de su cobertura original.
Enlace generado
Resumen Automático
El oriente de Guatemala, esa tierra cálida y resiliente, siempre ha capturado mi atención. No solo por su gente trabajadora, profundamente enraizada a su tierra, sino por la riqueza natural que aún resiste en sus laderas, valles y cuencas. Pero hay un bosque que clama con urgencia: el bosque seco tropical.
Restauremos, conservemos y protejamos el bosque seco tropical de la región del oriente de Guatemala. El tiempo de la advertencia pasó.
Pocos lo conocen, menos aún comprenden su importancia. Este ecosistema representa apenas 3.67% del territorio nacional, y sin embargo, ha perdido más del 75% de su cobertura original. Esta alarmante cifra, que es por su aislamiento geográfico y los altos niveles de especies endémicas que alberga. ¿Pero acaso es algo que no podamos recuperar?
Su degradación responde a múltiples factores: la expansión de la frontera agropecuaria, el impacto del cambio climático y una baja representación dentro del Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas. Todo esto lo ha llevado a ser clasificado como ecosistema críticamente amenazado a nivel global. Y como suele ocurrir en nuestra historia ambiental, en especial en Guatemala, nos estamos dando cuenta casi un poco tarde, pero no sin la esperanza de recuperarlo.
Aún quedan oportunidades. Los remanentes más viables del bosque seco tropical se encuentran en el valle del Motagua y la cuenca del Ostúa, y son esenciales no solo para la conservación de la biodiversidad, sino también para garantizar medios de vida a comunidades rurales, y proveer recursos hídricos vitales a nuestro país y a nuestros vecinos: Honduras y El Salvador. Esto es exactamente lo que la Fundación para el Desarrollo Integral del Hombre y su Entorno (Calmecac) estará haciendo, pues tiene la misión de velar por su protección.
Por ende, una de las respuestas institucionales más relevantes ha sido la creación del Corredor Biológico del Bosque Seco de Ostúa (CB-BSO), mediante el acuerdo ministerial 200-2015, del Ministerio de Ambiente. Este corredor, que abarca más de 154 mil hectáreas en Jutiapa y Chiquimula, busca restablecer la conectividad del bosque seco tropical entre áreas protegidas emblemáticas como el volcán Ixtepeque, la laguna de Ipala, el Parque Regional Volcán Suchitán y el lago de Güija.
No solo estamos hablando de una línea trazada en un mapa. Es una posibilidad concreta de devolverle el equilibrio a un ecosistema fragmentado que necesita apoyo y, en especial, voluntad política, financiamiento, compromiso comunitario y, sobre todo, una ciudadanía informada y vigilante.
El bosque seco tropical no debe ser recordado solo en fotos en un museo. Es así como Conap, Marn y el Inab le están prestando toda su atención y han facultado a Calmecac a que sea la ejecutora de este magnífico proyecto de restauración, y así impulsar la conservación de más de 28 mil hectáreas de bosque seco tropical.
La región de oriente siempre ha capturado mi atención con fascinación, pero esta vez, con mayor ahínco, hago votos por que le demos importancia a la conectividad en áreas protegidas para la diversidad biológica, y aseguremos medios de vida para las poblaciones de Agua Blanca, Catocha, Asunción Mita y Jutiapa. Los pobladores debieran entrar con los incentivos forestales que brinda el Inab a través de fincas modelos que les ayudarán a manejar el corredor biológico del bosque seco y a mejorar sus sistemas productivos agroforestales y silvopastoriles.
Como periodista, como ambientalista, como ciudadana y como defensora del patrimonio natural, me uno a esa voz que pide acción inmediata y la solidaridad de todos los guatemaltecos para que restauremos, conservemos y protejamos el bosque seco tropical de la región del oriente de Guatemala. El tiempo de la advertencia pasó.