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10 costumbres y tradiciones que dan vida a la cultura de Guatemala
Con una riqueza ancestral que late en cada rincón, Guatemala celebra cada año sus costumbres y tradiciones; con ello, mantiene viva la herencia cultural forjada por el encuentro de dos raíces ancestrales.
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El arte, la historia y el legado generacional convergen en las celebraciones que, cada año, transforman las calles de Guatemala en escenarios vivos de identidad y tradición. En la cuna de la civilización maya, cada festividad se convierte en un espejo de la riqueza cultural que ha florecido a lo largo de los siglos, donde resuena la sabiduría ancestral y se percibe la profunda huella de la influencia española.
Guatemala, tejida por la diversidad de sus pueblos originarios, resguarda un legado vibrante de costumbres y tradiciones que revelan su esencia única: colores intensos, bailes, rituales, sabores y expresiones artísticas que deslumbran en cada celebración, dotando al país de una identidad inconfundible que se manifiesta en cada rincón.
Esta herencia cultural no solo cautiva a quienes visitan el país desde distintas partes del mundo, sino que también enciende en las nuevas generaciones el deseo de preservar y honrar sus raíces. A pesar del paso del tiempo, los cambios sociales y los avances tecnológicos, las tradiciones guatemaltecas se mantienen vivas, casi intactas, como un puente entre el pasado y el presente.
Realzadas por sus únicos paisajes, estas expresiones culturales trascienden lo cotidiano y se convierten en momentos irrepetibles que celebran la historia y fortalecen la identidad.
A continuación se presentan algunas costumbres y tradiciones del país que emocionan, inspiran y siguen mostrando al mundo la belleza cultural de la cuna del mundo maya.
1. Barriletes gigantes
Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, el tradicional vuelo de los barriletes gigantes es una de las celebraciones más representativas del folclore guatemalteco. Esta expresión se mantiene viva como herencia cultural que simboliza la conexión entre el plano terrenal y el mundo de los difuntos.
Celebrada cada 1 de noviembre, en el Día de los Santos Difuntos, esta manifestación cultural y artística, llevada a un formato monumental, se originó como parte de una tradición de los pueblos indígenas de lo que hoy son Santiago y Sumpango, en el departamento de Sacatepéquez.
En estas comunidades, las cometas elaboradas con papel de china fueron concebidas como un puente entre el mundo físico y el espiritual, con el propósito de enviar mensajes a los ancestros en el más allá, además de alejar a los malos espíritus que, por años, los habían atormentado.
La técnica de elaboración de los barriletes, que inicia varios meses antes de su exhibición, también fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, al ser considerada uno de los procesos culturales más representativos del país.

Barrileteros preparan durante meses diseños especiales que exhiben junto al cementerio de Sumpango. (Foto Prensa Libre: Álvaro González)
2. La danza del palo volador
En lo alto de un tronco que gira vertiginosamente, dos hombres vestidos de monos ejecutan una coreografía ancestral que encarna la conexión sagrada entre el ser humano y la naturaleza. Esta es la danza del palo volador, una ceremonia de profundo simbolismo inspirada en pasajes del Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas.
Más que una exhibición de destreza física, este ritual es una expresión viva del pensamiento cosmogónico mesoamericano, donde cada giro del palo representa un eje entre el mundo terrenal y el universo espiritual.
Su práctica, cargada de significado y misticismo, es considerada por estudiosos como una de las manifestaciones más puras de la herencia maya en las tradiciones guatemaltecas, que se celebra en Quiché y Baja Verapaz durante las fiestas patronales.

La danza del palo volador es una tradición milenaria de origen maya que se realiza en la comunidad de Baja Verapaz y Quiché, su origen se remonta al período preclásico mesoamericano. (Foto Prensa Libre: EFE)
3. Carreras de cintas
En lo alto de las tierras de Huehuetenango, cada año los caballos galopan al ritmo de una tradición que combina competencia ecuestre y destreza humana.
Vestidos con trajes folclóricos adornados con cintas rojas, penachos de plumas multicolores y bordados inspirados en el atuendo ceremonial de Todos los Santos Cuchumatán.
El desafío consiste en atrapar una pequeña argolla con una vara mientras cabalgan a toda velocidad, en una ceremonia que combina fiesta, habilidad y simbolismo, y que remite a la adaptación de los pueblos indígenas, durante la colonia, al uso del caballo como medio de transporte.

Cada 1 de noviembre se celebra la tradicional carrera de cintas en Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango. (Foto Prensa Libre: AFP)
4. Semana Santa en Guatemala
La Semana Santa es una de las celebraciones más relevantes del país, donde la fe, el arte y la cultura se fusionan en un solo espacio, llenando de vida lugares como el Centro Histórico de Guatemala y la Antigua Guatemala, que se convierten en escenario de esta festividad, considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Con alfombras multicolores elaboradas con aserrín teñido, viruta de madera y flores, se adorna el paso de las andas procesionales, entregadas como ofrenda al sacrificio de Jesucristo. Este tiempo litúrgico se celebra en Guatemala con música sacra, arte y gastronomía en todo el territorio.

Manifestación cultural viva, la Semana Santa en Guatemala ha sido reconocida a nivel mundial como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, gracias a su profundo sincretismo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).
5. La quema del diablo
Representando la victoria del bien sobre el mal, la quema del diablo es una tradición que, cada 7 de diciembre, lleva a los guatemaltecos a quemar figuras con forma demoníaca frente a sus viviendas, a las 18 horas.
Su origen se relaciona con las antiguas luminarias o verbenas que se celebraban desde la víspera de la fiesta de la Virgen de Concepción. Aunque no es del todo claro, se cree que esta tradición surgió por influencia española. Con el tiempo, se convirtió en una representación del triunfo del bien sobre el mal, una alegoría de la victoria de la Virgen de Concepción sobre el demonio.
Así, el fuego no solo purifica los hogares, sino que también simboliza una batalla espiritual en la que la oscuridad es consumida por la luz.

El diablo se quema porque el fuego es considerado un elemento purificador. (Foto Prensa Libre: Keneth Cruz)
6. Rabinal Achí
El Rabinal Achí es una danza ceremonial considerada un drama dinástico maya del siglo XV y uno de los pocos testimonios vivos de la tradición prehispánica en Mesoamérica. Esta representación escénica narra el conflicto entre los pueblos k’iche’ y rabinaleb, y transmite la cosmovisión del pueblo achí a través de un relato cargado de simbolismo, memoria e identidad.
Dividida en cuatro actos, esta puesta en escena se presenta cada 25 de enero en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz, como parte de la festividad dedicada a San Pablo. En ella, se combinan la música, el diálogo ritualizado y el lenguaje ancestral para mantener viva una tradición profundamente enraizada en la historia del país.
Por su relevancia cultural e histórica, el Rabinal Achí fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Su permanencia no solo refleja la resistencia y continuidad del pensamiento maya, sino que también representa una joya escénica única en América.

Con máscaras y coloridas vestimentas, pobladores indígenas del municipio de Rabinal, en Baja Verapaz, interpretan el Rabinal Achí en esta imagen de archivo. (Foto Prensa Libre: EFE)
7. Elaboración del fiambre
Considerada una tradición familiar vinculada a la conmemoración del Día de Todos los Santos, la elaboración del fiambre es una de las máximas expresiones de la diversidad y riqueza de la gastronomía guatemalteca. Esta preparación rinde homenaje a la memoria de quienes ya no están en el plano terrenal.
Destacado por su sabor y por ingredientes como quesos suaves, embutidos —como chorizo y salchichas—, vegetales encurtidos y carnes curadas, el fiambre es una receta de múltiples capas que refleja tanto la abundancia culinaria como la herencia mestiza del país.
Esta preparación se considera una tradición por la unión que genera cada 1 de noviembre, al reunir a la familia en su elaboración y preservar un legado ancestral a través de su receta propia.

El fiambre es el platillo tradicional que acompaña la celebración del Dia de Todos los Santos. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)
8. Desfile Bufo
Iniciado por estudiantes de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac) en 1898, el Desfile Bufo surgió como una forma de protesta contra el presidente Manuel Estrada Cabrera, a quien se acusaba de perpetuar una dictadura tras permanecer 22 años en el poder. Esta expresión festiva y crítica marcó el nacimiento de la Huelga de Dolores, una de las tradiciones estudiantiles más emblemáticas del país.
Desde entonces, cada año durante la Cuaresma, los universitarios recorren las calles con disfraces, carrozas y mensajes cargados de sátira, denunciando los abusos del poder y la corrupción que afecta a diversos sectores de la sociedad guatemalteca. El desfile combina el humor con una aguda crítica política, utilizando la parodia como herramienta de expresión y resistencia.
Más que una celebración, la Huelga de Dolores se ha convertido en un termómetro del sentir ciudadano. A través del Desfile Bufo, los estudiantes canalizan el descontento social y reafirman el papel histórico de la universidad pública como conciencia crítica del país.

9. Posadas navideñas
Una de las tradiciones más entrañables del calendario guatemalteco es la de las posadas navideñas, celebraciones profundamente ligadas al nacimiento de Jesucristo y al espíritu de la Navidad. Esta costumbre comienza el 16 de diciembre y convoca a familias y amigos que, con cánticos y luces, recorren las calles en una representación simbólica del viaje de María y José en busca de alojamiento.
Durante el recorrido, los participantes entonan villancicos y portan imágenes del Niño Jesús, la Virgen María y San José, deteniéndose en casas previamente designadas para pedir posada. Este acto revive el peregrinaje bíblico con un sentido de comunidad, fe y preparación espiritual para la llegada del Salvador.
Más que una simple celebración, las posadas navideñas fortalecen los lazos familiares y vecinales, y mantienen viva una tradición que une la devoción religiosa con la alegría festiva que caracteriza la Navidad guatemalteca.

El sonido de la tortuga anuncian el peregrinaje que dio paso al nacimiento de Jesucristo en Belén. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL)
10. Danza de la Conquista
La Danza de la Conquista representa el enfrentamiento entre el ejército k’iche’, liderado por Tecún Umán, y las fuerzas españolas comandadas por Pedro de Alvarado. Esta tradición de origen colonial dramatiza el triunfo de los conquistadores sobre los pueblos originarios de Guatemala, México y El Salvador, así como la imposición de la Iglesia católica y el poder de la Corona española a partir del siglo XVI.
Originalmente escrita por frailes españoles como instrumento de evangelización, esta danza incorpora también elementos indígenas, reflejados en manuscritos históricos del siglo XVI. Entre ellos se encuentran los títulos de Ixquín-Nehaib y el de los Señores Coyoy, los cuales, según el antropólogo Carlos René García Escobar, documentan la visión de los pueblos originarios sobre los hechos bélicos de la época.
Por su relevancia histórica y simbólica, la Danza de la Conquista se ha mantenido como una tradición cultural que cada año cobra vida en plazas y calles del país, evocando uno de los episodios más trascendentales del pasado mesoamericano: el inicio de una nueva era, marcada por el mestizaje, la imposición y la memoria.
