La innovación genética en semillas se ha convertido en una herramienta clave para enfrentar los desafíos agrícolas en Guatemala  

La innovación genética en semillas se ha convertido en una herramienta clave para enfrentar los desafíos agrícolas en Guatemala  

En un contexto marcado por el cambio climático, suelos degradados y bajos rendimientos, contar con variedades mejoradas de cultivos básicos como el maíz es esencial para garantizar la seguridad alimentaria, especialmente en las regiones más vulnerables.  

Enlace generado

Resumen Automático

24/08/2025 15:00
Fuente: Prensa Libre 

El trabajo del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA), enfocado en el desarrollo de semillas con mayor rendimiento de producción, más resistentes y adaptadas a condiciones locales, representa un avance crucial para los productores de subsistencia y para el fortalecimiento del sistema agroalimentario nacional.

Las nuevas variedades lanzadas recientemente no solo incrementan el rendimiento por áreas cultivadas, sino que preservan características tradicionales del grano, como el sabor y la calidad para la elaboración de tortillas, contribuyendo así al equilibrio entre innovación y cultura alimentaria.

Desarrollo de nuevas variedades

Por años, el ICTA ha desarrollado semillas de granos básicos como maíz, frijol y arroz, entre otros productos, así como la producción de plantas, minitubérculos y estacas. Además, cuenta con un Banco de Germoplasma.

El Banco de Germoplasma del ICTA conserva alrededor de 2 mil 979 accesiones que incluyen semillas y material vegetativo.

Según la institución, esa colección se ha convertido en un patrimonio nacional que contribuye a preservar el valor genético de las semillas y la cultura alimentaria ancestral del país.

Una accesión es una muestra de semillas, materiales de plantación o plantas que puede representar una población silvestre o una variedad, según fuentes especializadas.

En este Banco se conservan más de 2 mil 500 accesiones de semillas ortodoxas de cultivos como maíz, frijol, chiles, cucúrbitas, amaranto, ajonjolí, entre otros, de acuerdo con el boletín del ICTA “Investigación para el Desarrollo Agrícola”, de octubre de 2021.

Entre las colecciones de campo, se preservan alrededor de 110 especies de plantas medicinales, aromáticas y condimentarias, así como 15 genotipos de aguacate y 600 árboles frutales de manzana, pera, melocotón y ciruela. En cuanto a hortalizas nativas, se conservan 83 accesiones de yuca, 62 de malanga, 54 de macal y 29 de camote.

El maíz, en el centro

El banco de germoplasma del ICTA alberga la colección más grande a nivel nacional de maíces nativos, con 2 mil 118 accesiones provenientes de los 22 departamentos del país, según datos a julio 2025, según lo explica la coordinadora de Recursos Genéticos del ICTA, Delmy Castillo.

También se resguardan 43 accesiones de teocintle simple —el ancestro del maíz—, así como mil 653 accesiones con datos georreferenciados en la base de datos Green Global Community Edition, agregó.

En cuanto al desarrollo de semillas, las más recientes son la ICTA Suprema, lanzada el año pasado y destinada para tierras bajas, y la ICTA Altiplano, una variedad de maíz blanco liberada este año, apta para tierras altas.

Franklin Chávez, ingeniero agrónomo y coordinador del Programa de Maíz del ICTA, explicó que han pasado aproximadamente 40 años sin que se desarrollaran variedades específicas para el altiplano, y unos 35 años para las tierras bajas. Aunque en años recientes sí se han producido algunas con resistencia a enfermedades o condiciones climáticas.

Lea además: Producen semilla de maíz amarillo resistente al hongo conocido como mancha de asfalto

Para el Altiplano

Chávez explicó que la variedad denominada ICTA Altiplano, liberada este año, proviene de un maíz nativo de la aldea San José Chirijuyú, en Tecpán, Chimaltenango. Este fue evaluado junto con otros maíces nativos y destacó por su rendimiento, razón por la que fue incluido en el programa de mejoramiento del ICTA.

Después de 10 años de pruebas y desarrollo, se logró liberarla y ponerla a disposición de los agricultores. La decisión parte de identificar qué maíz usar para mejorar la variedad, considerando que Guatemala es parte del Centro de Origen del Maíz, con gran diversidad de maíces nativos, especialmente en el occidente.

Se hicieron colectas de maíz nativo en varias unidades de Chimaltenango y se analizaron características como tamaño y aspecto de la mazorca. El material de San José Chirijuyú sobresalió. Sin embargo, se detectó que la planta tenía una altura superior a la recomendada, por lo que se redujo la altura de la planta y el tamaño de las hojas para evitar que se volcara por los vientos fuertes, y se aumentó el tamaño de la mazorca.

El proceso incluyó una fase de validación con agricultores durante dos años. Ellos emitieron su opinión, y luego se lanzó la variedad.

Semillas de maíz ICTA Altiplano para mayor rendimiento de producción
La semilla de maíz ICTA Altiplano, una de las dos más recientes desarrolladas son de grano blanco, destinas para tierras altas y mayor rendimiento de producción, según la entidad. (Foto Prensa Libre: cortesía ICTA).

Chávez indica que esta variedad rinde entre 70 y 85 quintales por manzana de terreno cultivado, mientras que el promedio nacional es de 32. Dado que los maíces nativos suelen tener bajo rendimiento, esta mejora representa una oportunidad para aumentar la producción y contribuir a la seguridad alimentaria, sobre todo en áreas de subsistencia.

Con maíz nativo, un agricultor obtenía dos quintales por cuerda; con la nueva semilla, se lograron hasta 5.3 en la misma superficie, según autoridades del sector.

El rendimiento se relaciona con el tamaño de la mazorca, que alcanza entre 20 y 25 centímetros, con grano grande. Incluso se han reportado hasta 90 quintales por manzana, se añadió.

Esta semilla es apta para zonas situadas entre 2 mil y 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar (msnm), como Huehuetenango, Quetzaltenango, San Marcos, Quiché, Totonicapán, Sololá, Chimaltenango y Sacatepéquez.

Otras características: calidad de la tortilla

En la parte alta del altiplano, el agricultor valora su maíz nativo principalmente por el tipo de grano y sabor, así como la calidad de la tortilla que produce. Como la nueva variedad fue desarrollada con base en maíz nativo, conserva el sabor, el grano redondo grande y la consistencia necesaria para hacer tortillas, comentó Chávez.

Tortillas de maíz en el comal
La variedad ICTA Altiplano fue desarrollada con base en maíz nativo, conserva el sabor, el grano redondo grande y la consistencia necesaria para hacer tortillas, explica el experto de la institución. (Foto Prensa Libre: EFE).

En el programa de tecnología de alimentos existe un índice de rolabilidad e inflado de las tortillas, y esta variedad superó dichos parámetros. La rolabilidad se refiere a la capacidad de una tortilla para doblarse sin romperse.

Se recomienda sembrar esta variedad en abril con humedad residual o en mayo con presencia de lluvias. Algunos agricultores, por el ciclo largo de los maíces locales, deben sembrar desde febrero, pero si las lluvias se atrasan, podrían perder la siembra.

La semilla puede adquirirse en el ICTA. Se coordina a través de los centros en Chimaltenango y Quetzaltenango. El precio es de Q7.50 por libra y Q750.00 por quintal. Se vende según la cantidad que necesite el agricultor, si hay existencias.

Para el área tropical y Costa Sur

La variedad más reciente desarrollada para el área tropical o tierras bajas es la ICTA Suprema, lanzada en 2024. Es de grano amarillo y rinde de 60 a 70 quintales por manzana, mientras que el promedio nacional es de 32. Es apta para sembrarse en altitudes de 0 a mil 400 msnm.

La anterior variedad de este tipo fue ICTA 6, utilizada en la década de 1990. Han pasado más de 30 años desde que se liberó una nueva semilla para mejorar el rendimiento o la calidad en estas zonas, señaló Chávez.

La ICTA Suprema se desarrolló en cinco años, la mitad del tiempo que tomó la del altiplano, gracias a que en la costa sur pueden obtenerse dos o hasta tres cosechas al año. Esta nueva variedad se mejoró porque era la única disponible para los agricultores de esa región, y superó a la anterior en rendimiento.

Se utilizó germoplasma introducido del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), considerado un colaborador clave del ICTA en este ámbito.

Le puede interesar: ¿Por qué se necesitan los contingentes de maíz amarillo y otros granos cada año?

El proceso incluyó evaluación de materiales, selección de grano, mejora de la variedad, pruebas, validación con agricultores y su posterior liberación. Chávez indicó que la anterior era la única variedad mejorada disponible para los agricultores, ya que las empresas semilleristas se enfocan más en híbridos que en variedades.

Esta variedad es apta para áreas de Escuintla, Suchitepéquez, Jutiapa, Jalapa, Petén, así como el área norte, sur, costa y tierras bajas del Occidente, es decir, todas las regiones por debajo de los mil 400 msnm, también conocidas como zonas de clima cálido o tierras bajas. La época recomendada de siembra es mayo y junio.

Semilla de maíz ICTA Suprema para tierras bajas
La variedad de semilla de maíz ICTA Suprema es destinada para tierras bajas o el trópico también para mejor rendimiento de producción. (Foto Prensa Libre: cortesía ICTA).

Quién usa esas semillas

Acerca del uso de las diferentes semillas, Chávez explicó que en la parte alta del país predomina la producción de maíz en minifundios, con pequeñas parcelas destinadas principalmente al autoconsumo o con poco excedente para la venta. En estas zonas se prefieren maíces con las características de la variedad Altiplano.

En las tierras bajas del país, como en Petén, hay desde pequeños hasta grandes productores de maíz. En este contexto, la variedad ICTA Suprema está enfocada en pequeños productores que no pueden comprar semilla cada año y prefieren conservar la suya para próximos cultivos.

También existen semillas híbridas orientadas a una mayor capacidad de producción y con mayor rendimiento, pero requieren adquirir nueva semilla en cada siembra. Además, en el mercado hay marcas comerciales.

Gustavo Rivas, presidente de la Asociación Nacional de Granos Básicos (Anagrab), señaló que el sector productor de granos en Guatemala se divide en dos segmentos: los productores de subsistencia y los excedentarios o comerciales, aunque algunos sostienen que hay más divisiones según el tamaño de la producción.

Estima que se siembran entre 1 millón 200 mil y 1 millón 350 mil manzanas al año. De ese total, unas 895 mil manzanas las trabaja el sector de subsistencia, en pequeñas extensiones, con rendimientos de entre 16 y 32 quintales por manzana.

Para este sector de subsistencia, el aporte del ICTA es crucial, ya que está mejorando variedades que pueden superar ese rendimiento y contribuir a que los agricultores logren una mayor producción. Esta labor es apoyada también por el Ministerio de Agricultura.

“Los materiales del ICTA tienen relevancia en el sector de subsistencia, y creo que ahí es donde debe trabajar el Ministerio de Agricultura, junto al ICTA, para hacer una mejora continua de dichos materiales y así incrementar el rendimiento”, expresó Rivas.

Agregó que el sector comercial, en su mayoría, no utiliza variedades, sino híbridos —de casas nacionales o extranjeras— que tienen un potencial de entre 80 y 125 quintales por manzana.

Una variedad es un material que el agricultor puede sembrar, cosechar y reutilizar para futuras siembras, mientras que el híbrido no es recomendable para reutilización.

Además de las casas comerciales, el ICTA también ha desarrollado híbridos, como el ICTA HB83, que ha sido mejorado. Con ello, podría abrirse una mayor participación del instituto en el segmento comercial.

Los precios varían: una bolsa de 60 mil semillas de variedad cuesta entre Q300 y Q400; los híbridos nacionales, entre Q600 y Q700; y los híbridos extranjeros pueden llegar hasta Q1 mil 200. Una bolsa de ese tamaño rinde para una manzana y media, señaló Rivas.

Cada 13 de agosto se conmemora en Guatemala el Día Nacional del Maíz, establecido mediante el Decreto 3-2014 del Congreso de la República.

Otras variedades

Las variedades lanzadas en 2024 y 2025 están orientadas a mejorar el rendimiento y la calidad, aunque no presentan resistencia a algunas enfermedades.

Sin embargo, en años anteriores se desarrollaron otras que sí poseen esas características, tanto para el altiplano como para las tierras bajas.

Variedades en el Banco de Germoplasma del ICTA
El Banco de Germoplasma del ICTA conserva alrededor de 2 mil 979 accesiones que incluyen semillas y material vegetativo, refieren datos de la institución. Uno de los principales es el maíz y otros granos básicos como frijol y arroz. (Foto Prensa Libre: cortesía ICTA).

Esta lista incluye cuatro variedades para el altiplano:

  • Según Chávez, actualmente hay disponibles otras cuatro variedades desarrolladas con anterioridad: ICTA Compuesto Blanco (grano blanco) y la ICTA San Marceño (grano amarillo), que pueden utilizarse en los departamentos ya mencionados, en altitudes de 2 mil a 2 mil 800 msnm. Su rendimiento promedio es de 70 a 80 quintales por manzana.
  • También están ICTA V-301 (grano blanco) y la ICTA Don Marshall (grano amarillo), para zonas del altiplano medio, con altitudes de 1 mil 600 a 2 mil msnm. Estas variedades rinden entre 60 y 70 quintales por manzana.

Para tierras bajas se liberaron dos variedades y tres híbridos:

  • En 2007 se lanzó la variedad ICTA B7, tolerante a la sequía y recomendada para el corredor seco.
  • El híbrido ICTA HB17, de 2019, es de grano blanco, con rendimiento potencial de 100 a 130 quintales, y alta resistencia a la mancha de asfalto. Se convirtió en el sustituto del HB83 (de 1983), aunque este sigue vigente por su buena aceptación, pese a su alta susceptibilidad a esa enfermedad.
  • ICTA B15 (2018), comparte las mismas cualidades que el HB18: alto contenido de proteína y zinc. Y la ICTA HB18 (2019), híbrido de alto rendimiento con mejoramiento nutricional. Posee alta calidad de proteína, aminoácidos esenciales (lisina y triptófano) y contenido de 30 partes por millón de zinc (en comparación con menos de 22 de los maíces convencionales). Ambos materiales están enfocados en apoyar a combatir la desnutrición crónica en el país.
  • En 2021 se concluyó el desarrollo del híbrido ICTA Grano de Oro (maíz amarillo), con un rendimiento promedio de 100 quintales por manzana y resistencia al complejo mancha de asfalto (que produce manchas oscuras en las hojas).

Noticias relacionadas

Comentarios