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País de maravillas
Guatemala tiene ante sí la oportunidad de redefinir su futuro económico y ambiental a través de una apuesta estratégica por el turismo arqueológico y el ecoturismo sostenible.
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Países con gran riqueza arqueológica como México y Perú han logrado posicionarse en el mercado internacional de turismo como cunas de grandes civilizaciones cuyas maravillas deslumbran en plenos tiempos digitales. Atraen visitantes con modelos económicos y ecológicos sostenibles que inyectan recursos a las economías locales, con lo cual potencian emprendimientos, industrias de hospedaje, transporte, guía y artesanía, lo que a su vez se convierte en un motivo de orgullo cultural e identitario.
La comunidad ecoforestal de Uaxactún, Petén, cerca del sitio arqueológico maya del mismo nombre, fue reconocida en 2024 dentro de la lista Best Tourism Villages (Mejores pueblos turísticos) por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Tal distinción se logró gracias a la calidad de servicio, la experiencia positiva de visitantes y, por supuesto, la deslumbrante vivencia de visita a esta ciudad ceremonial prehispánica maya que floreció entre el 200 a.C. al 750 d.C. y cuya plaza está maravillosamente orientada según los solsticios y equinoccios.
Bajo este suelo guatemalteco prácticamente “nacen” las maravillas, y esta semana se dio a conocer el hallazgo de un centro ceremonial próximo a Uaxactún pero hasta 800 años más antiguo. Los arqueólogos le llamaron Los Abuelos, debido a dos enigmáticas figuras antropomórficas. Hay más: restos de pirámides, rastros de canales de agua y utensilios, pero, sobre todo, la evidencia de una ocupación humana contemporánea de la Cuenca del Mirador, considerada cuna de la civilización maya.
Es urgente divulgar en las escuelas y universidades esta riqueza patrimonial, pero, especialmente, hacer conciencia en la niñez y juventud sobre el gran tesoro arqueológico que yace aún en el subsuelo petenero y otras regiones. Los guatemaltecos estamos, literalmente, parados sobre una tierra rica en historia, legado y potencial cultural. Los hallazgos de Los Abuelos fueron enterrados de nuevo para asegurar su protección. Pero lo que debería ocurrir es una mayor inversión del Estado en la exploración científica, para desarrollarlos como destinos culturales que impactarían positivamente en la vida, economía y desarrollo de comunidades forestales circundantes.
Sin embargo, la dejadez, la ignorancia, la miopía burocrática e intereses ocultos han frenado el desarrollo de una estrategia nacional ecoarqueológica. Desde hace años se solicita que la Cuenca del Mirador sea declarada santuario natural para convertirlo en joya ecoturística mundial. Pero pasan los años, pasan los gobiernos y pasan las oportunidades sin que ocurra este cambio de paradigma. Prefieren talar el bosque y sembrar especies exógenas que solo darán un beneficio cortoplacista, en lugar de salvar un pulmón planetario que a la vez sería un destino de visitantes mayor que Tikal.
¿Y si apostamos por descubrir para preservar? Guatemala tiene ante sí la oportunidad de redefinir su futuro económico y ambiental a través de una apuesta estratégica por el turismo arqueológico y el ecoturismo sostenible. El modelo está frente a nosotros, solo requiere voluntad y valentía política, inversión pública y alianzas estratégicas con instituciones académicas y comunidades. En un mundo urgido de futuro ambiental, las maravillas prehispánicas aún ocultas en las selvas de la Biosfera Maya pueden ser la joya de la corona de un nuevo paradigma socioeconómico.