Se valora a quien se toma el tiempo de dar una mano

Se valora a quien se toma el tiempo de dar una mano

Siempre se recordará al que estuvo en el lugar correcto y en el momento más oportuno.

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Resumen Automático

14/06/2025 00:04
Fuente: Prensa Libre 

“Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios”. C. S. Lewis

La paternidad es una tarea que en ningún momento se puede delegar a terceros. Claro está que algunos, por alguna razón, han perdido la presencia física de su padre, y la orfandad los ha llevado a caminos difíciles que han tenido que enfrentar, y seguramente eso ha dejado lecciones imborrables que los han acompañado por el resto de su caminar en esta vida.

Se viven algunos momentos únicos en esta vida, los cuales no deben ser desperdiciados jamás.

Pero también debemos reconocer que hay quienes tienen a su padre con ellos, pero no por ello lo valoran y disfrutan, porque sin lugar a dudas uno tiene que tomar el tiempo e interés en convivir con su padre, y no esperar el tiempo en el cual se nos adelanta y nos lamentamos por el hecho de que no lo tenemos.

Porque, si en vida convivimos sabiamente con ellos, aun en el tiempo en el que ya no están físicamente, los recuerdos que se han atesorado nos ayudan a llenar la ausencia física de ellos.

Es sorprendente cómo un padre que sabe cumplir con su tarea gana un espacio único, que nunca puede ser sustituido por ningún otro.

Claro está que cada padre es único por su personalidad y carácter, pero, por lo mismo, es el que funciona en el lugar donde le toca estar, y seguramente —a pesar de todas sus limitaciones— puede sacar la tarea que le toca en su papel paternal con cada uno de sus hijos.

Debemos reconocer que cada detalle de lo que un padre hace con sus hijos queda, de alguna manera, grabado en la mente de ellos, sean estos actos positivos y favorables o aun aquellos actos que posiblemente no sean tan favorables.

Claro está en uno el no juzgar el comportamiento de los padres, sino que es tarea de los hijos honrar a sus padres y saber entender que, como humanos, no son perfectos.

Por ello, hay que saber vivir con ellos en armonía y el mayor respeto posible, y seguramente, en el momento que a nosotros nos toque el turno de tener que criar a nuestros propios hijos, tendremos un criterio de qué cosas podemos tomar de nuestros padres, o bien, evitar.

La valoración de un padre usualmente no la hacen las cosas excepcionales que la vida presenta, sino el proceso en el cual se vive con él y las cosas que con el tiempo se van desarrollando de un modo en el que llegan a dar un perfil particular en el desempeño que tiene, en la función de padre, cada hombre en esta vida.

En nuestra modernidad, en la que todas las cosas se van comparando y viendo cómo estas funcionan, la paternidad es algo que nunca debería entrar en comparación alguna, por el simple hecho de que ningún hijo es igual a otro y, además, las circunstancias y contextos en los cuales cada familia vive no tienen comparación alguna.

Por ello, a la luz de la realidad que se tiene y las oportunidades que se enfrentan, uno valora y aprecia cada esfuerzo y empeño que se tiene.

Dios nos haga sabios en valorar a nuestros padres cuando los tenemos con nosotros todavía. Y, cuando ya no estén con nosotros, debemos honrar su memoria en el momento en el que nos referimos a ellos; claro, perdonando sus debilidades y destacando la tarea que supieron hacer en medio de muchas limitaciones que enfrentaron muy probablemente.

Porque del modo con el cual los estamos tratando estaremos dejando ejemplo a los hijos nuestros, quienes nos están observando.