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Centroamérica ajusta salarios mínimos con criterios diversos y Guatemala enfrenta desafíos
Guatemala registra uno de los mayores salarios mínimos en Centroamérica y el país busca un balance entre salarios competitivos y sostenibilidad empresarial.
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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que la mayoría de países cuenta con un sistema de salarios mínimos que debe ajustarse periódicamente mediante el diálogo social para garantizar que mantenga su valor y proteja el poder adquisitivo de los hogares más vulnerables, y que los empleadores puedan absorber los cambios graduales en lugar de aumentos súbitos.
En el caso de la región, el informe Criterios para la fijación del salario mínimo en Centroamérica, de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social de Honduras, detalla que en todos los países existen salarios diferenciados que se ajustan, por ejemplo, en El Salvador cada tres años, en Nicaragua cada seis meses y en el resto de los países de la región, anualmente.
Los criterios que prevalecen para el reajuste salarial son el nivel de inflación, de empleo, la actividad económica, la clasificación por ocupación, el tamaño de empresa, el producto interno bruto (PIB) y la región, explica el documento de la secretaría hondureña.
En Guatemala se fijan salarios diferenciados para dos circunscripciones económicas y para las actividades agrícolas, no agrícolas, y de exportación y maquila.
Es decir, se establecen seis distintos salarios desde el 2023, lo que, según el Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab), debe analizarse con criterios técnicos que garanticen el equilibrio entre competitividad empresarial y protección de los ingresos laborales.
Analizar inflación
Josemaría Echeverría, director del Instituto para la Competitividad Económica (ICE), señala que hacer un comparativo de la canasta ampliada en la región presenta retos, porque se calcula de manera distinta. En un estudio reciente, elaborado por el ICE, junto con Central American Business Intelligence (Cabi), se muestra que “la inflación en Guatemala se ha comportado igual a la del resto de Centroamérica, fluctuando en niveles sanos, muy por debajo del país con mayor inflación”.
El monitoreo de precios de algunos productos en la principal cadena de supermercados de cada país, realizado por el ICE, sitúa a Panamá y Costa Rica como los más caros; Honduras y El Salvador tienen los precios más bajos; y México y Guatemala presentan valores intermedios.
Por ejemplo, en la última semana de noviembre, el precio de la botella de aceite vegetal, sin el impuesto al valor agregado (IVA), fue de US$4.94 en Costa Rica y US$1.92 en Guatemala. En este caso, Panamá tuvo el precio más bajo, con US$1.48.
Echeverría explica que al subir la inflación y mantenerse los salarios, se pierde poder de compra, pero no ocurre de manera generalizada. Para la revisión salarial, variables como la productividad laboral por sector económico deberían considerarse, ya que elevar los salarios sin criterios técnicos incrementa las tasas de informalidad, desempleo y subempleo.
Poder adquisitivo
Costa Rica tiene los salarios más altos en Centroamérica, pero el tipo de inversión que atrae es distinto al que se tiene en Guatemala, que sigue siendo la economía más grande de la región, explica Adolfo Lacs, secretario general de la Federación Sindical de Empleados Bancarios, de Servicios y del Estado de Guatemala (Fesebs).
Lacs también afirma que las mejoras salariales conllevan al aumento del gasto de las familias y al crecimiento de la economía del país. De acuerdo con el Banco de Guatemala, el PIB creció 4 y 3.9% en el primer y segundo trimestres del 2025, cifras superiores a las de los mismos trimestres del 2024, que alcanzaron 2.9 y 3.7%, respectivamente.
Hace un año, el Mintrab presentó una propuesta de incremento del 10% para el 2025, considerando la inflación, el comportamiento del PIB y 2.5% de recuperación anual del poder adquisitivo de los salarios. Ese porcentaje fue el que ratificó el presidente Bernardo Arévalo, y, según Lacs, fue una decisión adecuada. Para el próximo año debería otorgarse al menos un aumento del 8%, considera el dirigente sindical.
De acuerdo con los datos del 2024 y del primer trimestre del 2025, a escala nacional el ingreso laboral promedio pasó de Q2,592 a Q2,718; es decir, un aumento del 5%; y en el área urbano-metropolitana fue del 9%, indica el director de Estadística del Mintrab, Julio Hernández.
Lacs expone que el salario medio es de Q5 mil 300 al mes, aunque hay sectores, como el de la construcción y el de minas y canteras, que tienen salarios más elevados.
Estructura de costos
El sector exportador y de maquila considera el pago de salarios y prestaciones al trabajador como el principal componente en su estructura de costos, que presenta un margen reducido de utilidades. También señala que ha disminuido el incentivo por productividad en la medida en que los salarios mínimos crecen más rápido que el sueldo medio.
Otros costos logísticos que se presentan a nivel interno para las empresas son la energía eléctrica, ante los cortes imprevistos y los retos pendientes de sumar generación y transmisión; las tasas de interés, que afectan el costo del crédito; las condiciones de inseguridad, que elevan las primas de seguros y encarecen las coberturas; y los bloqueos continuos de carreteras, que afectan la cadena de suministro y retrasan los despachos a los clientes.
Aranceles
A escala internacional se logró un acuerdo de arancel cero para el 71.3% de los productos que Guatemala exporta a Estados Unidos, luego de un esfuerzo conjunto entre el sector público y privado para que se diera marcha atrás con la imposición del pago de un tributo del 10%, que restaba competitividad al país.
Pese a ello, se mantienen condiciones que afectan al sector, como la caída de los precios internacionales, alzas en los costos de insumos importados, mayor competencia regional con mejores costos y el aumento de los fletes y operaciones portuarias.
Amador Carballido, director general de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), comentó que la exportación ha sufrido golpes estructurales a su competitividad desde hace varios años. Uno de los principales es que la carga se mueve a una velocidad de entre 10 y 15 kilómetros por hora. A ello se suman la congestión portuaria, los retrasos en el proceso de exportación y el aumento de los costos de energía, que se han duplicado. Actualmente, el kilovatio hora ronda los 20 centavos de dólar.
A estos factores se agregan los cambios en las reglas del comercio exterior y un incremento del 10% en el salario mínimo del 2025.Todo esto ha dificultado la actividad exportadora, algo que ya comienza a evidenciarse con datos concretos: cuando los costos aumentan sin mejoras en la productividad, el empleo formal se reduce, afirmó el directivo.
Guatemala pasó de un crecimiento promedio de 6.88% en nuevos afiliados al IGSS a solo 1.30% interanual en abril del 2025. La productividad debe ser el eje de cualquier decisión sobre el salario mínimo. Según la OIT y The Conference Board, de 16 países analizados, Guatemala tiene el cuarto salario mínimo más alto, pero ocupa el puesto 13 en productividad.
“El sector exportador es tomador de precios: no puede trasladar aumentos salariales al costo final del producto. Si suben los costos laborales sin mejoras reales en productividad, el empleo cae”, enfatizó Carballido.
Por ello, el sector exportador hace un llamado a que la revisión salarial tome en cuenta el entorno internacional en el que compite la actividad exportadora y que cualquier decisión se base en la productividad. “Guatemala necesita una política salarial previsible, diferenciada por territorio y alineada con la capacidad de pago, para proteger el empleo y atraer inversión”, resaltó el director de Agexport.