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Los candidatos y el poder
¿Qué debemos buscar en los candidatos de elección popular? Aquí algunas ideas: el mejor gobierno no es el más grande, sino el más pequeño.
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Cada vez que tenemos que elegir a nuestros gobernantes, surgen muchas inquietudes sobre lo que ofrecen en sus campañas como candidatos. Con pocas excepciones, los aspirantes a puestos de elección se llenan la boca diciendo lo que van a hacer para complacer a su audiencia y, así, ganar los votos necesarios para alcanzar el poder. Llegar al poder es lo más importante; luego, harán lo que les convenga para mantenerlo. Esto es lo que la teoría del Public Choice nos explica en todas partes.
La democracia es solo un vehículo para alternar el poder, pero es un sistema imperfecto que en algunos lugares favorece a quienes mejor conocen el sistema y no a los mejores. El objetivo de los candidatos es controlar todas las instancias de poder para gobernar a placer; es decir, tratar de tener bajo su mando la supuesta división de poderes. Se trabaja para dominar espacios en los poderes Judicial y Legislativo, de manera que el poder Ejecutivo no tenga oposición. Esto es lo que ha ocurrido legalmente en El Salvador, por ejemplo.
También ha sucedido en muchos otros países donde la permanencia en el poder no ha sido legítima, como en Venezuela, Nicaragua y Cuba, entre otros. Cuando el poder está dividido, comienzan las negociaciones de intercambio de favores entre diferentes grupos, haciendo que todos lleguen a un acuerdo a cambio de futuras concesiones. Los ofrecimientos de campaña se desvanecen y, para lograr el apoyo de los opositores, se pagan los favores con legislación. El resultado es el incremento del gasto público y de impuestos.
Un gobierno que se concentre en reducir la inseguridad y mejorar el sistema de justicia es fundamental para que la sociedad funcione civilizadamente y atraiga inversiones.
Con pocas excepciones, hay quienes gobiernan de manera clara y consistente de acuerdo con sus ofrecimientos de campaña. Un caso es Milei, en Argentina, quien, a pesar de no tener mayoría en el Legislativo, ha logrado avanzar en su agenda de reducción del gasto público, seguridad, déficit e inflación. No ha logrado todo lo que quería por la falta de mayorías en el Legislativo, pero en las elecciones de medio término podría conseguirlo y avanzar mucho más rápido en la recuperación de una Argentina próspera y vibrante.
¿Qué debemos buscar en los candidatos de elección popular? Aquí algunas ideas: el mejor gobierno no es el más grande, sino el más pequeño. Un gobierno que se concentre en reducir la inseguridad y mejorar el sistema de justicia es fundamental para que la sociedad funcione civilizadamente y atraiga inversiones. Es necesario eliminar ministerios que no tengan que ver con la misión básica y original del gobierno, que son la seguridad y la justicia. Debemos lograr una moneda sana en la que las personas puedan elegir y usar la moneda que más les convenga, incluso para pagar impuestos. El gobierno no tiene que hacer todo lo que se le ocurre, pues la iniciativa privada lo hace mucho mejor, tanto en eficiencia como en calidad. Si el gobierno ha de apoyar a los menos afortunados, debe ser de manera complementaria y selectiva, mediante subsidiariedad: ayudando con bonos a cambio de educación o salud, siempre y cuando la persona realmente lo necesite y solo mientras dure esa necesidad. Estos bonos se intercambiarían en escuelas y hospitales privados, evitando lo público, debido a su ineficiencia. La justicia puede ser impartida principalmente por instituciones de arbitraje e instancias menores; solo algunos casos penales deberían ser resueltos por el sistema de justicia pública. Cárceles, aeropuertos, carreteras, puertos, correos, electricidad, minería, agua potable, etc., deben ser todos privados. Ninguna empresa que brinde servicios al público puede ser pública. Los precios y salarios deben ser libres, sin intervención estatal de ningún tipo. Es imprescindible eliminar permisos y licencias.