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Diputada apantalla en UFM
Sin acreditar los estudios se le nombra profesora.
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La erudición completa un perfil atractivo y la desenvoltura vuelve popular al académico. La Universidad Francisco Marroquín (UFM) nombró profesora a Noelia Núñez, a ojos vista. No necesitó presentar los títulos, bastaba con su simpatía y facilidad de palabra. La flamante profesora inició estudiando Derecho en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Decidió que ya sabía suficiente al ganar unos cursos y se adjudicó doble titulación, pues se cambió a la carrera de Ciencias Jurídicas de la Administración Pública, donde también hizo otros tantos. Como hablaba inglés, se inscribió en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), para cursar la carrera de Filología Inglesa. Al fin, basta con citar textos raros y palabras del inglés antiguo para hacerse pasar por docta. Se convirtió en vocera del Ayuntamiento de Fuenlabrada, un pequeño municipio cercano a Madrid. Asumió las posiciones demoliberales del Partido Popular. La fortuna le sonrió, pues resultó elegida diputada. Con sus 33 años asumió una pose académica y sacó tiempo para practicar el surf, un deporte de mar para lo que debía recorrer por lo menos 350 km. Pero no paró, continuó con desenfreno su marcha.
El travestismo conceptual arruina la necesidad de un debate serio sobre los problemas nacionales.
Se inscribió en un curso electrónico de la University of British Columbia, y decidió ser profesora en Guatemala, afirmando poseer una colección de títulos. El también profesor de la UFM Juan Ramón Rallo, autor de varios libros, algunos con título retador como El liberalismo no es pecado o Antimarx, explica que la nombrada profesora escaló rápido porque los políticos mienten y se padece la enfermedad de la titulitis. En su caso, tanto en el campus de la Ciudad de Guatemala, como en la sede en Madrid, la universidad es cuidadosa. Pero alguien ha sucumbido a los encantos de la joven diputada, al punto de facilitarle dictar conferencias y poner un cartel digital elogioso, en el sitio de internet de la UFM. Al fin, basta con lanzar imprecaciones contra las propuestas socialistas para quedar como genio.
En sentido contrario operan las veleidades de los estanques de propaganda del país. Más rápido en vestirse como Superman en una cabina telefónica o el mero Batman al deslizarse en un tubo, su nuevo uniforme supone abandonar su antigua defensa del neoliberalismo. Ahora son keynesianos cuando no partidarios del mayor intervencionismo estatal y subida de impuestos. El mismo ministro de economía pasó de posiciones críticas a favor de un gasto público de calidad a ser un botarate embriagado por la emisión de bonos de deuda y partidario de levantar la regulación legal para ejecutar el presupuesto. ¡Gastad, gastad; ahora que hay lodo, atásquense!
Pedir seriedad se ha vuelto irrelevante. En medio de un problema serio de seguridad pública, no importa analizar los datos de criminalidad. La llegada de relatores es cada vez más patética, nadie les presta atención. En el pasado se cebaban con afirmaciones sin base e ideología woke, amplificados por una serie de oenegés. La letrada de Nueva York Margaret Satterthwite se cree con derecho a enjuiciar a los abogados y jueces del país, como litigantes maliciosos. Pero su interés, a las claras y no disimulado, es intervenir en los procesos de nombramiento de autoridades del próximo año. ¿Alguien le prestó atención o comentó sus declaraciones?
Por todo ello, no sorprende elevar a nivel de experta académica a una aventurera, pues la formalidad dejó de importar, solo hay propaganda. La difusión machacona sobre unos problemas sociales, los programas de gobierno incuestionados y la falta de futuribles son la nueva realidad.