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“Disfruto mucho ser padre soltero”: Daniel Herrera comparte su experiencia transformadora, alegría y una aventura de crecimiento
Con los valores correctos, una comunicación efectiva y una actitud positiva, Daniel Herrera afirma que es posible no solo sobrevivir como padre soltero, sino prosperar y encontrar en esa experiencia una fuente de crecimiento y felicidad.
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“Fue un balde de agua fría y, al mismo tiempo, una aventura donde uno dice ‘tengo miedo, pero tengo que hacerlo’, y no había vuelta atrás”, así define Daniel Herrera la paternidad desde el momento en que se convirtió en papá soltero, durante la pandemia.
Herrera recuerda que asumir la responsabilidad completa de su hijo Sebastián fue “algo de la noche a la mañana”.
Lo que pudo haber sido una experiencia abrumadora se convirtió en una oportunidad de crecimiento. “Fueron dos cosas que cambiaron el mundo, mi mundo”, reflexiona Herrera sobre la combinación de la nueva situación familiar y el confinamiento por el COVID-19.
La clave está en disfrutar el proceso
A diferencia de muchos padres que viven la crianza como una carga, Herrera encontró en ella una fuente de alegría. “A veces siento que platico con otras personas que están en la misma posición que yo, independientemente del género, y como que lo dicen con un tono de carga, pero realmente, en mi caso, yo lo disfruto mucho”, explica.
Esta actitud positiva no es casualidad. Herrera atribuye su adaptación exitosa a los valores con los que fue educado: “Los principios siguen siendo los mismos. Lo que cambió un poquito es cómo las prioridades”. Su filosofía es clara: si ya está en esa situación, lo mejor es disfrutarla.
Una relación padre-hijo construida en la comunicación
Una de las claves del éxito de Herrera como padre soltero ha sido establecer canales de comunicación sólidos con Sebastián. “Creo que el que abre la forma de comunicación es uno como papá”, asegura.
Esta comunicación se mantiene constante: cada día, a las 13.30 horas, Herrera espera la llamada de Sebastián para contarle cómo le fue en el colegio.
Sin embargo, Herrera es claro al mantener el equilibrio entre comunicación y autoridad: “Él sabe que no somos amigos, que no me puede tratar como a un amigo, sino que hay un punto en que él sabe cómo me tiene que hablar”.

Navegando la era digital como padre responsable
La tecnología ha sido tanto un aliado como un desafío en la crianza de Sebastián. Herrera tuvo que darle un teléfono a su hijo antes de la edad recomendada, debido a las circunstancias, pero supo establecer límites inteligentes.
“Uno de los primeros pasos es dosificarles el acceso a la red”, explica. Utilizó herramientas de control parental y estableció horarios, pero lo más importante fue la educación: “Inculcarles el hecho de que hay maldad afuera, que cualquier persona se puede hacer pasar por lo que no es”.
El resultado de esta estrategia es visible: ahora que Sebastián va a cumplir 15 años, Herrera le ha liberado casi todos los controles, y el adolescente, por voluntad propia, apaga su teléfono antes de las 23 horas.
El apoyo familiar: pilar fundamental
Herrera reconoce que no ha estado solo en esta travesía. “Uno de los pilares muy importantes es la ayuda de la familia. En mi caso, mi papá es mi mano derecha. Sin él, creo que no podría salir adelante”, admite con honestidad.
Esta red de apoyo ha sido crucial para mantener la estabilidad que Sebastián necesita, especialmente considerando que Herrera debe ejercer su paternidad “a distancia” gran parte del tiempo por su trabajo.
“Creo que estoy formando una persona íntegra, que sabe qué es lo bueno, qué es lo malo y el hecho de no hacer daño. El respeto hacia todos, todos merecemos respeto”, concluye Herrera sobre su labor como padre. Reflexiona que forzar una relación nunca será beneficioso, por lo que su recomendación es “escuchar primero y luego tratar de comunicar qué es lo que uno quiere como papá”.