Cambio de temperatura podría ser de 2 grados más para el 2050 en un escenario pesimista

Cambio de temperatura podría ser de 2 grados más para el 2050 en un escenario pesimista

Las proyecciones climáticas indican que la temperatura seguirá subiendo y, en los próximos 25 años, podría incrementarse dos grados más.

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10/06/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

El calor extremo que se ha sentido en los últimos días en Guatemala no es un fenómeno aislado, también ocurre en el resto del mundo. Si bien no se han superado las temperaturas del 2024, cuando en algunos lugares del país el termómetro casi llegó a los 45 grados Celsius, Alex Guerra, del Instituto Privado de Investigación sobre el Cambio Climático, señala que con los años el impacto será mayor.

Las dinámicas de vida de las personas irán cambiando para adaptarse —ahora utilizan aire acondicionado para dormir, por ejemplo—; las enfermedades transmitidas por vectores serán frecuentes, los cultivos necesitarán más riego y el agua será un recurso cada vez más buscado. Por esa razón, Guerra menciona que este cambio de temperatura, a causa del cambio climático, debe considerarse en las políticas públicas que se formulen en el país.

¿Cuán preocupante es que en Guatemala haya subido 1.1 grados la temperatura en un promedio de 30 años, como lo indica el informe El Cambio Climático, de la Atribución Meteorológica Mundial (WWA, en inglés)?

Estos son promedios de 30 años. Que cambie un promedio es muy difícil, pero si ocurre en más de un grado, eso es muy significativo.

Anteriormente, para que cambiara un grado podían pasar 3 mil años; ahora vemos esos cambios en 100 años; en Guatemala, incluso, en 50.

Los cambios se están dando día a día, no son repentinos, y las proyecciones climáticas indican que la temperatura seguirá subiendo de forma acelerada. Se espera que para el 2050 suba, por lo menos, medio grado más, ese es el escenario optimista.

Si como humanidad seguimos contaminando la atmósfera y no hacemos nada, nos dirigimos hacia un escenario pesimista, ese cambio de temperatura podría ser de 2 grados, en lugar de medio grado.

De manera natural, antes cambiaban 4 grados en 5 mil años, eso a nivel mundial. En el presente, cambió un grado en 150 años, el cambio es siete veces más rápido que en el pasado.

A futuro, seguirá subiendo la temperatura y el calor que hemos sentido en el 2024 y en el 2025 será lo normal.

¿Qué implicaciones tiene este aumento de temperatura en la dinámica diaria de los guatemaltecos?

Para empezar, si ya se piensa en el uso de aire acondicionado, el gasto de electricidad es bastante significativo.

Si las personas no pueden dormir en las noches debido al calor, eso afecta su salud; incluso, se vuelven un poco irritables. Los niños, en días calurosos, pueden sufrir golpes de calor, enfermarse o, incluso, morir.

Un indicio de ese aumento de temperatura es que ahora hay zancudos en lugares donde antes no había, porque eran zonas muy frías. En sitios como Chimaltenango, Totonicapán y Quetzaltenango ya se registran casos de dengue.

En el caso de la agricultura, muchos cultivos requieren ciertos días al año de temperaturas frías, y el calor extremo pone a las plantas en estrés: se marchitan o necesitan más riego. Si un cultivo está estresado por el calor, puede verse afectado más fácilmente por enfermedades o plagas, y su productividad será menor.

¿Por qué ahora se siente más calor en la ciudad de Guatemala?

El aumento de la temperatura se da más en las ciudades; incluso, se habla de islas de calor, en parte por la cantidad de concreto y la eliminación de árboles. Esto provoca que en la ciudad haya más calor que en otros lugares que están, quizá, a la misma altura, y eso se observa en la capital, donde las temperaturas alcanzan entre 31 y 32 grados Celsius, similares a las de la costa.

Este fenómeno ha sido generalizado, aunque hay regiones que han tenido un incremento mayor, como la región central, el oriente y la zona de la Franja Transversal del Norte.

Considerando que las temperaturas irán en incremento, ¿es este un tema que debe contemplarse dentro de toda política pública que se trabaje en el país?

Totalmente, y tal vez no debe verse solo como un tema ambiental, porque al final es más un asunto de seguridad nacional; tiene que ver con el día a día de las personas, de las empresas y de las instituciones, y debemos darle esa importancia.

Lo positivo es que hay avances, porque existe una Ley de Cambio Climático vigente desde el 2013, que ordena elaborar un Plan Nacional de Acción por el Cambio Climático. Hay un plan que se formuló en el 2016, se actualizó en el 2018 y este año se trabaja en otra actualización.

La ley establece que todas las instituciones del Estado deben elaborar su propio plan de cambio climático. Por ejemplo, el Ministerio de Educación debería tener un plan para abordar el calor extremo: que en los meses de abril y mayo la educación física se imparta solo en las primeras horas de la mañana o después del mediodía; asegurarse de que las canchas deportivas tengan techo y de contar con hidratación adecuada para los niños.

Mientras tanto, el Ministerio de Salud debería contar con su plan de acción en cambio climático por las afecciones que provoca la temperatura en la niñez y en los adultos mayores. También debe aumentar el monitoreo de enfermedades transmitidas por vectores, como los mosquitos, cuyo incremento se debe a los cambios de temperatura.

Lo que falta es poner la ley en práctica, pues, en cuanto a políticas y legislación, ya existen las herramientas. Lo que se necesita es contar con los presupuestos adecuados, y que el esfuerzo no sea solo por parte del Gobierno, sino también de las entidades privadas.

¿Cómo manejar el aumento de la temperatura en la agricultura, considerando que cada vez habrá más calor?

Algo importante que se puede implementar para el sector agrícola —tanto pequeños como medianos y grandes productores— es el riego. La dependencia de la lluvia es una fuente de vulnerabilidad para la agricultura, debido a las demoras en el inicio de las lluvias y a que se prevé una canícula fuerte, lo que podría causar la pérdida de los cultivos. Lo que hacen otros países es garantizar el acceso al riego.

En ese sentido, Guatemala ya cuenta con una Política Nacional de Riego, que debe ponerse en práctica, pues podría ser una herramienta fundamental para que los agricultores, llueva o no, logren que sus cultivos subsistan.

La gestión del recurso hídrico tal vez sea el aspecto más importante en la adaptación al cambio climático, ya que está relacionada con la salud y el bienestar de la población, con los sistemas productivos, con la agricultura, el comercio y el turismo. Todos dependen del agua, pero es un tema en el que hay rezagos considerables, empezando por la ausencia de una ley de aguas.