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Planificamos mejor si el panorama está claro
En la medida en que sepamos ser realistas, nuestros planes podrán llegar a ser una realidad.
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“La planificación es el arte de hacer preguntas y luego renovar constantemente el proceso del pensamiento”. Constantino Markides
La tarea de planificar seguramente es algo que muchas veces la estamos desarrollando sin pensar y, por las obligaciones y responsabilidades que hemos adquirido, lo hacemos de un modo espontáneo; pero, por ello, en algunos casos, nos encontramos con dificultades porque no pudimos prever muchos detalles, los cuales nos afectan en el momento que estamos desempeñando la tarea.
El tiempo que se ocupa en planificación es, sin lugar a dudas, una inversión que será de beneficio.
Nos ayudaría si pudiéramos considerar la planificación como un arte de visualizar algo y, una vez que lo tenemos claro, empezamos a llevarlo a la práctica: un ejemplo que puede, de alguna manera, ayudarnos en este concepto es el del artista que se propone pintar un cuadro y reúne todos sus elementos para iniciar la tarea.
Pero lo más importante es que en su mente tiene claramente definido lo que trasladará al lienzo. Posiblemente en el proceso habrá de introducir algunos cambios, pero estos son para mejorar la obra y no para cambiar la temática. En el mismo modo, en todo lo que cada uno de nosotros emprende, tiene exactamente el mismo proceso.
En la vida nos trazamos metas, y seguramente cada una de ellas tiene un objetivo muy específico, el cual de alguna manera justificará todo el esfuerzo y empeño que habremos de dedicar para poder lograrlo.
En la medida de la madurez habremos de ir evaluando cada paso y aseguraremos de que estamos en la dirección correcta. Esto nos habrá de dar no solo la gratificación, que es natural, sino también la certeza de que estamos avanzando y cada vez estamos más cerca de lograr lo que hemos planificado.
Seguramente, en el proceso del avance para alcanzar nuestros planes, tendremos que saber cómo superar las dificultades que vamos encontrando, pero en el recuento no pesarán tanto los obstáculos, sino la medida en la que hemos avanzado y la satisfacción que esto nos habrá de dar, no solo por lo que en ese momento hacemos, sino que servirá como un estímulo para cualquier otro proyecto que hayamos de emprender.
En la vida, desde el momento en el que lo formativo en su etapa básica va concluyendo, cada uno de nosotros asume la responsabilidad de hacer lo que le corresponde con toda claridad.
Esto es parte de lo que nos permitirá, de alguna manera, alcanzar nuestros objetivos y en algunos casos cumplir con las obligaciones que vamos adquiriendo cada día que vamos avanzado.
Por esta misma razón podemos darnos cuenta de que muchas personas que si bien iniciaron en el mismo lugar con las mismas posibilidades, no por ello han alcanzado los mismos objetivos en la vida. Los que supieron planificar con toda claridad llegó a un destino y lo terminan logrando.
No tiene sentido salir para llegar a un lugar y no tener claro a dónde quiero ir. Lo normal primero es dónde debo ir y, en segundo lugar, qué camino es el más apropiado. De ese modo, lógicamente se alcanza el destino.
Cada uno de nosotros debe tener presente que en esta vida no hay posibilidad de regresar lo vivido para poder readecuarlo y poderlo mejorar.
Por ello, el tiempo que invertimos en la planificación de lo que deseamos hacer es tiempo ganado y, seguramente, un tiempo de aprendizaje que nos habrá de servir el resto de nuestra vida.