Reconocimiento histórico del Banco Mundial a quienes protegen nuestros bosques

Reconocimiento histórico del Banco Mundial a quienes protegen nuestros bosques

Cuando las comunidades reciben reconocimiento y apoyo, su compromiso se vuelve más fuerte y duradero.

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13/12/2025 00:02
Fuente: Prensa Libre 

En un mundo donde el cambio climático nos agobia, los créditos de carbono son la nueva modalidad para reducir emisiones, proteger bosques y acceder a financiamiento internacional. La buena noticia es que Guatemala avanza con firmeza gracias a su alianza con el Banco Mundial, que ha permitido transformar años de trabajo comunitario en resultados verificables.

Si perseveramos con buen juicio para detener la deforestación y recuperamos nuestros bosques, la conservación puede convertirse en un motor de desarrollo.

Los créditos de carbono son certificados que representan una tonelada de CO2 que ha dejado de emitirse o ha sido capturada por un proyecto ambiental —por ejemplo, conservación de bosques, reforestación o manejo sostenible—. Estos certificados pueden venderse en mercados de carbono, generando recursos que financian la conservación y proyectos productivos locales.

¿Por qué reducir el dióxido de carbono (CO2)? De forma simple: el CO2 es un gas que atrapa el calor en la atmósfera. Cuando hay demasiado, la temperatura global sube, provocando sequías, huracanes más intensos, pérdida de cultivos y daños a comunidades. Reducir CO2 frena ese calentamiento, protege cosechas, agua y hogares, y da tiempo para adaptarnos sin perder nuestras tradiciones ni medios de vida.

En Guatemala, el esfuerzo ha involucrado a Acofop, Calmecac, Defensores de la Naturaleza, Arcas, Cecon, municipalidades, beneficiarios de Pinpep y Probosque, pueblos indígenas, campesinos y el sector privado, con la participación del Marn, Inab, Conap, Maga y Finanzas durante más de 13 años.

La firma del Emmission Reductions Payment Agreement (Erpa) comprometió al país en 2021 a reducir 10.5 millones de toneladas de CO2 a cambio de hasta US$52.5 millones por resultados verificados. En 2025, Guatemala está recibiendo un primer desembolso histórico: US$24.21 millones por 4.84 millones de toneladas de CO2 verificadas, reflejo de vigilancia comunitaria y prácticas sostenibles.

El modelo del Banco Mundial prioriza que los beneficios lleguen a quienes cuidan el bosque. Pequeños propietarios y organizaciones locales ahora reciben apoyo que fortalece su seguridad alimentaria y proyectos productivos. Así lo expresa Marta María Molina, de Calmecac: “Este apoyo nos ha cambiado la vida. Durante años cuidamos el bosque sin recibir nada a cambio… Este ingreso nos permite mejorar nuestras parcelas y comprar herramientas que jamás hubiéramos podido adquirir. Es un incentivo real para seguir protegiendo lo que es nuestro”.

Guatemala se prepara para nuevos mercados de carbono de alta integridad hacia 2028. Si se fortalece la gobernanza forestal y la transparencia, el país podrá atraer más inversión comprometida con la sostenibilidad. El camino no es sencillo, y las críticas pueden darse, pero la realidad es que, si perseveramos con buen juicio para detener la deforestación y recuperamos nuestros bosques, la conservación puede convertirse en un motor de desarrollo. Los bosques no solo capturan carbono: sostienen economías familiares, resguardan culturas y preservan la herencia natural del país. Cuando las comunidades reciben reconocimiento y apoyo, su compromiso se vuelve más fuerte y duradero.

El reto ahora es consolidar estos avances, garantizar una distribución justa de los beneficios y mantener la integridad ambiental. Guatemala ya demostró que es posible. Lo que viene dependerá de nuestra capacidad de proteger el bosque con convicción, visión y responsabilidad. Cuando quienes los protegen reciben reconocimiento y apoyo, su compromiso se vuelve más fuerte y duradero.

Si tienes proyectos serios que reduzcan CO2 y defiendan nuestros recursos, es momento de impulsarlos. Escríbeme para comentarios y aportes.