“Volvería a ser padre, no importaría si mi hijo tiene discapacidad o no”: La lección de resiliencia y amor de Francisco Denolf que lo convirtió en guía

“Volvería a ser padre, no importaría si mi hijo tiene discapacidad o no”: La lección de resiliencia y amor de Francisco Denolf que lo convirtió en guía

El amor por su hijo lo convirtió en guía y aprendiz. En el camino descubrió cómo acompañarlo, brindarle herramientas para enfrentar la vida y permanecer presente, incluso frente a la discapacidad.

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16/06/2025 10:20
Fuente: Prensa Libre 

Uno quisiera resguardarlos en una burbuja, pero sabemos que no se puede, reflexiona Francisco Denolf sobre el papel de los padres que se enfrentan a una sociedad que no sabe cómo tratar a las personas con discapacidad. Su papel como padre lo ha desempeñado con Javi, quien padece de una discapacidad intelectual luego de sufrir una complicación médica, según relató.

Denolf recuerda que, al principio de su aprendizaje sobre cómo ser padre, le costó adaptarse, debido a que no se había enfrentado a una realidad de tal magnitud y no sabía cómo actuar. Destaca que no existe una escuela de padres que indique cómo proceder, mucho menos con un hijo con discapacidad intelectual.

En el inicio de su relato cuenta que, cuando llegó por primera vez al lugar donde estaba su hijo, se le salieron las lágrimas al ver a su pequeño, que rápidamente le robaría el corazón.

Denolf cuenta que su hijo nació sano, pero que un procedimiento médico fue lo que provocó su discapacidad. Según su relato, fue una sobredosificación de mercurio en una vacuna lo que causó una lesión en la corteza cerebral, lo que desencadenó la discapacidad.

“A cualquiera nos puede pasar: una discapacidad intelectual puede venir por un mal golpe, un accidente, por mil y una formas. Entonces, creo que eso es lo que le tocó vivir a él. Parte de su misión era esa: ser alguien y iluminar a todo el que lo rodeara. No es malo, no es una situación mala”, meditó Francisco Denolf.

En su aprendizaje como padre, Denolf destaca que es un rol que se va viviendo día a día, lo que va enriqueciendo la experiencia, pues su hijo le da vida. Volver a casa después del trabajo y convivir con él es algo reparador que lo llena de energía, alegrías y cariño.

Confiesa que, al principio, le costó desempeñar su papel de padre, pero que fue por los miedos que provoca la ignorancia de cómo tratar lo desconocido. Luego de su aprendizaje y de ver el amor que recibe de su hijo, ser padre se fue haciendo fácil y satisfactorio.

“Si uno ama a las personas que están a su alrededor, que tienen algún problema, yo creo que no es nada difícil aprender a cuidarlos”, destaca.

Denolf destaca que el amor a la familia es la clave para aprender cómo corregir y educar a un niño con discapacidad. (Foto Prensa Libre: Francisco Denolf)

“Este proceso me enseñó a ser más agradecido”

El aprendizaje de la educación de su hijo lo llevó a ser más agradecido con la vida y con lo que tiene; más agradecido al despertar y con las pequeñas cosas. Confiesa que, previo a ser papá, era diferente, pero su hijo le ha enseñado a agradecer por estar vivo, respirar o simplemente levantarse.

La enseñanza más grande que le ha dado su hijo es el amor, un amor paternal que hace que toda la lucha, sacrificio y esfuerzo se vean sencillos. Le ha demostrado que es posible apreciar a otros de su entorno y volver a ponerse al nivel de un niño.

“A veces uno dice: Ya estoy grande, ya no tengo que hacer esto, ya no tengo que hacer lo otro. Pero a la larga, con ellos, uno tiene que bajar, ser niño nuevamente. Cuando salimos a las excursiones, a las convivencias, uno aprende a ser niño otra vez. Ellos van descubriendo, y uno con ellos”, agregó.

Para Francisco Denolf, su hijo no solo le dio más vida, sino que lo llenó espiritualmente y le dio un lazo de conexión único. Destaca que, si tuviera la opción de volver a empezar, volvería a ser padre para aprender todo lo que hoy sabe.

“Yo volvería a ser padre, no importaría si el niño está sano o no, si tiene una discapacidad o no. Realmente volvería a serlo”, declaró con convicción.

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“Como padre, duele ver cómo otros ven mal a un hijo”

Uno de los desafíos que se enfrentan como padres es la falta de información y de trato hacia las personas con discapacidad intelectual, destaca Denolf. Detalla que la sociedad guatemalteca tiene prejuicios hacia este grupo, prejuicios que nacen del miedo y el desconocimiento.

“Hay quienes no tienen idea y hacen sentir mal; se quedan viendo, incluso con desplantes, malas caras, y uno, con tal de no perjudicarlos a ellos, tiene que tragarse todo eso e ignorarlos”, expresó.

Confiesa que, en el transcurso de su vida, se ha encontrado con personas que hacen sentir mal a su hijo o a sus amigos, e incluso los ignoran cuando los saludan.

“Lamentablemente, ellos tienen que acoplarse a la sociedad. Es parte de que aprendan a convivir, por lo que van a tener que vivir todas las etapas”, reflexiona. “Nos duele, como padres nos duele”, dijo.

Asimismo, agregó: “Como padre, duele ver cómo otros ven mal a un hijo, pero si no aprenden, no se van a defender en la vida. La proyección a la sociedad tiene que ser parte de ese aprendizaje, lamentablemente. Uno quisiera resguardarlos siempre en una burbuja, pero no se puede”.

Por ello, destaca que es necesario enseñarles a los hijos a afrontar este tipo de situaciones y no mantenerlos aislados, pues solo con la integración a la sociedad las personas aprenderán a convivir.

Su papel como papá lo llevó a crear una fundación para apoyar en la educación y terapia de su hijo y de personas con discapacidad intelectual. (Foto: Prensa Libre / Francisco Denolf)

Su papel de padre lo llevó más allá

El aprendizaje que ha tenido con su hijo y las complicaciones de la vida llevaron a Francisco Denolf a dar un paso más por ayudar a su hijo y a su comunidad. Un evento de la vida lo llevó a crear su propia fundación para educar, preparar y apoyar a personas con discapacidad.

“Cuando vi que Javi empezó a crecer, dije: Ya nos toca hacer un poquito más. Ya no es solo regañar, sino orientarlo y guiarlo”, compartió.

Junto a su esposa y otros padres de familia con hijos con discapacidad intelectual, fundaron la Asociación de Inclusión Social y Ayuda a la Comunidad (Aisac), lo que lo ha hecho convivir con otras personas con discapacidad, aprender y luchar más.

El reto de la asociación lo ha llevado a buscar un balance entre su trabajo, su familia y su labor con cada uno de los que integran Aisac.

Por último, Francisco Denolf compartió que ser padre lo llevó a transformarse en una mejor versión de sí mismo, a mantener su palabra, a ser una persona más hogareña, quien disfruta con ellos del tiempo que pueda.

“Cuando vi que Javi empezó a crecer, dije: Ya nos toca hacer un poquito más. Ya no es solo regañar, sino orientarlo y guiarlo” detalló Denolf. (Foto: Prensa Libre / Francisco Denolf)