Qué hacer cuando un niño se orina en la cama: remedios caseros y consejos psicológicos

Qué hacer cuando un niño se orina en la cama: remedios caseros y consejos psicológicos

En la infancia, es común que los niños orinen en la cama mientras duermen. Las razones son diversas; sin embargo, conviene consultar a un especialista para evaluar cada caso.

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15/05/2025 05:57
Fuente: Prensa Libre 

La enuresis nocturna ocurre cuando los niños orinan en la cama durante la noche. “Es bastante común en la infancia, y en muchos casos no se debe a un problema médico sino al desarrollo normal del control de esfínteres”, Carlos Fernando Martínez, pediatra.

Que esto ocurra no debe ser motivo de alarma o preocupación, ya que es bastante normal hasta cierta edad, sobre todo en niños de 1 a 5 años. Sin embargo, si esto persiste después de los 5 o 6 años o aparece de repente en un niño que ya controlaba la orina, conviene consultar con el pediatra para descartar causas físicas o emocionales, agrega el especialista.

“Muchos niños tardan un poco más en lograr el control nocturno, incluso si ya no se orinan durante el día. Se estima que alrededor del 15% de los niños de 5 años todavía presentan este problema, y el porcentaje disminuye con la edad”, explica Martínez.

En la mayoría de los casos, añade el experto, no se trata de un problema grave, ni físico ni psicológico.

Según el especialista las causas más comunes incluyen:

  • Maduración lenta del control vesical nocturno, es decir, el cerebro y la vejiga aún no están bien coordinados durante el sueño profundo.
  • Producción elevada de orina por la noche, en algunos niños, por menor liberación de una hormona llamada vasopresina.
  • Sueño muy profundo, que hace que no despierten cuando la vejiga está llena.
  • Antecedentes familiares, por ejemplo, si papá o mamá se orinaban de niños, es más probable que ocurra en sus hijos también.
  • Solo en algunos casos, puede relacionarse con problemas emocionales, infecciones urinarias o condiciones médicas específicas, pero esto es mucho menos frecuente.

Martínez aclara que, ante esta situación, no es recomendable:

  • Regañar, castigar ni burlarse del niño. Esto solo genera vergüenza, culpa y ansiedad, lo cual puede empeorar el problema.
  • Restringir líquidos excesivamente o hacer que el niño pase sed por temor a que se orine.
  • Hacer comparaciones con hermanos o amigos que ya no se orinan.
No es recomendable regañar a los niños por esta situación, ya que no es algo que hagan de forma consciente. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Otra de las recomendaciones que hace el especialista es tener paciencia y entender que esto es algo que ocurre de forma inconsciente, no porque el niño lo haga a propósito. Los niños al dormir no tienen control de lo que ocurre. Sin embargo, es importante llevar un registro o calendario de las noches secas y mojadas, ya que esto puede ayudar a detectar patrones y valorar avances.

Otra de las recomendaciones es asegurar que el niño orine antes de dormir, y crear una rutina tranquila en las noches. En el caso de niños mayores de 6 años o si hay preocupación, es necesario consultar con el pediatra para descartar causas médicas o decidir si se requiere tratamiento.

Estos son algunos remedios o medidas caseras a tomar en consideración:

  • Realizar rutinas de baño regulares durante el día y antes de dormir.
  • Evitar bebidas con cafeína (los niños no deben tomar café) o azucaradas en la tarde y noche, ya que estimulan la producción de orina.
  • Colocar un protector impermeable en la cama para evitar accidentes incómodos.
  • Implementar un sistema de recompensas suaves, como felicitar o dar una calcomanía o un pequeño premio por cada noche seca, siempre desde el refuerzo positivo, sin presiones.
  • Hablar con el niño con calma y cariño, asegurándole que no es su culpa, que muchos niños pasan por esto y que juntos encontrarán soluciones.
  • Reforzar su autoestima, es decir, recordarle lo que hace bien, apoyarlo emocionalmente y evitar que se sienta menos que otros.
  • Mantener una actitud tranquila y sin drama ante cada episodio, para que el niño no lo viva como algo traumático o vergonzoso.
  • Involucrarlo suavemente en el cambio de ropa o sábanas como parte de la rutina, pero sin castigo ni reproche.