150 años de armonías

150 años de armonías

Sería justo, oportuno e inteligente dar mucho más realce a las actividades conmemorativas del siglo y medio del Conservatorio.

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03/08/2025 00:05
Fuente: Prensa Libre 

Guatemala ha tenido múltiples y grandes exponentes compositores, directores y solistas instrumentales egresados del Conservatorio Nacional de Música, que este año conmemora 150 años de fundación. Esta institución ha sido crisol de talentos, casa de armonías, cuna de inspiración y más. Como si fuera una sinfonía, ha tenido temporadas de vicisitud y bonanza, pero siempre resurge con movimiento andante majestuoso, gracias a sus generaciones de maestros y estudiantes.


En 1875, el gobierno de Justo Rufino Barrios emitió el decreto mediante el cual se estableció oficialmente el Conservatorio, como escuela de profesores de música, fijando su sede en el antiguo convento de Santo Domingo y otorgando un estipendio anual. En realidad, había comenzado labores dos años antes, por iniciativa del director de ópera italiano Juan Aberle, quien financió la institución de su propio bolsillo, con algunos aportes de la Sociedad Filarmónica, que Aberle presidía. El aporte gubernamental inicial fue de US$175, pero posteriormente cesó y tuvo que cerrar.


Por acuerdo gubernativo del 3 de agosto de 1880 se retoma el proyecto del Conservatorio, en el Convento de la Merced, con alumnos de la sección de música del Instituto de Artes y Oficios, con los de la Escuela de Sustitutos —de bandas militares— y con aquellos primeros estudiantes en el exconvento de Santo Domingo. Esta vez formaba parte del Ministerio de Instrucción Pública. Después del maestro Aberle, quien se nacionalizó salvadoreño, comenzó una sucesión de brillantes directores, entre quienes figuró el insigne compositor y marimbista Germán Alcántara, cuyo nombre lleva en la actualidad.


Existe una vibrante actividad en el Conservatorio: al solo entrar se percibe una fusión de sonoridades, acortes, melodías en repetición de práctica, voces de maestros que llevan el ritmo y también conversaciones de niños y jóvenes que descansan, antes o después de clases. Hay jornadas entre semana, sábado y domingo, para que nadie se quede atrás. Asimismo, cada semana hay presentaciones de solistas, cuartetos de cuerdas o de vientos, y así es como se prolonga una historia de armonías magistrales.


Es tanto el talento que a veces parece insuficiente la capacidad física de su actual edificio, que este año está cumpliendo 70 años y que forma parte de sus fortalezas, ya que fue diseñado específicamente para ser Conservatorio. Esta idoneidad incluye su magnífico auditorio, el cual fue remodelado en 1992 por el virtuoso artista guatemalteco Efraín Recinos, quien instaló difusores acústicos disfrazados de personajes célebres del arte y la literatura guatemaltecas, así como grandes músicos.


Sería justo, oportuno e inteligente dar mucho más realce a las actividades conmemorativas del siglo y medio del Conservatorio: resaltar la figura de sus más grandes maestros y egresados, asegurar la dotación económica para que el cultivo de vocaciones musicales no se detenga e impulsar presentaciones de graduandos y alumnos destacados. Al fin y al cabo, el concepto de Conservatorio surgió durante el Renacimiento, como un lugar dedicado a conservar vidas de niños y jóvenes desfavorecidos, para lo cual se utilizó la enseñanza musical como un medio. Pero con los siglos se convirtió en sonoro objetivo.