El arte de cultivar un hobby para una vida con propósito

El arte de cultivar un hobby para una vida con propósito

Antes que ser profesionales, somos personas, con creatividad, pasiones, inquietudes.

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Resumen Automático

26/07/2025 00:00
Fuente: Prensa Libre 

Hace unas semanas, tuve el gusto de cenar con un grupo de ejecutivos de alto nivel de una empresa transnacional. La conversación se volvió especialmente interesante cuando una de las participantes propuso un ejercicio: hacernos preguntas difíciles y responderlas sin filtro, rompiendo todos nuestros paradigmas.

Antes que ser profesionales, somos personas, con creatividad, pasiones, inquietudes.

Hubo una pregunta que me encantó y era esta: Si tuvieras el éxito asegurado, ¿qué profesión escogerías? Fue fascinante ver que ninguno respondió con su profesión actual, a pesar de ser personas muy exitosas. Todos hablaron de sus hobbies. Uno dijo que sería chef, otro soñaba con ser guía de montaña, alguien más confesó que pintaría paisajes. Yo respondí que sería mecánico de lanchas.

Esa respuesta me hizo reflexionar. Reparar motores marinos es un hobby que empecé hace unos años y que se ha convertido en algo muy relajante para mí. Es casi terapéutico, ya que me obliga a concentrarme, a aprender algo nuevo y me conecta con mi amor por el mar.

Recordé entonces ese dicho tan conocido: “Quien hace lo que ama, nunca trabaja un solo día de su vida”. Pero también entendí algo importante y es que no siempre podemos convertir nuestra mayor pasión en nuestra profesión. Y eso está bien.

El verdadero equilibrio está en reservar un espacio para aquello que amamos. Vivimos en una era en la que el éxito profesional se ha convertido, muchas veces, en la medida principal del valor personal. Esto se puede reflejar por medio de logros, cargos, ingresos, ascensos, entre otros. Nos enseñaron a correr, pero no siempre a detenernos; a perseguir metas, pero no necesariamente a encontrarnos. Sin embargo, hay un espacio silencioso, casi invisible pero indispensable para el verdadero éxito y que representa una clave para una vida plena, el hobby.

Aunque nuestra carrera no sea nuestro sueño más profundo, podemos encontrar ese espacio en nuestros hobbies. Ahí está la clave para mantenernos motivados, creativos y, sobre todo, felices. Un hobby es mucho más que una actividad de tiempo libre; no es un lujo ni una pérdida de tiempo. Es una pausa significativa, una puerta a nuestra autenticidad. Es ese espacio donde no tenemos que ser los mejores, solo ser nosotros mismos y disfrutarlo. Y aunque parezca algo menor o prescindible, es justamente ahí, en lo que hacemos por el simple hecho de disfrutarlo, donde se esconde gran parte del equilibrio emocional que necesitamos para prosperar también en lo profesional.

No se trata de dejar de trabajar o de bajar el ritmo profesional, sino de encontrar una fuente alterna de sentido. Porque, muchas veces, es en esos momentos de desconexión, donde aparecen las mejores ideas, las nuevas perspectivas, o simplemente la energía renovada para seguir. Por eso vale la pena plantearse de vez en cuando estas tres preguntas: 1) ¿Quiénes somos cuando no estamos trabajando? 2) ¿Qué nos mueve cuando no hay metas ni entregas? 3) ¿Qué me recarga la energía y me hace genuinamente feliz?

Tener un hobby nos obliga a reconectar con esas respuestas. Nos recuerda que antes que profesionales, somos personas, con creatividad, pasiones, inquietudes y ganas de explorar el mundo sin etiquetas ni cargos.

Una vida integral no se define solo por los logros visibles, sino por la plenitud con la que transcurre lo invisible: las horas que invertimos en nosotros mismos sin esperar aplausos, ni likes, ni promociones.

Así que la próxima vez que sientas que el mundo laboral te consume, hazte esta pregunta simple, pero poderosa: ¿Qué me gusta hacer cuando nadie me pide resultados? Allí está la semilla de tu hobby. Allí está también una de las claves para un éxito más humano, más completo, más tuyo.