“Nunca sabréis quiénes son vuestros amigos hasta que caigáis en desgracia”. Napoleón

En las interrelaciones que tenemos en el diario vivir, muchas personas son amigables en el trato con los demás, pero eso no debe dar a entender que por su modo de tratar al prójimo son amigos de uno, y uno no se debe tomar la libertad de contarlos como tales. Lo correcto es saber entender la diferencia entre aquellos que por su modo de ser lo tratan a uno amigablemente y aquellos que por la relación que se ha desarrollado son amigos de verdad, y claro está, uno los trata como amigos y ellos saben que pueden contar con nosotros del mismo modo.

Cuando definimos una relación auténticamente de amistad, estamos hablando de aquellas relaciones que en un momento dado tuvimos con alguien y ese trato se desarrolló en una amistad porque las dos partes encontraron no solo una afinidad, sino que tomaron el debido tiempo para darse a conocer y con el tiempo llegaron a valorar a la persona, y buscaron el tiempo necesario para seguir relacionándose al punto de que cada uno llego a ser parte del círculo de relaciones que se tenían.

Si hemos de definir la relación de amistad, habremos de reconocer que este perfil variará de una relación a otra, y no es que hay un patrón o perfil definido en el cual todos pueden ser catalogados. Por lo mismo, si en algún caso se hace el comentario de que tal persona es un amigo personal, posiblemente se sorprendan de cómo podemos ser amigos. La respuesta es sencilla, es que cada uno de nosotros tenemos más de un interés y más de un perfil en el cual diferentes personas pueden llegar a ser nuestros amigos. Esto se hace evidente cuando estamos planificando una reunión con nuestros amigos; sabemos ser selectivos de quiénes pueden participar en esa reunión.

Es sorprendente cómo algunas relaciones de amistad pueden llegar a deteriorarse o, aún más, llegar a perderse por descuidos que podamos tener en la relación y por no prestarles atención o considerar que podemos haber atropellado a la persona en lo que dijimos o tal vez hicimos y, por lo mismo, la otra parte, sin hacer comentario, simplemente se va alejando si nosotros no sabemos disculparnos o tomar el interés de corregir la situación y saber reconstruir la relación, para que podamos disfrutar de la amistad que fue dañada.

Hay quienes, por su modo de ser y por el carácter que tienen, fácilmente proyectan tener la postura de amigos, pero debemos de saber hacer la distinción que lo que la persona tiene es una modalidad amistosa, y eso no nos da ninguna razón para que estemos incluyéndola entre nuestros amigos. Por lo mismo, en muchos casos, cuando se habla de alguien, se hace el comentario de que es una persona amigable y es muy agradable trabajar o estar con ella, pero no necesariamente se la está incluyendo entre los amigos que uno tiene.

Cuando nos encontramos en situaciones que son más que desgastantes y aun pueden llegar a afectar la salud que tenemos, es muy importante considerar a quienes tenemos como amigos, porque ellos sin lugar a dudas de alguna manera habrán de ayudarnos a vivir en una modalidad mucho más realista, y nos podrán ayudar a ver las cosas de tal modo que podamos ser más funcionales y mucho más sociables en el medio en el cual nos movemos.