Por Municipalidad entiendo obra pública

Por Municipalidad entiendo obra pública

Su deber es trabajar en beneficio de todos. Para eso existen instrumentos técnico-legales de planificación.

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12/07/2025 00:01
Fuente: Prensa Libre 

Por definición, la municipalidad representa el poder político de una población circunscrita a un territorio: el municipio. Su cuerpo directivo es el Concejo Municipal integrado por concejales y síndicos representantes de los partidos políticos y comités cívicos que participan en la contienda electoral; lo preside el alcalde quien representa al pueblo que lo eligió y la unidad política de todos.

Su deber es trabajar en beneficio de todos. Para eso existen instrumentos técnico-legales de planificación.

Su deber es trabajar en beneficio de todos. Para eso existen instrumentos técnico-legales de planificación que permiten asegurarlo en función del uso del suelo. Los hay de varios tipos y todos son indispensables para que los planes de trabajo esgrimidos durante la campaña sean factibles.

Toda acción municipal sobre el territorio bajo su jurisdicción implica la planificación de obras, estimación de costos, programación y ejecución. Dentro del universo de posibles obras, están la vialidad (comunicación terrestre), abastecimiento de agua, desfogue de aguas servidas y su tratamiento, mercados, escuelas, centros de salud, parques, teatros, deporte, vivienda, edificios administrativos, comercio y un largo etcétera. Ante la ausencia de esos instrumentos, las probabilidades de éxito son nulas.

Quienes nacimos al amparo de la Primavera Democrática (1944-54) conocimos las acciones vergonzosas que provocaron su aborto, hecho que condujo al mayor retroceso cultural, cívico, político y social que nos llevó a estar como estamos. Sin embargo, más allá de las traiciones, ambiciones y protección de intereses económicos que subsisten, hubo ciudadanos formados con valores derivados de la Ilustración y la calidad académica de la Universidad de San Carlos que forjó profesionales que ocuparon cargos públicos, junto a otros que se formaron fuera. El Estado fue acaparado por militares que idearon un plan de sucesión presidencial, delimitaron su círculo de corrupción y se hicieron acompañar de ilustres profesionales que actuaron en los diferentes ministerios; plan que caducó en 1985.

Las municipalidades gozaron de autonomía. Vimos surgir la Villa Olímpica, proyectos de vivienda popular, creación de bulevares, parque de la Industria, cruce vial El Trébol, Centro Cívico y su modernismo con arte a escala urbana integrado a la arquitectura; conjuntos habitacionales para la incipiente clase media. Anillo periférico y colectores de aguas servidas en la administración de Manuel Colom Argueta.

El último caso notable fue el ingeniero José Ángel Lee Duarte (alcalde 1982-85) quien cumplió, junto al arquitecto urbanista Alfonso Yurrita Cuesta, la función técnico-cultural y compromiso social de planificar a largo plazo. Transformaron la infraestructura urbana de la ciudad que aplaudimos desde el Colegio de Arquitectos: remodelación de la Plaza Mayor con más de 300 estacionamientos, nuevo mercado central (destruido por los terremotos de 1976); propiciaron el crecimiento ordenado y sostenible y crearon la red maestra de agua potable, entre otras obras.

Con el derrocamiento de los gobiernos militares, en 1985 llegó la era democrática y con esta, al parecer, la democratización del saqueo de las arcas para pagar compromisos de campaña. Las municipalidades dejaron de planificar para el municipio y bienestar ciudadano; consintieron que inversionistas planificaran en función especulativa del uso del suelo. Los problemas de vialidad derivados fueron endilgados a las autoridades que, sin los instrumentos de planificación indispensables, resuelven para el funcionamiento de las obras privadas, no de la ciudad.

Así, cerca de 4 millones de metropolitanos padecen el caos vial, todos los días.