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Por qué los imanes de tierras raras de China ponen en apuros a Estados Unidos y Europa
Estados Unidos permitió que su industria de metales de tierras raras se trasladara a China y ahora podría enfrentar graves trastornos económicos, pues este país limita suministros cruciales.
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Hace dos décadas, unas fábricas de Indiana que convertían metales de tierras raras en imanes trasladaron la producción a China, justo cuando empezaba a dispararse la demanda de imanes para todo tipo de productos, desde automóviles y semiconductores hasta aviones de combate y robots.
Ahora, Estados Unidos se enfrenta al costo de perder esa cadena de suministro. El gobierno chino interrumpió bruscamente las exportaciones de imanes de tierras raras a cualquier país el 4 de abril, en el marco de su guerra comercial con Estados Unidos.
Los funcionarios estadounidenses esperaban que China suavizara sus restricciones sobre los imanes como parte de la tregua comercial que ambos países alcanzaron a mediados de mayo. Pero el viernes, el presidente Donald Trump sugirió que China había seguido limitando el acceso.
Ahora, a las empresas estadounidenses y europeas se les están agotando los imanes.
Los fabricantes de automóviles estadounidenses son los más afectados; los ejecutivos advierten que la producción en las fábricas del medio oeste y el sur podría reducirse en los próximos días y semanas. Los fabricantes de automóviles necesitan los imanes para los motores eléctricos que accionan los frenos, la dirección y los inyectores de combustible. Los motores de un solo asiento de un coche de lujo, por ejemplo, utilizan hasta 12 imanes.
Los robots de las fábricas también dependen de los imanes de tierras raras.
“Este es el talón de Aquiles de Estados Unidos y del mundo, que China explota continuamente”, dijo Nazak Nikakhtar, quien fue el subsecretario de Comercio encargado de supervisar los controles a la exportación durante el primer mandato de Trump.
El gobierno chino ha dicho poco últimamente sobre sus restricciones a la exportación de tierras raras. Kevin Hassett, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, dijo el fin de semana en el programa This Week de la cadena ABC que Trump y el dirigente chino, Xi Jinping, podrían hablar sobre comercio esta misma semana, aunque no se había fijado ninguna fecha.
Después de que China detuviera todas las exportaciones, Pekín dijo que los futuros envíos requerirían licencias de exportación independientes. Desde entonces, el Ministerio de Comercio chino ha batallado para conceder licencias. Concedió un puñado a empresas europeas a mediados de abril y algunas más a empresas estadounidenses la semana pasada, pero los suministros mundiales están disminuyendo rápidamente.
“Están llegando algunas aprobaciones, pero distan mucho de ser suficientes para evitar la inminente paralización de la producción”, dijo Jens Eskelund, presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China. “Seguimos enfrentándonos a una importante interrupción de las cadenas de suministro”.
Para empeorar las cosas, algunos fabricantes chinos de imanes de tierras raras han parado la producción mientras esperan el permiso para reanudar las exportaciones. La interrupción de semanas en la producción de imanes está avanzando por las cadenas de suministro y pronto podría llegar a los fabricantes.
“China podría paralizar las plantas de montaje de automóviles de Estados Unidos”, dijo Michael Dunne, consultor de automoción especializado en China.
China produce el 90 por ciento de las casi 182 mil toneladas anuales de imanes de tierras raras de alto rendimiento del mundo. Las empresas japonesas producen la mayor parte del resto en Japón y Vietnam, principalmente para fabricantes japoneses.
Estados Unidos no produce prácticamente ninguno, aunque pequeñas fábricas empezarán a operar a plena capacidad este año en Carolina del Sur y Texas. Una sucesión de gobiernos estadounidenses ha intentado reactivar la industria desde que China llamó la atención sobre su dominio al imponer un embargo de dos meses a los envíos de tierras raras a Japón durante una disputa territorial en 2010.
Pero poco ha ocurrido, debido a una cruda realidad: fabricar imanes de tierras raras requiere inversiones considerables en cada fase de la producción. Sin embargo, las ventas y las ganancias son ínfimas.
Las ventas mundiales de tierras raras extraídas ascienden a tan solo US$5 mil millones al año. Esto es minúsculo comparado con industrias de 300 mil millones como la minería del cobre o del hierro.
China tiene una formidable ventaja competitiva. La industria estatal tiene pocos costos de cumplimiento medioambiental para sus minas y un presupuesto gubernamental casi ilimitado para construir enormes refinerías de procesamiento y fábricas de imanes.
El procesamiento de tierras raras es técnicamente exigente, pero China ha desarrollado nuevos procesos. En 39 universidades de todo el país se imparten programas de química de tierras raras, mientras que en Estados Unidos no existen programas similares.
China refina más del 99 por ciento del suministro mundial de las llamadas tierras raras pesadas, que son los tipos menos comunes de tierras raras. Las tierras raras pesadas son esenciales para fabricar imanes que resistan las altas temperaturas y los campos eléctricos de los automóviles, los semiconductores y muchas otras tecnologías.
La única mina estadounidense de tierras raras, situada en Mountain Pass, California, dejó de producir en 1998 después de que se filtraran restos de metales pesados y material ligeramente radiactivo de una tubería del desierto. Empresas chinas controladas por el Estado intentaron tres veces sin éxito comprar la mina inactiva antes de que fuera adquirida por inversores estadounidenses en el 2008.
En 2010 se puso en marcha un programa de inversión de US$1 mil millones respaldado por el Pentágono para mejorar el cumplimiento de las normas medioambientales y ampliar la mina y la refinería que tiene a un lado. Pero el costoso complejo no pudo competir cuando reabrió brevemente en 2014, y volvió a cerrar al año siguiente.
MP Materials, un grupo inversor de Chicago que incluía una empresa asociada minoritaria propiedad en parte del gobierno chino, compró la mina en 2017. La mina reabrió al año siguiente, pero enviaba su mineral a China para la difícil tarea de separar los distintos tipos de tierras raras.
Apenas en meses recientes la mina ha sido capaz de separar químicamente las tierras raras en más de la mitad de su producción. Sin embargo, esto representa una pérdida de dinero, porque el procesamiento en China es muy barato.
MP Materials construyó en Texas la nueva fábrica que convertirá las tierras raras separadas en imanes.
La transformación de las tierras raras separadas en lingotes metálicos químicamente puros que puedan introducirse en los hornos de las máquinas de fabricación de imanes supone un cuello de botella considerable. Una empresa emergente de Nueva Inglaterra, Phoenix Tailings, está abordando esa deficiencia, pero su pequeña escala pone de relieve el reto.
Phoenix Tailings ha absorbido gran parte del personal y el equipo de Infinium, una empresa emergente que había intentado hacer lo mismo. Infinium se quedó sin dinero en 2020, cuando los legisladores estadounidenses estaban más enfocados en la pandemia de COVID-19 que en las tierras raras.
Como los minerales chinos de tierras raras son difíciles de conseguir, Phoenix fabrica el metal a partir de residuos mineros: material sobrante en las minas que ya se ha procesado una vez para eliminar otro material, como el hierro.
Phoenix Tailings tiene cuatro máquinas, cada una del tamaño de una casita de campo, en su fábrica de Burlington, Massachusetts. Cada una produce un lingote de 3 kilogramos cada tres horas, las 24 horas del día. La capacidad total de la operación es de 36.2 toneladas al año, dijo Nick Myers, director ejecutivo de Phoenix. No quiso identificar al comprador, pero dijo que era una empresa automovilística.
Phoenix está instalando equipos en un emplazamiento mayor en Exeter, Nuevo Hampshire, para producir metal a un ritmo de 181.5 toneladas al año, una cifra aún ínfima comparada con las fábricas chinas que producen más que eso en un mes.
Thomas Villalón Jr., director técnico de Phoenix, dijo que aumentar rápidamente la producción era importante durante una guerra comercial: “En este momento es una carrera”.