El mundo necesita bondad

El mundo necesita bondad

Hacen falta más líderes como el papa Francisco, que consideren la ética, la bondad y la honradez como una forma de vivir.

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24/04/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

Ante la muerte del papa Francisco, sentí un vacío. Me preguntaba por qué, si yo no soy de las personas que se pasan rezando el rosario o en una iglesia. Quizás sus doce años de papado me mostraron dos cosas importantes: que un líder, sin importar si es religioso, político, social o de otra índole, debe tener una conciencia despierta frente al mundo que vive; y que la bondad y la honestidad son valores, cada vez más necesarios, en toda persona que quiera ser un buen líder.

Hacen falta más líderes como el papa Francisco, que consideren la ética, la bondad y la honradez como una forma de vivir.

“Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos”, dijo el Papa. La congruencia a lo largo de su vida, entre lo que decía y lo que hacía, también me fue cautivando poco a poco, al igual que esa manera suya de abrir de par en par las puertas de la Iglesia Católica a todas las personas. Él, que cargaba sus propias maletas cuando tenía que viajar al Vaticano antes de ser nombrado Papa, que tomaba el autobús para visitar los barrios más pobres en Argentina y que tenía derecho a recibir, como Papa, un salario anual de aproximadamente 340 mil euros, decidió hacer votos de pobreza y, al momento de su muerte, según medios españoles, contaba en su cuenta con 100 dólares. Claro que tenía techo, salud y comida asegurados, pero no aceptar un salario de ese tamaño es una práctica inusual en ese medio y ese cargo.

Hace poco, vi una película que se llama El Padre Jorge, y es que ese era el nombre de este cura argentino antes de ser nombrado Papa: Jorge Mario Bergoglio. Adoptar el nombre “Francisco” lo hizo en honor de Francisco de Asís, el humilde santo que vivió para cuidar a los pobres, los animales y la naturaleza. En medio de este modelo económico tan salvaje, algunos verán esto ridículo. Esos algunos quizás estén de acuerdo en darle sobras y frazadas a los pobres, porque “pobrecitos”; pero también dirán que quienes cuestionan las causas de la pobreza son comunistas. No cabe duda de que la ignorancia es siempre audaz y superficial. Por eso, algunos se atrevieron a nombrar al papa Francisco con calificativos como ese, aunque él jamás fue montonero, peronista ni comunista. Eso a él le importaba mucho menos que la gente. Ser solidario, honesto y bueno no significaba ser comunista, pero eso no lo entenderán quienes no entienden nada. Por otro lado, hubo una izquierda reaccionaria que siempre lo consideró tibio. Me gustan los que incomodan a los extremos.

Como latinoamericana, me sentí representada por el papa Francisco, el primero en ser originario de América Latina. Con todos sus aciertos y errores, él siempre defendió la vida sobre la muerte. Fue, definitivamente, un papa que llegó a mover las rígidas estructuras vaticanas. En su segunda encíclica (2015), explícitamente aclara que no se trata de un discurso verde más, y nos invita a “reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las dimensiones del ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”.

Su voz se alzó siempre en contra de la discriminación y el odio, por cualquier razón de etnia, clase, género o condición. “Es mejor ser ateo que ir a la iglesia y odiar a todo el mundo”, dijo. Estuvo siempre a favor de los migrantes, los excluidos y las mujeres, cuya participación dentro de la Iglesia aumentó. Habló recio en contra de genocidios, guerras y conflictos. Esto molestó, de nuevo, a muchos. Igual que cuando ordenó las rebajas de salarios a obispos y cardenales y transparentó las finanzas del Vaticano.

Ante la incertidumbre del mundo que vivimos y los odios que los líderes narcisitas reparten a diestra y siniestra, hacen falta más líderes como el papa Francisco, que consideren la ética, la bondad y la honradez como una forma de vivir.