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Bono 14 y aranceles, dos hechos que pueden repercutir en las compras de temporada
Promociones, descuentos y ofertas para persuadir a los compradores que cada vez son más selectivos a la hora de gastar y comparar precio y calidad.
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Algunos comercios, esta semana, abrieron con actividades de descuentos en varias categorías de productos. El objetivo es atraer a consumidores que, con el bono 14, ya planifican sus compras de electrodomésticos, tecnología, vehículos y artículos novedosos. El próximo mes, los patronos deben cumplir con la paga extraordinaria de medio año, una prestación que reciben los trabajadores del sector formal, y que, para la Cámara de Comercio de Guatemala (CCG), es una importante inyección de liquidez para la economía, pues estimula el consumo.
Sin embargo, la incertidumbre por las políticas arancelarias y migratorias del presidente Donald Trump en EE. UU, este año, podría ralentizar el dinamismo de la economía y encarecer los precios en el mercado local. Mayo fue un buen mes de ventas. En julio —por el bono—, siempre hay promociones, y las personas gastan más que en fechas como las de fin de año, cuando prefieren reservar el aguinaldo para los gastos de cenas familiares, adquisición de ropa y pago de gastos escolares, explica uno de los encargados de atención al cliente en un comercio de artículos electrónicos.
Agrega que los proveedores tienen dificultades para anticipar los costos que se trasladan al precio, debido a lo incierto de los aranceles. En algunos casos, se animan a anticipar alzas de entre 10% y 15% en los precios. La CCG afirma que algunas empresas guatemaltecas que forman parte de cadenas de valor internacionales o importan insumos de EE. UU. reportan “cierto nivel de incertidumbre y posibles afectaciones”, a raíz de los cambios en la política aduanera del actual gobierno estadounidense.
Aunque el impacto en el país no es generalizado, cualquier variación en las tasas de importación o medidas de comercio exterior que aplique EE. UU. pueden incidir en los costos de producción, precios finales y competitividad de nuestras exportaciones e importaciones, explica la mencionada cámara.
El Banco de Guatemala se prepara
Según, Álvaro González Ricci, presidente del Banco de Guatemala (Banguat), para este año se calcula en Q2 mil 500 millones el aumento en la emisión monetaria con objeto de cubrir la demanda adicional de efectivo asociada al pago del bono 14. El período de pago comprende desde la última semana de junio hasta la tercera de julio. La CCG prevé un crecimiento en ventas de entre 10% y 15% en sectores de consumo masivo —alimentos y supermercados, vestuario y calzado—, como resultado de las compras personales y familiares; en tecnología y electrodomésticos, especialmente por las promociones asociadas al bono 14, y en recreación y restaurantes que presentan mayor afluencia de clientes.
El bono 14 lo reciben los trabajadores del sector formal, que —según datos del 2023 publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE)— representan 29.7% de la población ocupada (6.6 millones). Expertos afirman que el efecto del bono 14 en las ventas mensuales se observa en el comportamiento de la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA), y dicha prestación plantea la posibilidad de que haya mayor liquidez en los hogares; en consecuencia, las empresas ven la oportunidad para ofrecer promociones.
Fredy Ortiz, psicólogo de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental, recuerda que este es un beneficio con el que no todos los trabajadores cuentan, y desde ese enfoque se perciben impactos en las emociones y en la salud mental de quienes no lo tienen. Por otro lado, esta prestación puede ser causa de malestar emocional para quienes la reciben, si caen en compras impulsivas, explica Ortiz.
A la hora de comprar, los consumidores guatemaltecos consideran el nivel de sus ingresos y del endeudamiento —más de la mitad de los hogares paga una deuda—, gastos imprevistos y conceptos aspiracionales, de acuerdo con el reporte “El shopper guatemalteco se vuelve más económico”, de DataLab PL, elaborado por medio de la plataforma Data Sciencie Goo.
“Vivimos en una sociedad donde el consumismo está presente”, nota Ortiz, al atribuir a la cultura de consumo las “compras emocionales” que efectúa un gran porcentaje de la población. Otro aspecto que resalta el profesional es el intento de alcanzar un nivel de vida que se consideran bueno, el cual induce al consumidor a gastos impulsivos para lograr estatus social, incluso si excede los ingresos recibidos.
Las compras impulsivas también ocurren por la necesidad de algunas personas de tener una constante valoración, que se resumen en “tener para valer”, un fenómeno sociocultural en que las personas no ven el precio, sino el resultado y la sensación que eso les provee —pese a que se trate de un solo un momento— para aparentar o quedar bien con alguien. Estos factores, según el psicólogo, profundizan los problemas de autoestima y preocupación por endeudamientos que originan ansiedad, tensión emocional, estrés y aislamiento.
Más allá del consumo
DataLab PL refiere que los consumidores de hoy encuentran un aliado en la tecnología y las aplicaciones electrónicas, para reducir y gestionar sus gastos. Al respecto, la CCG asevera: “Vemos un consumidor más híbrido; consulta y compara en línea, pero aún valora la experiencia presencial. Las empresas que mejor desempeño muestran son aquellas que han logrado integrar ambos canales, de manera eficiente, porque ofrecen una experiencia omnicanal sólida”.
No todos los compradores son “emocionales”. Hay un grupo de personas que son racionales en sus decisiones de compra, es decir, que poseen una salud mental establecida y evitan la presión social de consumir, por lo cual invierten el dinero en su proyecto de vida, añade Ortiz. Por su parte, el presidente del Banguat hace ver que el bono 14 puede utilizarse en construir una base financiera más sólida para el futuro.
“Además del consumo inmediato, los trabajadores cuentan con alternativas para utilizarlo de forma estratégica”, en opciones como amortización de deuda, inversión en activos productivos —como la educación, mejoras en la vivienda, iniciar un emprendimiento o un ahorro programado—, puntualiza. En mayo último, la inflación interanual fue de 1.69% y, según el INE, los precios se aceleraron respecto de abril, y las principales alzas se registraron en rubros como alimentos, vivienda, restaurantes y salud.
Debido a la inflación, los bienes se vuelven más caros y el salario se deteriora, pues no crece al mismo ritmo que los precios, afirma Enrique Lacs, consultor en comercio internacional y exviceministro de Economía. “Existe un desfase entre el aumento de precios y el ajuste de los ingresos de las personas”, asevera. Uno de los factores que influye en los precios es que Guatemala importa varios de los productos de consumo, principalmente de EE. UU, Centroamérica, China y México. En el informe de comercio exterior del cierre del 2024, publicado por el Ministerio de Economía (Mineco), se registró un monto de US$32 mil 489 millones de las importaciones realizadas.
Desde EE. UU. se importan combustibles, máquinas y aparatos electrotécnicos, maíz, algodón y trigo, entre otras mercancías. Esto aumenta la incertidumbre derivada de las medidas arancelarias de Trump. Lacs considera la posibilidad de que, al comprar productos a una empresa estadounidense, el impacto en los precios de venta, según el tipo de producto que se trate, será de entre un 5% a un 15% mayor, puesto que también el país del norte depende de productos que importa desde otras naciones.
González Ricci asegura que, hasta abril último, no hubo evidencia de cambios en los precios —de los productos importados— que puedan atribuirse a políticas arancelarias. “Sin embargo, la persistente incertidumbre del entorno externo, particularmente la asociada a los cambios en la política comercial de algunas de las principales economías, sí representa un riesgo latente de presiones inflacionarias importadas”, matiza.