Uso de leña sigue siendo alto y representa más del 52% del consumo energético en el país

Uso de leña sigue siendo alto y representa más del 52% del consumo energético en el país

La leña es el principal recurso para cubrir el consumo energético en el país, seguida por derivados del petróleo como la gasolina, el diésel y además de la electricidad, según el Balance Energético del 2024, del MEM.

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28/07/2025 05:00
Fuente: Prensa Libre 

La leña sigue siendo el principal recurso para cubrir el consumo energético en el país, con el 52.15%. La gasolina, el diésel y la electricidad le siguen, según el Balance Energético del 2024, emitido por el Ministerio de Energía y Minas (MEM).

Las autoridades gubernamentales comparten preocupaciones, que van desde cubrir la demanda de productos maderables, como los efectos que tiene el uso de leña tanto para la salud como para la deforestación.

Tomando en cuenta el uso generalizado de leña, principalmente en hogares de pobreza y pobreza extrema, los registros oficiales advierten que Huehuetenango, Quiché y San Marcos son los departamentos con mayor déficit de leña; que también coinciden en tener más población en condiciones de vulnerabilidad alimentaria y limitado acceso económico.

Por ahora, el Instituto Nacional de Bosques (Inab), trabaja en consolidar los incentivos forestales, lo que permite que se pueda utilizar la leña de manera sostenible.

Uso de la leña y algunas acciones

Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2023, efectuada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el uso de leña predomina en los hogares en pobreza extrema y no extrema, con 97.2% y 86.9%, respectivamente. En los hogares considerados no pobres, el uso se sitúa en 57.8%.

Los resultados reflejan que el 56% de la población vive en pobreza: 16.2% en extrema y 39.8% en no extrema. El 44% se considera no pobre.

Según la Estrategia Nacional de Producción Sostenible y Uso Eficiente de Leña 2013-2024, emitida por el INAB en 2015, la oferta anual promedio de leña se estimaba en 17.96 millones de metros cúbicos, provenientes en su mayoría de bosques naturales (85%), plantaciones forestales (14%) y residuos de la industria (1%). Sin embargo, la demanda anual estimada era de 27.98 millones de metros cúbicos, principalmente por consumo doméstico rural (85%), urbano (13%) e industrial (2%).

Se explica que, según esos promedios, se extraían 10.02 millones de metros cúbicos más de los que regeneraba el bosque, lo cual indica que el consumo nacional no es sostenible.

Edwin Oliva, jefe de Gobernanza Forestal del INAB, indicó que en 2012 se elaboró el estudio “Oferta y demanda de leña en la República de Guatemala” y se estimó que el consumo energético de biomasa era de 15.7 millones de toneladas por año, mientras que la oferta sostenible ascendía a 10.04 millones. Había un déficit de 5.7 millones de toneladas.

El déficit persiste, según Oliva, aunque ha disminuido gracias a la regeneración natural y a los programas estatales de incentivos forestales.

Entre los tipos de leña más utilizados figuran las de casuarina, madrecacao, aripín, aliso, paterna, gravilea, eucalipto, matilisguate, liquidámbar, pino, ciprés y encino.

Oliva añadió que la estrategia nacional busca establecer y manejar al menos 48 mil hectáreas de plantaciones y sistemas agroforestales, apoyados por incentivos para producir leña de manera continua y sostenida. Además, se promueve el uso de tecnologías apropiadas mediante asistencia técnica y financiera, así como la implementación de estufas mejoradas.

Otros consumos

El consumo total de energéticos aumentó alrededor del 4.8% el año pasado, respecto al anterior. Los energéticos primarios crecieron un 3% (leña y energía eléctrica), y los secundarios, un 7.75% (derivados del petróleo), según el mismo informe.

El análisis del MEM refiere que dicho comportamiento plantea desafíos ambientales y sociales, especialmente relacionados con la salud y la deforestación derivado del uso de leña.

Dentro de los energéticos secundarios, los derivados del petróleo continúan como la fuente dominante, en especial la gasolina y el diésel, que tienen una participación del 36% y 34.47%, respectivamente, en la matriz de oferta secundaria.

Mientras la leña es el combustible preferido, el transporte terrestre es el segundo mayor consumidor de energía, con 28.12% del total nacional y le sigue el sector industrial con el 10.54%.

En el caso de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), es el transporte terrestre quien más aporta, con 48.83% del total por país en el 2024. El sector industrial, residencial y de electricidad presentan porcentajes similares, de aproximadamente 16% cada uno.

Consumos

El viceministro de Energía del MEM, Juan Fernando Castro, estimó que el consumo de combustibles como diésel y gasolina asciende a unos 32 mil millones de barriles equivalentes de petróleo (kBEP).

Le sigue el gas licuado de petróleo (GLP), con aproximadamente 6 mil millones de barriles equivalentes, el búnker, con unos 300 millones, y el carbón, con alrededor de 3 mil millones.

Sin embargo, afirmó que el consumo de leña supera los 58 mil millones de barriles equivalentes de petróleo.

Añadió que, aunque la leña contamina menos al compensarse el carbono absorbido por los árboles al crecer, su uso genera problemas asociados a la deforestación y a la salud.

En cuanto al transporte, citó que el parque vehicular nacional supera los seis millones de unidades, de las cuales 36% se concentra en el departamento de Guatemala, seguido de Quetzaltenango.

En el caso del consumo de energía eléctrica, indicó que 68% de la capacidad instalada proviene de fuentes renovables, y 32% de no renovables como carbón y búnker.

Otros datos

• El precio de la tarea de leña varía entre Q200 y Q600, según el tipo de madera, y una familia puede necesitar dos tareas al mes.

• Huehuetenango, Quiché y San Marcos son los departamentos con mayor déficit de leña.

• Los municipios con mayor déficit coinciden con los de mayor población, pobreza y vulnerabilidad alimentaria.

• Según la ENEI 2022, la principal fuente de energía para cocinar es la leña (49.6%), seguida del gas propano (48.2%). Un 0.1% usa carbón y otro 0.1% gas corriente o kerosene.

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