El Gobierno de Estados Unidos aceptó este miércoles 21 de mayo, de forma oficial, el Boeing 747 ofrecido por Catar para ser usado como avión presidencial Air Force One, el cual ha sido objeto de controversia por los interrogantes que suscita en temas de inteligencia y seguridad.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, indicó en una declaración a la prensa que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha aceptado dicho avión “de conformidad con todas las normas y reglamentos federales”.

“El Departamento de Defensa trabajará para garantizar que se consideren las medidas de seguridad adecuadas y los requisitos de la misión funcional para una aeronave utilizada para transportar al presidente de Estados Unidos”, agregó.

Para mayores detalles, remitió a la Fuerza Aérea.

Sobre la oferta de catarí

La noticia sobre la oferta catarí se filtró a mediados de mes y desde el inicio fue recibida con escepticismo, incluso entre las filas republicanas, que dudan que el complejo proceso necesario para adaptar la aeronave a los requisitos de seguridad justifique su aceptación.

“Podría ser un estúpido y decir: ‘No, no queremos un avión gratis y carísimo’, pero me pareció un gran gesto”, expresó posteriormente el presidente Donald Trump, en su red Truth Social, donde negó que se trate de un regalo personal y aseguró que, al concluir su segundo mandato, en 2029, dejará de utilizarlo y lo depositará en su biblioteca presidencial.

El primer ministro de Catar, Mohamed bin Abdulrahmán, aseguró este martes que su ofrecimiento es algo “normal entre aliados” y no un “soborno”.

Según informó la cadena CNN, contradiciendo la versión oficial, fue la administración republicana la que contactó inicialmente al reino catarí.

El ofrecimiento ha provocado críticas de aliados y detractores por igual, quienes citan una disposición de la Constitución que prohíbe a los funcionarios públicos aceptar regalos de gobiernos o representantes extranjeros.

Un grupo de senadores demócratas, integrantes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, denunció en un comunicado que el obsequio representa “un claro conflicto de intereses” e “invita a la influencia extranjera” en Estados Unidos.

La implicación de Catar surge tras la decepción de Trump ante los reiterados retrasos que acumula Boeing en la fabricación de un nuevo Air Force One.

Durante su primer mandato (2017-2021), el republicano ordenó al Pentágono desembolsar US$3,900 millones para un par de Boeing 747-8 que servirían como la próxima generación del Air Force One. La Casa Blanca declaró en febrero pasado que el proyecto “lleva cinco años de retraso, pospuesto hasta 2029 o más tarde, a pesar de que el contrato se adjudicó en 2018”.

🇺🇸🇶🇦 | Estados Unidos aceptó el avión, conocido como "Palacio Volador", que está valorado en 400 millones de dólares como regalo de Qatar y se le pidió a la Fuerza Aérea que determine una forma de modernizarlo rápidamente para usarlo como un nuevo Air Force One. pic.twitter.com/6Djswvnjop

— Alerta Mundial (@AlertaMundoNews) May 21, 2025

No obstante, convertir el avión de lujo ofrecido por Catar en uno apto para la función presidencial podría costar cientos de millones de dólares y requerir hasta dos años, debido a la instalación de equipo de seguridad, sistemas de comunicación y capacidades defensivas.

Esa situación ha generado cuestionamientos, incluso entre los republicanos. Para el senador Ted Cruz, de Texas, aceptar ese avión “plantea importantes problemas de espionaje y vigilancia”, una opinión compartida por legisladores demócratas como Jack Reed, quien ha advertido sobre los riesgos de permitir que una nación extranjera tenga acceso potencial a sistemas y comunicaciones sensibles.