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Metas crucialmente importantes
Los gobiernos trabajaron de la mano del sector privado y la academia.
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Después que un gobierno hiciera la mayor cantidad de obras en la infraestructura vial del país, hace 26 años, durante la campaña electoral para suceder al mismo gobernante que terminó el enfrentamiento armado interno de 36 años y firmó la paz, el aspirante que ganó la Presidencia de la República inmediatamente después, al visitar a las comunidades que recién habían recibido una carretera asfaltada o nueva, les decía que el asfalto “no se come” y que su gobierno los sacaría de la pobreza, denostando en contra de las inversiones en infraestructura.
Un cuarto de siglo después, lamentablemente, además de mantenerse similares los niveles de pobreza, una de las principales falencias del país, que se ha evidenciado más durante los primeros 18 meses del actual gobierno, es el generalizado deterioro de la infraestructura, poniendo de manifiesto la necesidad de invertir en las obras prioritarias, crucialmente importantes en materia de infraestructura.
Resultado de un esfuerzo nacional continuado, de naturaleza pública y privada —en que participan 18 ministerios e instancias gubernamentales; la Municipalidad de Guatemala; la Asociación de Gerentes; las cámaras de Comercio, de Industria, Americana, del Agro, Guatemalteca de la Construcción; la Fundación 20/20; Funsepa; Red Ciudadana; Universidad del Valle; Banco Mundial, entre otros—, llamado Guatemala No Se Detiene, plantearon las llamadas MCI (metas crucialmente importantes) en materia de infraestructura.
Les decía que el asfalto “no se come” y que su gobierno los sacaría de la pobreza, denostando en contra de las inversiones en infraestructura.
Presentaron un inventario de 105 proyectos, cuyo Capex (Capital Expenditure, en inglés), de inversiones de capital se espera que suba de US$8.7 millardos a US$9.3 millardos para finales del presente año. Los US$8.7 millardos se distribuyen así: US$6 millardos en mil 244 kilómetros de carreteras, US$1.2 millardos en cinco aeropuertos, US$590 millones en puentes, US$319 millones en puertos, US$396.9 millones en caminos rurales, US$171.8 millones en rutas turísticas y US$45.4 millones en pasos a desnivel en la capital.
Encontramos obras como: ampliación CA2 Occidente, libramiento Xochil; C9 Mayuelas a Puerto Santo Tomás; CA9 El Rancho a Teculután; VAS tramo SB1, de Boca del Monte a la Atanasio Tzul; conexión vial, corredor verde Guatemala; anillo C50, tramo 8, Guanagazapa a bifurcación Escuintla; VAS, tramo SB2 de Bárcenas, de Parque Naciones Unidas; VAS tramo SB3, de Villa Canales a carretera a El Salvador; construcción del tercer carril de ascenso Cito 180, de Retalhuleu a Quetzaltenango; ampliación a cuatro carriles de la CA2 Occidente, del km 198 al 211, entre otras.
Este importante portafolio de inversiones en obras de infraestructura solo es posible de ejecutar si existe una estrecha comunicación, apoyo mutuo y disposición de trabajar en equipo entre los sectores público y privado. De forma que, para aprovechar los trabajos realizados hasta la fecha, es necesario mantener la comunicación con las autoridades de gobierno para asegurar el consenso y el seguimiento a los proyectos priorizados, de manera “que nadie se quede atrás”.
Países como Alemania o Japón, que fueron destruidos y derrotados en la Segunda Guerra Mundial, se levantaron y resurgieron como potencias porque los gobiernos trabajaron de la mano del sector privado y la academia. En este momento, en Guatemala, también es indispensable y urgente que el Congreso de la República, después de haber emitido los decretos 26-2024 (Sistema Portuario) y 29-2024 (Infraestructura Prioritaria), también apruebe las iniciativas 6433 (Anadie) y 6410 (dragado de puertos), además de las otras leyes pendientes de la agenda económica.