Bacterias, drones y orquídeas: agro pide más incentivos para usar tecnología

Bacterias, drones y orquídeas: agro pide más incentivos para usar tecnología

Productores urgen al MAGA a incorporar nuevas tecnologías agroindustriales como biotecnología para plagas, paralelamente a contar con mejor infraestructura, acceso a créditos y acompañamiento técnico.

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21/04/2025 06:00
Fuente: Prensa Libre 

Agroindustria Succeso lleva 20 años en la industria de la biotecnología. A partir de la microbiología de Guatemala —entre la que se encuentran hongos y bacterias que proliferan gracias a la diversidad de microclimas del país— han sustituido el uso de agroquímicos para el control de plagas, enfermedades y la bionutrición. Así, desde Succeso reemplazan los fertilizantes convencionales.

Enfermedades como el covid-19, el gusano barredor y la influenza aviar son brotes que se han desarrollado debido a la inestabilidad agroclimática, según Rafael Zavala, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). “Son mucho más frecuentes y mucho más comunes”, destaca Zavala.

Como respuesta a esta situación, Carlos Marinelli, coordinador de la Comisión de Proveedores Agrícolas de Agexport, señala que la biotecnología podría dar como resultado productos con baja carga química y resistencia a plagas y enfermedades.

Otro motivo para desarrollar estas nuevas tecnologías, además de la salud, es el cambio climático. Según Yolanda Mayora, gerente de Sostenibilidad de Agexport, el mayor riesgo que enfrenta actualmente la agricultura es el cambio climático. “En Guatemala se proyectan aumentos de temperatura de tres hasta seis grados para finales de siglo”, expresa Mayora, quien agrega que, a partir de estos escenarios, los agricultores del país deben comenzar a adaptarse.

“El hecho de ser uno de los países con mayor riesgo agroclimático exige un mejor uso del agua y una mejor aplicación de la tecnología”, resalta Zavala. Para el representante de la FAO, Guatemala debería ser líder en sistemas de riego diversos; no obstante, señala que el índice tecnológico en este ámbito es muy bajo.

Según Rafael López, director de Información Geográfica, Estratégica y Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), actualmente la integración de tecnología forma parte de un plan de desarrollo, aunque destaca que no se tiene una estrategia para implementar dicho modelo en el corto plazo.

Tecnología en el agro, ¿cuál es el plan?

Marinelli asegura que, además, la biotecnología podría beneficiar a los productos en aspectos nutricionales. “Al tener una planta con biotecnología podemos aportar mejores nutrientes a la cosecha”, recalca Marinelli.

No obstante, para implementar estas nuevas herramientas, Zavala argumenta que primero se deben establecer las condiciones necesarias para los productores. “Un ejemplo de esto es el programa Mano a Mano, el de infraestructura y el de Avenidas para el Buen Vivir”.

Luego, el representante de la FAO destacó que deben identificarse los proyectos, los cuales no deben ser de menos de cuatro años, y brindarles acompañamiento. Este acompañamiento, según Zavala, debe ser tecnológico y asociativo. Además, otra condición necesaria es el acceso a créditos para financiar los proyectos que se deseen implementar en la industria.

Según Zavala, en la medida en que se generen estas condiciones por parte del sector público, será necesario involucrar a otros actores, como la iniciativa privada, tanto grandes empresas como pequeños productores.

Marinelli expresa que esta estrategia y el uso de la biotecnología deberían centrarse en regiones como el occidente del país, puesto que en esa zona se concentra la mayor parte de la producción de vegetales. No obstante, detalla que también existen otros sectores, como Petén, donde se cultiva palma, y Cobán, donde se produce cardamomo; por lo que es necesario desarrollar actividades de este tipo en todo el país.

El cambio climático

“La agricultura tiene que empezar a adoptar mejores prácticas”, expresa Mayora, quien señala que la agroindustria debe comenzar a buscar estrategias de resiliencia climática, innovación y tecnología, además de una gestión sostenible de los recursos. Según Zavala, Guatemala es uno de los países más críticos en cuanto al riesgo agroclimático, por lo que es necesario implementar una estrategia más robusta de información.

Los problemas, según Mayora, provienen del agua y de los suelos. A pesar de contar con aguas superficiales abundantes, la problemática radica en la calidad del agua y su contaminación, explica Mayora.

Según datos proporcionados por López, desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) se han identificado diversas áreas vulnerables debido a los cambios en el clima. En Guatemala, 79 municipios tienen un riesgo muy alto, 147 presentan un riesgo alto y 113 tienen un riesgo medio. De acuerdo con López, en estas áreas se cultivan principalmente maíz, frijol, cardamomo, café y ajonjolí.

¿Qué se está haciendo actualmente?

Pablo Zamora, gerente de Operaciones en Orquídeas Holandesas, señala que, desde su planta, se han realizado avances tecnológicos para simular las condiciones climáticas necesarias para la producción de flores. Entre estos se incluye el control del ambiente dentro de los invernaderos, así como de la temperatura, la humedad relativa, la cantidad de luz y el sistema de riego.

Según Succeso, este tipo de tecnologías surgen debido a la alta demanda de productos saludables. La empresa indica que el uso de biotecnología en la industria ha crecido a un ritmo del 18% interanual, por lo que, para el año 2030, se estima que exista una equidad entre el consumo de agroquímicos y productos biológicos.

Mayora argumenta que, actualmente, en Guatemala se pueden observar modelos productivos en temas climáticos, orientados a la predicción del clima y la gestión del riego. Asimismo, destaca que se han desarrollado biofertilizantes y biopesticidas que buscan proteger el suelo. “También tenemos otras tecnologías para incrementar la productividad, como el Big Data y la inteligencia artificial, que analizan en tiempo real cómo se están comportando las plagas y las enfermedades”, señala Mayora.

Por otro lado, Marinelli mencionó que en Guatemala también se han impulsado tecnologías de conectividad para contar con información en tiempo real sobre lo que ocurre en las parcelas, además del uso de geoposicionamiento.

Según Mayora, en Guatemala algunas empresas dedicadas a productos específicos ya se han involucrado en la biotecnología. Relata que los ingenios azucareros cuentan con modelos de energía circular, utilizando los desechos de la caña para la producción de energía. Por su parte, los productores de banano emplean metodologías tecnológicas para ser más productivos y eficientes.

¿Qué ya se hizo y qué falta por hacer?

Según Mayora, para lograr una mejor incorporación de la biotecnología es necesario contar con incentivos, especialmente por parte del gobierno. No obstante, señala que también debe involucrarse toda la cadena de productores. “El gobierno juega aquí un rol importante, y el tema de los seguros agrícolas es relevante para los pequeños productores, además de la capacitación y el desarrollo de tecnologías”.

Zavala revela que, junto con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) y el Ministerio de Economía (Mineco), se han implementado mesas denominadas agroclimáticas, en las que se gestiona el riesgo de los productores para determinar cuándo es posible sembrar, comercializar y qué mejoras deben realizarse en los suelos a fin de disminuir el riesgo agroclimático. Esto, según Zavala, será esencial para prevenir inundaciones, sequías y generar estrategias para acondicionar el suelo.

López destaca que, en conjunto con la FAO, se está desarrollando una aplicación para la estimación de siembra, mediante la implementación de datos climáticos y la variabilidad del clima y del suelo. Según López, la primera prueba se realizará en Chiquimula, donde los agricultores podrán contar con información sobre el estado del suelo, las condiciones climáticas previstas y la capacidad productiva del terreno que buscan utilizar.

No obstante, para Zavala, introducir nuevas tecnologías al agro guatemalteco requiere de aspectos como la mejora de la infraestructura: “Hay ciertas precondiciones para que un proyecto agropecuario vinculado al mercado pueda ser exitoso”. Además, señala que los productores deben establecer alianzas y acceder al crédito, especialmente en áreas rurales, con el objetivo de generar sistemas agroalimentarios y avanzar en la transformación de productos.

Zavala también menciona que hace falta contar con certeza jurídica y avanzar en la regularización de la tierra, así como disponer de una propuesta del fondo de tierras que esté acompañada de procesos productivos y proyectos concretos. Por otro lado, Marinelli argumenta que la accesibilidad digital es un punto a mejorar, ya que el país no cuenta con una red de digitalización y conectividad suficientemente amplia.

Mayor competitividad

Se calcula que actualmente hay alrededor de 200 mil unidades de producción familiar con capacidad para generar empleos dignos mediante la actividad agrícola y producir alimentos para el consumo tanto nacional como internacional”, destaca Zavala, quien señala que, para convertir al agro en un motor económico en Guatemala, es necesario incorporar nuevas tecnologías.

A partir de dichas tecnologías, Mayora indica que es posible captar la trazabilidad de los productos, una exigencia en regiones como Estados Unidos y la Unión Europea, donde se requiere que sus cadenas de suministro cuenten con este componente. Esto, según Mayora, permite al país obtener certificaciones que facilitan un mayor acceso y competitividad en los mercados internacionales.

Marinelli agrega que implementar estrategias regenerativas en los cultivos contribuye a la obtención de certificados ecológicos, los cuales son cada vez más demandados.

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