La expansión del Corredor Seco: una señal de alerta ambiental

La expansión del Corredor Seco: una señal de alerta ambiental

El Corredor Seco se expande en Guatemala, afectando especies únicas y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria por la pérdida de biodiversidad.

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26/04/2025 09:51
Fuente: Prensa Libre 

El cambio climático, sumado a la deforestación y al cambio de uso de suelo, está acelerando la transformación de áreas húmedas en zonas áridas en Guatemala. Esto provoca una doble amenaza: el avance del Corredor Secoy la pérdida de biodiversidad en una región vital.

“Los patrones de lluvia han cambiado. Hace 20 años había humedad incluso en época seca; hoy eso ha desaparecido”, advirtió Gerardo Paiz, subsecretario ejecutivo del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap).

El Corredor Seco abarca 46 municipios, donde se estima que 1.6 millones de personas viven con inseguridad alimentaria y desnutrición, resultado directo del impacto climático. Sin embargo, este ecosistema va más allá de su apariencia árida: alberga una riqueza de especies que desempeñan funciones esenciales para la vida humana, como la retención de humedad en el suelo.

Un ecosistema vital en crisis

El bosque seco está lejos de ser un desierto estéril. Existen alrededor de 52 especies de cactáceas en Guatemala, de las cuales 27 se distribuyen en el Corredor Seco y están en peligro de extinción, según la Lista Roja Nacional.

“La flora está bajo más presión porque la humedad del suelo ya no es la misma”, explicó Paiz. El cambio de vegetación, con la pérdida de árboles y plantas de raíces profundas, reduce la capacidad del suelo para conservar la poca humedad disponible, afectando tanto a la biodiversidad como a las comunidades humanas.

Además, la desviación de ríos y corrientes para usos agrícolas y domésticos ha reducido el acceso al agua natural, incrementando la presión hídrica en estos ecosistemas.

Especies al borde del colapso

La Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) alerta que en el bosque seco del valle del Motagua hay más de 20 especies en peligro de extinción.

Entre ellas sobresale el “Niño Dormido” (Heloderma charlesbogerti), un lagarto venenoso endémico de Guatemala y uno de los cinco más venenosos del mundo, del que se estima quedan apenas 500 ejemplares debido a la pérdida de hábitat.

También preocupa la desaparición de polinizadores como abejas, insectos y murciélagos, esenciales para la agricultura. El murciélago magueyero menor (Leptonycteris yerbabuenae), clave en la polinización de suculentas y cactus, se encuentra en riesgo, lo que podría agravar la inseguridad alimentaria en el país.

Otras especies amenazadas incluyen la iguana verde, el garrobo, la mazacuata, diversas bromelias y árboles como la caoba del sur.

“Cada especie que desaparece es una función ecológica que se pierde. Y si se pierde la función, también se pierde la vida que depende de ella. Eso nos incluye a nosotros”, enfatizó Paiz.

La sequía avanza y el futuro es incierto

La expansión del Corredor Seco es una señal del grave deterioro ambiental. Áreas que antes eran húmedas ahora se secan, reduciendo la capacidad del suelo para retener agua. A ello se suma que más del 90% de las fuentes de agua en Guatemala están contaminadas.

“Podríamos decir que las áreas secas de Guatemala se están extendiendo, desplazando a las zonas húmedas”, señaló Paiz, aunque reconoce que aún no se tiene un dato completo sobre el impacto de esta transformación.

Actualmente, Conap trabaja en coordinación con instituciones académicas para investigar y entender mejor los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad nacional.

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Acciones urgentes para proteger el bosque seco

Ante este panorama, Conap propone medidas urgentes:

  • Restaurar ecosistemas de bosque seco.
  • Fortalecer la educación y concienciación social.
  • Promover el respeto a las leyes de caza.
  • Combatir el comercio ilegal de especies.
  • Impulsar la investigación científica sobre los impactos del cambio climático.

“Estamos perdiendo no solo especies, sino también la posibilidad de tener más comida disponible para nosotros mismos”, concluyó Paiz.

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