Conciencia ciudadana por la educación

Conciencia ciudadana por la educación

Calibren la soberbia y dosifiquen la tozudez.

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Resumen Automático

27/07/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

La confrontación entre el Ministerio de Educación (Mineduc) y el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), que parecía ser pasajera, se ha prolongado, sin visualizarse aún una salida ni jurídica ni a través de unas mesas de diálogo acotadas, excluyentes y de objetivos difusos promovidas por el Mineduc que, al parecer, no son relevantes ni funcionales.

Calibren la soberbia y dosifiquen la tozudez.

Se reconoce que el nefasto y el conspirativo gobierno anterior dejó suscrito, en el ocaso de su período, un pacto colectivo, desnaturalizando las funciones rectoras de carácter constitucional del Mineduc frente al STEG, incluyendo un aberrante acuerdo de confidencialidad. Es importante destacar que dirigir el Mineduc no es una tarea fácil y requiere de múltiples talentos, de conocimientos y de experiencias ad hoc. Es la organización de mayor dimensión y alcance de toda Centroamérica y que atiende, a través de miles de maestros, a la mayoría de la niñez y de la adolescencia, que son y deberían ser siempre lo más apreciado del país.

Si bien esta conflictividad opaca y distorsiona esta realidad, prevalece en los medios de comunicación social una discusión pública de este asunto, que es necesario mantenerla como reflejo de un genuino sentir ciudadano.

En esta discusión abierta, cabe resaltar el comunicado oportuno y que es bienvenido del Consejo Económico y Social de Guatemala (CES), publicado en Prensa Libre el jueves 24 de julio pasado, en la página 23. En este comunicado se manifiesta su posición institucional, que es colegiada, y esto es un gran avance que debe reconocerse, entre los sectores productivos nacionales: trabajadores, empresarios y cooperativistas. Esta publicación expresa lo siguiente: “El CES exhorta a las más altas autoridades gubernamentales, a los líderes del magisterio nacional y a sectores vinculados a establecer de manera urgente un espacio institucionalizado para el diálogo social respetuoso, constructivo y comprometido, que permita alcanzar acuerdos orientados a garantizar el pleno acceso a la educación para todos los niños, niñas y adolescentes del país”.

Esta exhortación es un primer y valioso paso inicial. Por ello, la importancia, en las actuales circunstancias, de que otras instancias serias y comprometidas vinculadas a la comunidad educativa nacional, que comparten el mismo sentir del CES, podrían estar interesadas también en sumarse a este llamado a un diálogo social.

Se le abre un resquicio al presidente de la República, Bernardo Arévalo de León, y a la ministra de Educación, Anabella Giracca, ambos fundadores del extinto partido político Movimiento Semilla, para propiciar o bien explorar seriamente la posibilidad de definir una metodología junto a otros actores confiables, no necesariamente de su mismo pensamiento político, que le den vida y efectividad a un diálogo social. El CES es un ejemplo de ello.

Un proceso de esta naturaleza es muy complejo, lleva tiempo, implica paciencia, perseverancia y sobre todo pericia política conformarlo, adaptarlo e implementarlo por fases, requiriendo que las partes involucradas o los protagonistas del momento calibren la soberbia, dosifiquen la tozudez, se desencadenen del pasado y hagan empatía en función de la niñez y de los adolescentes más vulnerables y necesitados del país. Este proceso en el marco del respeto irrestricto al Estado de derecho. Es deseable evitar presiones indebidas, bloqueos, campamentos o amenazas de medidas de hecho.

Hay un nivel superior de conciencia ciudadana por la educación, que no hay que subestimar. La ciudadanía se frustraría aún más si fracasa este esfuerzo serio y comprometido por desactivar la confrontación y de abrir un necesario e indispensable diálogo social.