Señales que revelan por qué algunas personas destruyen todas sus relaciones, según la psicología

Señales que revelan por qué algunas personas destruyen todas sus relaciones, según la psicología

Patrones repetitivos, heridas no sanadas y baja autoestima marcan el camino hacia el autosabotaje amoroso.

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21/07/2025 21:00
Fuente: Prensa Libre 

El amor puede ser uno de los terrenos más complejos de la experiencia humana. Mientras algunas personas construyen vínculos sólidos y duraderos, otras parecen condenadas a repetir el mismo patrón destructivo una y otra vez: conocen a alguien, se ilusionan, inician una relación y, sin importar cuán prometedora parezca, terminan por sabotearla hasta destruirla por completo.

Este ciclo doloroso no es casualidad ni producto de la mala suerte; responde a mecanismos psicológicos profundos que, una vez identificados, pueden transformarse.

La tendencia a destruir las relaciones amorosas encuentra sus raíces en experiencias tempranas, heridas emocionales no resueltas y patrones de pensamiento arraigados durante años.

Quienes atraviesan este fenómeno no lo hacen de manera consciente ni maliciosa. Por el contrario, en muchos casos son personas que genuinamente desean encontrar el amor, pero que cargan con un equipaje emocional que interfiere en su capacidad de construir y mantener vínculos saludables.

Este autosabotaje no surge de la nada: se alimenta de creencias limitantes sobre el amor, de miedos profundos al abandono o a la intimidad, y de una autoestima fragmentada que impide creer en la posibilidad de merecer una relación plena. Es un mecanismo de protección que, paradójicamente, termina generando exactamente aquello que más se teme: la soledad y el rechazo.

Las señales que revelan el autosabotaje en las relaciones de pareja

Los profesionales de la salud han identificado una serie de señales de alarma que indican cuando una persona sabotea sistemáticamente sus relaciones.

La psicóloga clínica y terapeuta de parejas Gabriela Escobar explica: “Una persona puede identificar que está saboteando una relación cuando, primero, no es la primera experiencia que está viviendo. Si hay un historial de relaciones que no están funcionando, es una señal de alerta para ir evaluando la forma o el comportamiento que tiene hacia las parejas”.

Una de las manifestaciones más evidentes es la desconfianza sistemática. Cuando alguien desconfía de todas sus parejas sin razón aparente, esto indica heridas emocionales profundas que no han sido procesadas. Esta desconfianza no proviene de la experiencia actual, sino de traumas pasados que se proyectan sobre cada nueva relación.

Los celos excesivos y el miedo constante a ser lastimado también forman parte de este patrón. Quienes experimentan estas emociones de manera recurrente suelen vivir en un estado de hipervigilancia que impide el desarrollo natural de la intimidad y la confianza mutua.

Otro indicador significativo es la tendencia a involucrarse repetidamente en relaciones abusivas. Como señala Escobar: “Si la persona todo el tiempo tiene relaciones abusivas, tampoco es normal. No es que lo atraigas, es que tus mismas conductas de falta de límites, de no poder poner límites, de dependencia emocional, del miedo a estar solo te hacen también muchas veces atraer a este tipo de personas”.

Además, situaciones como problemas económicos, discusiones interminables, infidelidades o desacuerdos sobre los límites dentro de la pareja pueden generar temor a establecer vínculos duraderos y conducir al autosabotaje en las relaciones.

Desconfiar sin motivo, tener celos extremos y repetir relaciones abusivas son señales de autosabotaje afectivo. (Foto Prensa Libre: Freepik)

Las raíces del problema

El psicólogo y terapeuta de parejas Aníbal Acajabón identifica la inmadurez afectiva y emocional como uno de los factores centrales: “Hay una falta de autoconocimiento y una falsa idea de qué es el amor: pensar en un amor de película, que todo va a ser bonito, que nos vamos a casar y vamos a vivir felices para siempre”.

Esta idealización del amor crea expectativas irreales que ninguna relación puede satisfacer. Cuando la realidad no coincide con estas fantasías, surgen la frustración y el impulso de huir o sabotear el vínculo.

Las experiencias de la infancia desempeñan un papel fundamental en la formación de estos patrones.Las heridas tempranas, el abandono, el rechazo o la exposición a modelos disfuncionales de relación se convierten en el mapa emocional que guía las relaciones adultas. Si estos traumas no se procesan ni sanan, se perpetúan generación tras generación.

Patrones específicos de autodestructividad

Los expertos han identificado varios perfiles psicológicos que predisponen al sabotaje relacional:

  • Baja autoestima e inseguridad. Quienes no se valoran a sí mismos tienden a tolerar comportamientos inaceptables y a no establecer límites claros. Esta falta de amor propio se traduce en relaciones desequilibradas, marcadas por la dependencia emocional.
  • Miedo al compromiso. Paradójicamente, quienes más anhelan el amor suelen ser quienes más lo temen. Este miedo se manifiesta como evitación de la intimidad, resistencia a formalizar la relación o tendencia a huir cuando el vínculo se profundiza.
  • Patrones de apego disfuncional. Las personas con estilos de apego evitativo o ansioso suelen experimentar dificultades para establecer vínculos seguros y estables.
  • Codependencia. Como explica Acajabón: “La dependencia va más al aspecto emocional porque, tal vez, de niños se vivió el abandono de alguno de los padres. Entonces, nunca quieren sentirse solos, abandonados o rechazados, y harán hasta lo imposible por quedarse ahí”, incluso en relaciones tóxicas.

El camino hacia la sanación

La transformación de estos patrones destructivos requiere, ante todo, desarrollar conciencia sobre los propios comportamientos y sus orígenes. Como enfatiza Acajabón: “Lo más importante es despertar la conciencia, cuestionarme y preguntar por qué soy así”.

El autoconocimiento profundo implica examinar la propia historia emocional, identificar las heridas no sanadas y reconocer los patrones repetitivos. Este proceso, aunque doloroso, es fundamental para romper el ciclo de autosabotaje.

El trabajo terapéutico profesional se vuelve esencial para quienes han identificado estos patrones en su vida. Un especialista puede ayudar a procesar traumas pasados, desarrollar herramientas emocionales saludables y construir una autoestima sólida.

Aprender a establecer límites claros, desarrollar habilidades de comunicación efectiva y cultivar la capacidad de estar solo de manera saludable son pasos cruciales en este proceso de transformación.

La esperanza radica en que estos patrones, aunque profundamente arraigados, no son inmutables. Con trabajo consciente, apoyo profesional y compromiso personal, es posible sanar las heridas del pasado y construir relaciones auténticas, equilibradas y duraderas. El primer paso es reconocer que el amor verdadero comienza por uno mismo.