Lívingston, Izabal, vivió la noche del miércoles 18 de junio una jornada de manifestaciones que se tornaron violentas, tras enfrentamientos entre las fuerzas del orden y pobladores que se oponen a la actividad minera en ese municipio.

El paso por San Antonio Sejá estuvo bloqueado; además, las manifestaciones se trasladaron al área urbana de Río Dulce, donde hubo cierre de negocios, mientras se esperaba la llegada de autoridades locales y del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) para entablar un diálogo, el cual, al final, fracasó ante la situación tensa.

Este jueves 19 de junio, un equipo de Prensa Libre y Noticiero Guatevisión se desplazó al lugar para conocer cómo sigue la situación.

Durante un recorrido se verificó que no hay bloqueos, aunque persiste una fuerte presencia de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y de antimotines.

Los negocios están abiertos y el paso del transporte es normal; además, los pobladores desarrollan con normalidad sus labores, en una aparente calma.

En las calles se observan patrullas de la PNC y agentes que patrullan a pie. La subalcaldía de Río Dulce resultó con algunos daños, al igual que el vehículo en el que se transportó personal del Ministerio de Ambiente.

En el área de la subestación de la PNC de Río Dulce permanecen agentes de Petén, El Progreso, Jutiapa y del Grupo de Acción Rápida, de las Fuerzas Especiales.

Se informó que cinco hombres fueron detenidos por los disturbios y trasladados al Juzgado de Morales, Izabal.

Las protestas comenzaron como un rechazo a la explotación minera en la Sierra Santa Cruz, por lo que representantes de al menos 54 comunidades han manifestado su oposición.

Los líderes piden a las autoridades del MARN y del Ministerio de Energía y Minas que les garanticen que ninguna empresa minera operará en el referido lugar, pues esto afectaría los nacimientos de agua.

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