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¿Qué significa dejar en visto por WhatsApp, según la psicología?
Tanto en WhatsApp como en otras aplicaciones de mensajería, es posible visualizar cuándo un mensaje ha sido ignorado. Conozca las implicaciones psicológicas de esta práctica.
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Existen diversas razones por las cuales una persona puede dejar en visto un mensaje recibido en WhatsApp. Por otro lado, la reacción del remitente puede variar según la relevancia del texto o el vínculo emocional que tenga con quien lo envió.
Las psicólogas guatemaltecas Anayancy Castro y María Renée Ordóñez coinciden en que hay múltiples motivos por los cuales las personas pueden ignorar un mensaje. Entre estos figuran la falta de tiempo, distracciones, no saber cómo responder u olvidos, entre otros.
Castro enfatiza que la interacción, en ocasiones, es asincrónica en la comunicación digital, lo que puede generar malentendidos y percepciones erróneas en la interacción con los demás.
Al respecto, Ordóñez destaca que es necesario recordar que la comunicación digital no siempre refleja la complejidad de la comunicación humana, por lo que existen muchos matices en estas situaciones.
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¿Por qué algunas personas se incomodan cuando las dejan en visto en WhatsApp?
Ordóñez menciona que esto puede causar incomodidad porque un mensaje ignorado activa nuestras necesidades básicas de conexión y reconocimiento. La especialista enfatiza que, en el ámbito de la comunicación digital, el “visto” puede interpretarse como una señal no verbal de rechazo, indiferencia o desinterés.
Al respecto, Castro añade que las redes sociales, incluyendo WhatsApp, modifican nuestras interacciones con los demás. Cuando alguien deja un mensaje sin responder, puede interpretarse como una exclusión social o una forma de rechazo, ocasionando respuestas emocionales negativas.
¿Es válido sentirse mal porque nos han dejado en visto?
Las especialistas afirman que toda emoción es válida. Castro puntualiza que el ser humano tiene la necesidad de ser aceptado, lo cual explica por qué algunas personas se molestan cuando no obtienen la respuesta deseada. Además, en la comunicación digital, la ausencia de señales no verbales puede generar ansiedad ante la falta de respuesta e incertidumbre.
Por su parte, Ordóñez recalca que todas las emociones son válidas, ya que reflejan lo que vivimos a nivel interno. Sentirnos incómodos, tristes o incluso molestos ante un “visto” sin respuesta puede ser una señal de que hay algo más profundo que necesitamos revisar: nuestra forma de interpretar las interacciones, nuestras expectativas o incluso nuestra relación con esa persona.

¿Cómo gestionar nuestras emociones de mejor manera, según las especialistas?
- Valide sus emociones. Reconozca lo que siente sin juzgarse.
- Sea reflexivo. Responda sinceramente estas preguntas: “¿Estoy interpretando esto de forma objetiva?” “¿Qué otras explicaciones podrían haber?”. Así podrá observar la situación con objetividad.
- Revise sus expectativas. Recuerde que las relaciones saludables no se basan únicamente en respuestas inmediatas.
- Cultive la empatía y la claridad en la comunicación para evitar malentendidos.
- Exprese lo que siente con respeto y asertividad.
- Recuerde que su valor no depende de la rapidez con que otros le respondan.
- Aprenda a desconectarse emocionalmente. “Las redes sociales son una herramienta, no un medidor de afecto ni de autoestima. Aprender a desconectarnos emocionalmente de ciertos estímulos digitales puede ser un gran paso hacia el bienestar”, afirma Ordóñez.
- Fortalezca sus vínculos personales. Reduzca la dependencia de la validación digital.
- Establezca límites sanos. Disminuya el tiempo en redes sociales para evitar el estrés asociado a los estímulos que estas generan.
- Realice actividades fuera del entorno digital. Según Castro, es importante interactuar en entornos naturales y programar actividades al aire libre.
Además, es fundamental ser cuidadosos con el acceso a redes sociales en adolescentes. Es necesario establecer límites de uso en estas edades hasta alcanzar una etapa más madura, con el fin de proteger su desarrollo emocional, concluye Castro.